Tuesday, September 20, 2011

Sep | 20 | Mentitas amargas

Palabra para meditar– REAL

Mateo 21:12-13
“Jesús entró en el templo y echó de allí a todos los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas. Escrito está —les dijo—: Mi casa será llamada casa de oración pero ustedes la están convirtiendo en cueva de ladrones.”

Mentitas amargas

Hoy escribo desde el Starbucks del aeropuerto internacional de Louisville, en Kentucky. Louisville es un lugar extraño; de hecho, ¡se esfuerza mucho por ser extraño! Es como un estudiante de primer año que realmente no se siente cómodo ni en su casa, en su propio cuerpo, y por lo tanto, al estar fuera de lugar, al estar fuera de su zona de confort, siempre está esforzándose mucho por verse como estudiante. “Hey, ¡mírenme!”, dice: “maleta rara, cerveza Bud, piercings, tatuajes, jeans rotos y camisetas con una imagen ofensiva pero de moda. Sí, ¡mírenme! ¡mírenme!, ¡Soy un estudiante!”. Louisville se esfuerza mucho por ser extraño. Realmente no debería esforzarse tanto, porque las placas tectónicas espirituales del sur y del norte de Estados Unidos se encuentran justo debajo del profundo lecho del río Ohio, y el roce contínuo y una vista al Sur en tiempos antiguos, siempre absorbente como intestinos espáticos en el presente imponente del Norte durante una cálida noche, fuerza a que una flatulencia nociva se emita y burbujee el gas del mounstruo verde a lo largo del valle del río Ohio, llenando a la gente de una necesidad enfermiza de ser diferente, y ser diferente de una manera muy diferente, pero muy extraña. No, no es solamente la endogamia la que causa la rareza en Louisville; es el choque titánico y contínuo de dos frentes espirituales, que al final siempre aspira y saca a volar a las personas hacia el Oeste, incluso hasta Seattle. Kentucky siempre ha sido un punto de partida para aquellos que se dirigen al Oeste. Extraño pero real.

No es de sorprender entonces que un lugar como ese produzca una cantidad de individuos extraños, uno de los cuales es considerado el fundador del periodismo Gonzo, el señor Hunter Stockton Thompson. Una de mis citas favoritas de él, tiene que ver con la industria musical y dice: “El negocio de la música es una trinchera de dinero, cruel y superficial, un largo vestíbulo de plástico en el que los ladrones y proxenetas corren libres, y los hombres buenos mueren como perros. También hay un lado negativo”. ¡Ja! Me gusta esta cita porque aplica a cualquier negocio exitoso, que mientras utiliza los talentos de los artistas y comerciantes, al final está detrás de las ganancias más que de la excelencia. Pueden tenerlas ambas; si tienen fe para creer, ¡supongo que pueden tenerlas ambas! No obstante, a menudo me encuentro con que en realidad, siempre hay una contrapartida entre las ganancias y la excelencia. ¡Es cierto! Vayan a cualquier librería cristiana y verán que la presencia de montones de estanterías llenas de tonterías publicadas, y bien publicitadas, es buen testimonio de ello.

Esto me lleva en esta noche a una revisión de la realidad para aquellos involucrados en el mercado cristiano; y que Dios nos ayude, porque en esta era en la que vivimos actualmente, una era de Iglesia Laodiceana impulsada por el consumismo, todos estamos involucrados en el negocio del cristianismo a algún nivel. Desafortunadamente, aquellos de nosotros que realmente trabajamos en él, que intentamos ganarnos la vida con él, sabemos que es más despiadado, cruel, más descuidado, más rudo y sin amor de lo que el ambiente secular podría ser jamás y de lo que por ley se le permitiría ser. ¡Ustedes saben que es verdad! ¿Cuántos de ustedes preferirían hacer negocios con cristianos en lugar de con no-cristianos? ¿Cuántos de ustedes se han sentido traicionados por la industria religiosa? Si me dieran un dólar por cada persona que conozco que tiene la ‘quemadura’ hecha por la industria religiosa y el olor a desilusión que ésta produce, podría retirarme a Tenerife y vivir espléndidamente por el resto de mi vida.

El Reino de Dios no es de este mundo, aunque sería bonito ver una manifestación ocasional de él en la industria publicitaria cristiana, en la industria clerical cristiana, en la industria de formación teológica cristiana, en la industria de la iglesia local cristiana, de hecho en todas las muchas y variadas industrias cristianas que hemos creado. Sin embargo, en la locura impulsada por el dinero que hay en todo ello, es muy difícil amigos, es muy difícil ver el Reino.

Yo he hecho las paces con la industria cristiana religiosa, al reconocerla por lo que es. Es como un estudiante de primer año que realmente no se siente ni cómodo ni en su casa en su propio cuerpo, está fuera de lugar, fuera de su zona de confort, ... ya saben, esforzándose mucho por ser estudiante. “Hey, ¡mírenme!”. Le dice al mundo que lo observa y a las masas que llenan nuestras bancas: “¡Mírenme! Biblia personalizada grabada con láser de carburo de tungsteno, barba de chivo excesivamente larga, piercings pinchados con los clavos de la cruz, ‘oh, la maravillosa cruz’, que mantiene los orificios abiertos. Tatuajes estilo Klingon celta, con versículos de las Escrituras en hebreo y en griego, jeans rotos y camisetas negras con un Jesús estilo Ché Guevara con espinas, goteando sangre en sus tenis Nike, y ¡audífonos de iPod en sus oídos con las últimas bandas cristianas! Sí, mírenme, ¡mírenme! Soy un cristiano y la industria religiosa me ha armado hasta los dientes para satisfacer las demandas de la era moderna, ¡vengan y tómenlo mientras esté caliente!”.

Francamente, la industria cristiana religiosa es un poco extraña, y si no tienen cuidado, puede arrancarles la mano; además me he dado cuenta de que las infecciones producidas por los mordiscos de la industria cristiana religiosa son particularmente desagradables.

No estoy despotricando en esta noche, en verdad, sólo estoy usando un poco de Gonzo, sólo estoy mezclando algo de los hechos con algo de ficción para probar una idea, y si todavía no entienden la idea, entonces permítanme hablar con toda claridad: Todo lo que nosotros los cristianos compramos y la mayor parte de lo que vemos, oímos y construimos, no tiene absolutamente nada que ver con el Reino de Dios, sino que más bien tiene todo que ver con los negocios, las ganancias y el dinero.

Monten la bestia si quieren, pero sean muy cuidadosos de no caer bajo las pisadas de sus pezuñas. En esta noche me pregunto qué habría dicho Hunter Thompson acerca de la industria cristiana religiosa. ¿Qué creen ustedes que habría dicho?

Medita: “Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas.” Mateo 6:24

Ora: Señor, ayúdame a tocar y saborear, a oír y ver, a sentir y disfrutar de la realidad de Tu Reino. Señor, que Tu Reino venga y Tu voluntad se haga en mi vida, en nuestras vidas, en todos los niveles imaginables. Amén.

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