Thursday, September 22, 2011

Sep | 22 | La boda entre la locura de medianoche y las mañanas otoñales

Palabra para meditar– ESPERAR

Apocalipsis 2:28
También le daré la estrella de la mañana.

La boda entre la locura de medianoche y las mañanas otoñales

Fue el psicólogo norteamericano Harry Levi Hollingworth quien escribió un estudio introspectivo y analítico de la psicología de la somnolencia. En él, aparentemente recuerda un sueño que tuvo, en el que durante la noche, vio revelado ante sus ojos, el secreto entero del universo; y en semejante estado de conmoción, al pasar del sueño al estado de somnolencia, por temor a olvidar el secreto, logró alcanzar un pedazo de papel que estaba junto a su cama, y escribió la revelación. Habiendo culminado su tarea febril, satisfecho pasó de nuevo de la somnolencia al más profundo y reparador de los sueños. Llegó la mañana y con ella, el recuerdo del secreto escrito. Buscó a toda prisa el papel doblado en el que había escrito a mitad de la noche, lo abrió y leyó en voz alta las palabras del secreto revelado del universo, y helas aquí: “Un fuerte olor a trementina lo impregna todo”. Es el General Mayor Sir John Kennedy quien utiliza este “secreto del universo”, para expresar algunas palabras de sabiduría para nosotros en esta noche: Helas aquí: “Las ideas brillantes en medio de la noche, ¡no siempre son muy brillantes en la mañana!”. Eso me gusta.

Mientras escribo esta meditación, hoy comienza el otoño, mi estación favorita. Aunque es hermosa, sobria y suculenta, siempre anuncia su llegada primera con garbo retumbante, revistiendo siempre en la mañana mis dedos de los pies, con el azul pálido de una frescura semi-escarchada, que se eleva por entre mis pies desde el suelo de la cocina enchapado en café, haciéndome contemplar las hojas de los árboles ya ensortijadas, todas mirándome a mí a su vez con la misma sorpresa fría, con sus ojos brillantes, semisólidos y ligeramente temblorosos. Sí, el otoño siempre comienza con una epifanía de frialdad y expectación en las mañanas. Me gusta eso, porque el otoño es una estación muy sensible ya que te fuerza a enfrentar tus días con los ojos bien abiertos, en sorpresa fría y expectante.

La locura de la medianoche siempre se templa con la luz de la mañana. Porque la luz fría del día siempre arroja con ella un brillo especial sobre los planes y preparativos. Cuando esto sucede, las cosas tontas se hacen más pequeñas y desaparecen un una risa maníaca, para nunca más ser vistas. Dejen que se vayan. No hablen más de ellas. Las cosas sólidas de la noche, no obstante, deben permanecer. Esas deben conservarse, y debe hablarse de ellas con frecuencia, porque les digo que si pueden ‘casar’ a esta locura aparente de medianoche con todas las mañanas otoñales maravillosas, entonces los retoños de este ‘matrimonio’, pelirrojos y vibrantes, serán ideas muy buenas, muy estudiadas, proveídas de cosas, y exitosas en todo sentido. Sí, todas ellas tendrán éxito y prosperarán.

Venus es la estrella de la mañana, el heraldo del día que aparece vestido de luz, mientras la gran oscuridad huye. El planeta, vestido así con la luz primera, se convierte para nosotros, que esperamos la mañana, en una promesa sólida de la fidelidad y bondad de Dios. En nuestro versículo inicial de esta noche, es evidente que el Sol de Justicia les dará un poco de belleza sólida y brillante a aquellos que se aferren a Sus enseñanzas, a aquellos que ‘casen’ su propia locura de medianoche con todas las mañanas de Su bondad. Asegúrense entonces de traer todos sus sueños a las mañanas otoñales, y vean si van a vivir. Sí, ¡vean si van a ‘casarse’!

Medita: “Espero al SEÑOR con toda el alma, más que los centinelas a la mañana. Como esperan los centinelas la mañana, así tú, Israel, espera al SEÑOR. Porque en él hay amor inagotable; en él hay plena redención. Él mismo redimirá a Israel de todos sus pecados.” Salmos 130:6-8

Ora: Señor, traigo ante ti todos mis pensamientos de medianoche y los someto a Tu Palabra. Que la luz derrita la locura, y que yo pueda ‘casar’ lo que queda bueno con toda Tu grandeza y toda Tu fidelidad. Te pido que todos mis días estén revestidos de justicia, y que todos mis planes prosperen. En el nombre de Jesús. Amén.

 

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