Sunday, September 11, 2011

Sep |11 | Dos gemelas

Palabra para meditar– RECORDAR

Mateo 24:37-44
“La venida del Hijo del hombre será como en tiempos de Noé. Porque en los días antes del diluvio comían, bebían y se casaban y daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no supieron nada de lo que sucedería hasta que llegó el diluvio y se los llevó a todos. Así será en la venida del Hijo del hombre. Estarán dos hombres en el campo: uno será llevado y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo: una será llevada y la otra será dejada. Por lo tanto, manténganse despiertos, porque no saben qué día vendrá su Señor. Pero entiendan esto: Si un dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, se mantendría despierto para no dejarlo forzar la entrada. Por eso también ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen.”



Dos gemelas
En Inglaterra para mí
Era un salón de una fría cabaña de campo
Calentado por las monótonas noticias de luto de la media tarde, y
Una de las espigadas torres del elegante
Y animado distrito financiero
Estaba humeando como pistola

Parloteo

Había parloteo
No importó
No importó
No detuvo la precipitación acelerada de un
Segundo tubo, lleno de combustible y de almas
que se agitaban y gritaban frenéticamente al chocar contra la torre dos...
Dos...
Dos...
Dos gemelas
Tambaleándose y meciéndose como un boxeador
Derribadas pero no caídas aún, y el mundo estaba llamado
Llamando
Llamando
Algunos
Afligidos
Alterados y
Quemados
Mientras la Muerte compraba
El café del martes en la mañana
Un día después
Las chicas de la fábrica de pegamento, llenas de sangre
Se toman de las manos
¡Dios mío!
Se toman de las manos y
Escogen el cielo y
La tierra que emerge con rapidez, para morir y
Juntas
Saltan a la eternidad

Dos gemelas exprimiendo la sangre de la vida de cada
Dedo apretado y fundido

Como un banano que se quita su propia cáscara
Cayeron de rodillas y cerraron sus párpados
Desmoronando sus hombros una vez sólidos en el suelo tan gris como lienzo
La muerte de los gigantes no es
Hermosa nunca
La muerte de los gigantes no es
Pura nunca

La luz resplandeciente
Como una Campanita cansada
Abandonó sus ojos y
La oscuridad todo lo llenó
El avión picoteó la carne de
Las cuencas abiertas
Y ya
En el espacio entre el llanto
Pude escuchar las bombas cayendo veloces
Cayendo y golpeando como un puño
A través del escritorio de la Casa Blanca


Medita: “En aquella ocasión algunos que habían llegado le contaron a Jesús cómo Pilato había dado muerte a unos galileos cuando ellos ofrecían sus sacrificios. Jesús les respondió: ¿Piensan ustedes que esos galileos, por haber sufrido así, eran más pecadores que todos los demás? ¡Les digo que no! De la misma manera, todos ustedes perecerán, a menos que se arrepientan. ¿O piensan que aquellos dieciocho que fueron aplastados por la torre de Siloé eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? ¡Les digo que no! De la misma manera, todos ustedes perecerán, a menos que se arrepientan.” Lucas 13:1-5

Ora: Señor, ayúdanos a estar siempre preparados, ya sea para nuestra partida o para Tu inminente venida. Amén.

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