Sunday, October 2, 2011

Oct | 02 | El Abre-brechas

Palabra para meditar – ROMPER

Miqueas 2:13
“El que abre brecha marchará al frente, y también ellos se abrirán camino; atravesarán la puerta y se irán, mientras su rey avanza al frente, mientras el Señor va a la cabeza.”

El Abre-brechas

Nuestro texto para esta noche le atribuye a Jesús un nombre con el que no estamos demasiado familiarizados: “Jesús, el abre-brechas”.

Este texto hace referencia a la liberación de los judíos y a su reunificación con su Dios. Es un texto lleno de esperanza; y esa esperanza y esa liberación, esa esperanza y ese reclamo, esa esperanza y esa victoria, se fundamentan nada menos que en la llegada del Mesías al caos de ese momento, y Su nombre en ese punto es “El Abre-brechas”.

¿Alguna vez se han imaginado el estilo de las puertas del infierno, esas mismísimas puertas que de acuerdo con las profecías no prevalecerán contra la iglesia del Dios vivo? ¿Alguna vez se han preguntado quizá cuál es su forma? Algunos se las imaginan lineales, como una gran muralla movible, que en ocasiones se retira ante los cristianos que avanzan, pero que sobre todo se abre paso lenta y decididamente hacia los hijos que han sido derrotados y a quienes El ama, mientras que los demonios gritan insultos y lanzan dardos ardientes, que caen desde sus muros sobre nuestras cabezas compradas con sangre. Imaginémonos a nosotros mismos como pobres cristianos hostigados, que se retiran más y más cada vez, hacia áreas más seguras para nuestras almas y nuestras vidas.

Desafortunadamente, la experiencia me ha enseñado que no existe lugar para semejante retirada segura. Verán, las puertas del infierno son, de hecho, circulares. En otras palabras, las puertas del infierno me rodean, como si yo fuera el centro de algún círculo que siempre decrece y colapsa, desagradable y restrictivo que consume la luz. ¡Entonces aquí no puede uno retirarse hacia ningún lugar seguro! Cuando las puertas del infierno caen sobre nosotros de esa manera, nos rodean, nos restringen, limitan nuestro movimiento, nos amarran, nos quebrantan, nos colocan en la servidumbre de una condena coercitiva. Sí, cuando las puertas del infierno avanzan, queridos amigos, no hay retirada para el cristiano, sólo hay esclavitud.

Estos apretados grilletes de restricción, bien sean una adicción, bien sean un estado mental o incluso un estado del corazón, se convierten para nosotros en un baluarte circundante, incluso en un territorio geográfico, y como una tiranía tortuosa, ¡nos impone su voluntad que nos recubre y nos tortura! Estos apretados grilletes de monstruosa restricción, pueden ser un sumidero financiero que nos está dejando secos, o un foso infestado de temor, lleno de lagartos que nos esperan para destrozarnos si osamos alguna vez cruzarlo; y amigos, rara vez osamos cruzarlo, porque para cuando ese círculo se reduce hasta un punto de contracción que nos estrangula, la esclavitud y la oscuridad que nos está quitando la vida se han vuelto tan severas, que perdemos toda nuestra fuerza, y lo más importante, perdemos toda nuestra esperanza. Mientras escribo, hay millones que son devorados vivos por un círculo de mucho abatimiento. Las puertas circulares del infierno, por ahora, han prevalecido contra ellos.

Aquellos de nosotros que nos encontramos en esta condición “canibalizante”, sólo necesitamos que Cristo “el Abre-brechas” ¡aparezca entre nosotros! Necesitamos que Él, el Martillo Santo del Señor Dios Todopoderoso, aparezca dentro de nuestros círculos llenos de muerte, y estalle como una presa de Asuán que se rompe sobre las puertas del enemigo, o explote como una bomba poderosa en contra de sus estacas opresoras, o se arroje como un carnero gigante contra las calientes y ardientes puertas de metal del infierno, derribando a cabezazos los muros ardientes y abriendo unas grandes brechas para que nosotros, a salvo, los crucemos; y luego, como el Rey que es, se levante en el vacío, sobre Su corcel relinchante, Su espada plateada y reluciente en alto, un nombre tatuado en Su muslo, el cielo ahora dorado encima, soldados angélicos cayendo de lo alto, todos para abrir un camino, y lo digo otra vez, todos para abrir un camino para nosotros, ¡para que salgamos de estos círculos de terror, que nos estrangulan!

Entonces en esta tarde, invoquemos juntos este nombre a veces olvidado de Jesús, nuestro Salvador, para que Cristo, como ‘Abre-brechas’, aparezca entre nosotros en la mañana, y aplaste y vuelva añicos estas puertas del infierno, que de tal manera lastiman nuestras almas abatidas en esta noche.

Medita: “‘¿No es acaso mi palabra como fuego, y como martillo que pulveriza la roca? —afirma el Señor—’” Jeremías 23:29

Ora: Oh Poderoso en Batalla, Comandante de todos los Ejércitos angélicos; oh Capitán, oh mi Capitán, por favor ven a rescatarme de estos muros que me ahogan. Señor, toma Tu gran Martillo y rompe en pedazos estas rocas de imposición maligna, que se levantan delante de mí como montañas malévolas, dispuestas a llevarme hacia la distracción, y dispuestas a empujarme hacia la destrucción. Toda mi fuerza, toda mi valentía y toda mi esperanza se han ido. No tengo planes de escape mi Señor, no tengo método, y no tengo rescate para negociar. Mi única esperanza es que Tú, como Cristo el ‘Abre-brechas’ aparezcas en medio de mi desastre y me abras un camino de redención a través de toda esta huestes de maldad. Entonces, Padre, envía a tu Hijo, y con Él, envía al Espíritu Santo, y permíteme escuchar el sonido de Su martillo retumbante con mis oídos atentos, y ver el brillo de Sus arpones, sobresaliendo de todos los estómagos de mis enemigos, ahora muertos y vencidos. Cristo, mi Hacedor, Cristo, “Cristo Mi Abre-brechas”, ven y termina con este círculo de muerte hoy. Amén.

 

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