Monday, September 26, 2011

Sep | 26 | Los hechos, como son

Palabra para meditar– FUERTE

Ezequiel 16:25
“¡No hubo esquina donde no te exhibieras para prostituirte! ...y fornicaste sin cesar.”

Los hechos, como son

No soy pornógrafo... aunque pudiera serlo. No, el abuso y la utilización indebida de las mujeres en las revistas de moda y en la mercadotecnia por internet, para mí son una ofensa contra todos los hombres de verdad, y una abominación ante Dios, porque el lecho matrimonial debe ser santo y sin mancha. Claro que sí, de acuerdo con la Biblia, ¡el sexo es bueno, grandioso y además santo! ¡Qué maravilla! Imagínense eso. Bueno, no se imaginen tanto todavía...

Entonces, tomar una cosa maravillosamente santa como es el sexo, y arrastrarlo por entre la basura, es una ofensa terrible para el don de Dios, y es también una gran mancha en Su hermosa creación. No obstante, no tengo ningún problema con las obras de arte que muestran pechos extraños y derrieres desnudos; todo es un problema de contexto, un problema de lo que se está describiendo y diciendo. Sí, el uso incorrecto del sexo es una cosa terrible, pero la mala interpretación de la representación desnuda es sencillamente inmadura y tonta. Como orador, de la misma manera supongo, las palabras desnudas que utilizo deben también tener algún “contexto” artístico importante, para que tampoco ellas se vuelvan pornográficamente ofensivas. Sí, eso suena bien, ¿verdad? Sin embargo, Dios no parece obedecer a estas mismas reglas culturales.

Tomemos nuestro versículo para esta noche, por ejemplo. Es simple, no esconde nada y no tiene palabras que puedan malinterpretarse. Es real, es directo y es sumamente ofensivo, y ¡es Dios quien está hablando! ¡Imagínense a un Pastor o a un miembro de la iglesia utilizando ese tipo de lenguaje! ¡Sería excomulgado! No, aquí no pongan a jugar la carta del contexto cultural, porque en cualquier cultura el impacto de estas palabras de nuestro versículo, tiene más ofensa y poder de lo que podamos imaginar jamás. Dios lo sabía y de cualquier manera así lo usó. Dios habla muy ofensivamente aquí. No le importa. No se muestra cortés, ni tampoco respetuoso.

Verán, el problema con las palabras que se dicen tan claramente, con las palabras que no ‘tienen’ costumbres culturalmente respetables, es que las imágenes que describen son escandalosas. De hecho, en ocasiones describen un retrato tan enorme, que sólo el contexto vasto e ilimitado de la mente puede dar cabida a esas imágenes verbales pintadas en él. Entonces tenemos que tener cuidado con el tipo de imágenes que describimos con las palabras de nuestra boca, ¿cierto? Quiero decir, la cita poética de la noche anterior, tomada del ‘Poeta ladrón de bancos Black Bart’ fue bastante ofensiva; imagínense encontrar “eso” en un devocional cristiano. Es un buen trabajo y sólo fue arte verbal, ¿no? Pero lo que es más importante para mí, es que es un buen trabajo en el que yo no llegué tan lejos como Jesús, refiriéndome a expresar ofensas verbales culturales y religiosas sorprendentes. ¡Puf! Gracias a Dios que yo no llegué tan lejos como Jesús en lo que se refiere a ser ofensivo con mi lenguaje. Verán, Dios es a menudo bastante ofensivo. No le importa. No es cortés y no es respetuoso.

¿Debo ser valiente? Sí, creo que sí. ¿Por qué no? Permítanme presentarles en esta noche, entonces, algunas de las palabras más ofensivas jamás pronunciadas. ¡Son tremendas! ¡Son escandalosas! ¡Incluso increíbles! No obstante y desafortunadamente son palabras verdaderas, y la pasión con la que fueron pronunciadas es con toda razón poderosa ¡e incluso condenatoria! Tanto es así, que llevaron al hablante a la muerte. Escuchen, Jesús hablando a hipócritas religiosos dice: “Si Dios fuera su Padre —les contestó Jesús—, ustedes me amarían, porque yo procedo de Dios y vine de Dios. No he venido por mi propia cuenta, sino que Él me envió. ¿Por qué no entienden mi modo de hablar? Porque no pueden aceptar mi palabra. Ustedes son de su padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio éste ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira!” Juan 8:42-44

