Sunday, October 9, 2011

Oct | 09 | Nuevas matemáticas

Palabra para meditar – DIFERENTE

1 Pedro 3:8-10
“Finalmente, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes. No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar bendición. En efecto, el que quiera amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños.”


Nuevas matemáticas

En el Reino Unido, las rotondas son una hazaña de ingeniería mental y física, que proporcionan tanto seguridad como movimiento continuo del tráfico a lo largo de todas las vías. Se reduce un poco la velocidad pero se sigue avanzando, ahorrando el uso de gasolina, ahorrando el uso de los frenos, ahorrando el uso de los músculos del cuello... Sí. En el Reino Unido ¡la rotonda es una obra maestra económica también!

Cuando vivía en un pequeño pueblo en los Estados Unidos, no había más que una sola rotonda, y ¡en qué caos la convertían mis amigos estadounidenses! El antiguo Palacio de Justicia aún está en el centro de esta rotonda y por lo tanto tiene cuatro o cinco cruces peatonales para llegar a él. Ahora, estos cruces no son más que dos líneas paralelas pintadas en el camino, sin ninguna luz ni sonido; los peatones las cruzan, con sus ojos puestos al frente mientras caminan con indiferencia hacia el Palacio de Justicia el cual está ¡en la mitad de la rotonda! En el país donde el automóvil es rey, uno pensaría que esto es equivalente al suicido, pero no: las personas caminan ese cruce, sin prestar ninguna atención a los camiones gigantes llenos de whisky o cereales; y los conductores... bueno, los conductores sencillamente ¡tienen que detener sus camiones! Ahora, para agravar el asunto, esta sola rotonda también tiene ¡cuatro señales de “ceda el paso”! Así que tenemos cinco cruces pobres y cuatro señales de “ceda el paso”, ¡todos en la misma rotonda! ¡Qué loco!, ¿no les parece? Sí, algunas personas no tienen ni la menor idea de cómo organizar una rotonda. Aunque hasta donde yo sé, nadie ha salido lastimado hasta ahora, estoy convencido de que es sólo cuestión de tiempo.

La construcción de ciudades estadounidenses en un sistema de cuadrícula, implica que en ninguna otra parte en el mundo existe esta conglomeración de millones de intersecciones y subsecuentes señales de “Alto” para los 4 lados. ¿Pueden imaginar lo que esto significa en cuanto al incremento de consumo de combustible, el desgaste de los frenos, el desgaste de los músculos del cuello e incluso el desgaste por estrangulación intestinal? Es sencillamente ridículo, y fíjense lo que les digo: como Inglés que conduce en Estados Unidos, todavía no entiendo plenamente el protocolo cortés de quién da el primer paso cuando cuatro automóviles llegan exactamente al mismo tiempo a la misma intersección. Los “Alto” para todas las vías son las construcciones más confusas con las que me he topado jamás. ¡Oh Dios, por favor, concédeme una vez más la velocidad y la sensibilidad de las rotondas!

Aun así, la pequeña y rara rotonda de Bardstown y los millones de millones de señales de “Alto” en todas las vías en Estados Unidos, parecen siempre funcionar. Sí, parecen funcionar tan bien, que la gente está, en general, bastante segura. Hasta ahora no he visto ningún accidente en un “Alto” para todas las vías, y ni siquiera en la extraña rotonda de Bardstown; y creo saber porqué: Verán, los conductores estadounidenses están haciendo uso de tres herramientas importantes, con las que rara vez se le verá a un conductor británico. En esta noche, aunque es la última y más importante de las herramientas la que es la clave tanto para la paz al conducir como para la paz en la vida, también lanzaré las otras dos, sólo como medida prudente.

Antes de darles estas herramientas, permítanme decir que sólo son utilizadas ¡por personas cuerdas! Así, jamás las verán en uso en Nueva York, Los Ángeles, Houston o en el asilo a cielo abierto de Estados Unidos: ¡todo Florida del Sur! Con estas excepciones evidentísimas, ¡ahora procederé!

Entonces, la primera herramienta es, ¡menos prisa! No puedo decirles detrás de cuántos camiones Chevy antiguos me he quedado atascado cuando para el conductor cada día parece ser una tarde de domingo, ¡aunque sean las 8:00 de la mañana! Parece que existe el reconocimiento común de que: “¡Hey, todavía estará ahí cuando usted llegue!”. Esta gente del campo siempre sonríe y me saluda cuando los adelanto a la primera oportunidad.

La segunda herramienta es una obediencia de lo más incómoda hacia las normas de tránsito y los límites de velocidad. Yo sé, esto prácticamente ni se oye en el Reino Unido, y con todo, por aquí, en este pequeño pueblo de Estados Unidos la mayoría de las personas obedecen las normas de tránsito, incluso a las 2:00 de la mañana ¡cuando nadie está alrededor!

No obstante, la tercera y más poderosa herramienta de todas, tan ampliamente expresada, vista y probada en la señal de “Alto” para cuatro vías, es esa herramienta de lo más espléndida: la deferencia.

La deferencia es la práctica de posponer tu ejercicio, y en ocasiones incluso tus derechos, para ceder al ejercicio y acción de los demás. Por favor, sigan lo que estoy diciendo, porque de la deferencia nace una ecuación de vida completamente extraordinaria. No obstante, primero permítanme decir, que la deferencia, unida a la reticencia, conduce a la amargura; es decir, a la deferencia con un gruñido. He visto esto en la práctica aunque muy poco, y creo que es por el sabor desagradable que deja en la boca de quien lo practica. No, la deferencia, especialmente cuando se está ante señales de “Alto” para todas las vías, usualmente se ejerce con amabilidad, y la deferencia más la amabilidad, es igual a cortesía común. Ahora, esta magnífica ecuación de d + a = cc, es una matemática magnífica, porque cuando se practica con consistencia, genera un ritmo seguro, tanto para la conducción, como para la vida, y un ritmo seguro ¡trae visión! Sí, comienzas a ver cosas que quizá nunca antes pudiste ver. Hueles las rosas un poco mejor, respiras un poco más profundo, trabajas con más comodidad y perfección; ¡es verdad!... incluso los movimientos de tus intestinos ¡comienzan a liberarse con regularidad! En efecto, literalmente pasas a tener un enfoque hacia las personas, el trabajo, la vida, las relaciones y los problemas de todo tipo, más tranquilo, relajado y calmado. La cortesía común es la amabilidad fraternal andando, y eso, queridos amigos, es el comienzo del desprendimiento del yo, el comienzo de la humillación del orgullo, lo que a su vez es la preparación del corazón para recibir la bondad de Dios ¡vertida, derramada y rebosante! Imagínense eso.

Así que mañana, especialmente si el día de hoy has sido una lamentable arpía, ¿por qué no sorprender a tus compañeros, a tu familia y a tus amigos? Sí, ¿por qué no engañar incluso al resto de la humanidad haciéndole pensar que estás mentalmente enfermo, al practicar algo de cortesía común? Hazlo; sorprende a la gente con tus nuevas matemáticas, sumando algo de deferencia con amabilidad. ¡Te garantizo que hacer eso cambiará tu mundo!

Tal vez en el Reino Unido, con el único propósito de promover la cortesía común, deberíamos deshacernos de todas nuestras rotondas. ¡Sí señores!

Medita: “En efecto, el que quiera amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños; que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal.” 1ª. Pedro 3:10-12

Ora: Señor, ayúdame a practicar la amabilidad deferente, enfocándome más en otros que en mí, para que así seas glorificado, para que así me concedas paz, y para que mis oraciones sean agradables a Tus oídos. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

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