Ahora amigos, para nosotros no es trascendente si alguien nos ofende diciéndonos que somos “¡un mentiroso y asesino hijo de Satanás!”, sin embargo, cuando Jesús gritó y soltó esta bofetada verbal a los eruditos y los fariseos, todas las madres que escuchaban empezaron a taparles los oídos a sus hijos. Todas las abuelas decían ¡bah!, y aspiraban profundamente mientras sacudían sus cabezas en escandalosa incredulidad. ¡Todos los fariseos buscaban piedras y todos los discípulos estaban con ojos y bocas bien abiertas, observando a Jesús con incredulidad! Es escandaloso, lo sé, pero no es nada comparado con otro lugar, en donde realmente va a ponerse salvaje con las palabras que les dice, y va a sacar Sus grandes pistolas verbales y a dispararlas con una fraseología que nunca antes han escuchado. Nombres que explotan como metrallas ardientes en los oídos retumbantes de los grandes hipócritas pomposamente piadosos y corteses, que han quedado sordos, y cuyo elegante lenguaje religioso ha camuflajeado una infectada y perdida realidad. “Sepulcros abiertos”, dice, “paredes blanqueadas y nidos de víboras”, dice, y mucho más, aparte de eso. Sí, seguramente hay muchos cristianos respetables y religiosos que estarán agradecidos de que no todas las obras y palabras de Jesús hayan quedado registradas completamente.

El cristianismo es para hombres de verdad. Hombres con espadas, hombres anhelantes por acción; hombres deseosos de arriesgar sus vidas por el Evangelio; hombres que puedan enfrentar leones y los toros más poderosos, que puedan asirlos por los cuernos, verlos a los ojos y decirles la verdad a todo y no tan glorioso color, aunque les cueste la vida. Las palabras de Jesús son para hombres, porque son pronunciadas por el mejor de los hombres.
Las mujeres de Dios, de vida fuerte y de palabras seguras, vibran en su corazón y lloran a Sus pies, sirven con su canto, tenaces y tiernas, dispuestas a espigar en los campos de Booz, dispuestas a trabajar largamente, a amar mucho, a esperar mucho y a exigir la dignidad que merecen en cada mercado al que llegan a comerciar. Las palabras de Jesús son para las mujeres de verdad que están cansadas de las mentiras.

Tengo que decirles a algunos de ustedes en esta noche, que es tiempo de crecer. Es tiempo de portarnos como verdaderos hombres y mujeres de Dios; es tiempo de dejar a un lado las ofensas, y empezar a ser como Cristo. El cristianismo no es cortés. El cristianismo no es respetable. El cristianismo es como su Fundador, como su Comandante en jefe: es Justo, Fuerte y Santo, y así es como ustedes y sus oídos deben volverse.

¡Paso mi tiempo animando a la gente a que se acerque a Cristo! Paso mi tiempo animando a la gente a que se acerque a la iglesia, pero les digo en esta noche, que en el caso de algunos de ustedes, necesito animarlos a dejar sus Biblias de cuero rojo, grabadas con letras doradas, y a unirse a los Masones o al Instituto de Mujeres o a algún otro clubecillo inofensivo. Digo esto porque Jesús y Su causa no son para ustedes. Francamente, su enfoque cortés y de ‘cuello alto’ en relación con el hermoso y eterno Evangelio, está manteniendo a la gente alejada del Reino; sí, está manteniendo alejados a millares. Los invito en esta noche ya sea a salvarse y hacerse verdaderos hombres y mujeres de Dios, o a irse, ¡porque me pregunto si verdaderamente conocen al Jesús real de la Biblia real, en carne y en palabra viva!

Medita: “¡Tercos, duros de corazón y torpes de oídos! Ustedes son iguales que sus antepasados: ¡Siempre resisten al Espíritu Santo! ¿A cuál de los profetas no persiguieron sus antepasados? Ellos mataron a los que de antemano anunciaron la venida del Justo, y ahora a éste lo han traicionado y asesinado ustedes, que recibieron la ley promulgada por medio de ángeles y no la han obedecido. Al oír esto, rechinando los dientes montaron en cólera contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios. ¡Veo el cielo abierto —exclamó—, y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios! Entonces ellos, gritando a voz en cuello, se taparon los oídos y todos a una se abalanzaron sobre él, lo sacaron a empellones fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo. Los acusadores le encargaron sus mantos a un joven llamado Saulo. Mientras lo apedreaban, Esteban oraba. Señor Jesús —decía—, recibe mi espíritu. Luego cayó de rodillas y gritó: ¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Cuando hubo dicho esto, murió.” Hechos 7:51-60

Ora: Señor, perdóname por tratar Tu casa como un club para ancianas. Señor, que las palabras de mi boca, las meditaciones de mi corazón, la pasión de mi latir y la presencia de mi verdadero ser, sean aceptables delante de Tí, oh Dios, fortaleza mía y redentor mío. ¡Amén!

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