Saturday, October 15, 2011

Oct | 15 | Hilo dental divino

Palabra para meditar – VOLVER

Amós 4:6
“Yo les hice pasar hambre en todas sus ciudades, y los privé de pan en todos sus poblados. Con todo, ustedes no se volvieron a mí, afirma el SEÑOR.”

Hilo dental divino

La pequeña frase “limpieza de dientes” me ha parecido siempre una manera muy graciosa para describir ¡los estragos de la hambruna! Pero con todo, también es una manera muy descriptiva, porque después de un agradable almuerzo dominical con los amigos, incluso después de cepillarme los dientes, siempre le sigue una tarde donde mi lengua y otras cosas me recuerdan sobre la comida. Ah sí, siempre hay evidencia de la cena anterior, escondida entre los molares y que se rehúsa a ser tragada.

Desde poco tiempo después de la Segunda Guerra Mundial, nosotros, en el Occidente, hemos comido bastante bien; de hecho, hemos comido demasiado bien. En realidad, el aumento evidente de la obesidad es un testimonio viviente de ese hecho, el cual puede verse diariamente en todas nuestras ciudades en desarrollo. “¡Atención...deténte!”, ya no es un antiguo término naval pintoresco.

Yo nunca he pasado hambre. Quizá me he perdido de una o dos comidas, pero nunca he pasado hambre. He utilizado la expresión “morirme de hambre”, pero jamás he “muerto del hambre”. No. Ni siquiera cerca. No conozco ni la persecución escalofriante de un hambre acosadora ni el sentimiento de eternidad de una hambruna que haga que uno quiera comerse hasta los dedos. En estos tiempos de abundancia, ¿pudiera ser que la falta de una ‘experiencia de hambre’ sea un problema serio para todos nosotros, en lugar de una bendición?

Nuestro versículo para esta noche, con todo lo terriblemente asombroso que es, no obstante ofrece esperanza para el pueblo de Su pacto, a quien ama. Dios finalmente está diciendo: “Hey, ustedes no han cumplido con nuestro trato y estas son las consecuencias, que cobran vigencia solamente para hacer que ustedes se vuelvan nuevamente a mí y ¡obtengan las bendiciones de la otra parte del trato!”. Nosotros no tenemos nada de eso en nuestro mundo occidental actual, sino que más bien nos vemos golpeados por todas partes ¡por una aparente ‘indiferencia’ de Dios! Es como si Dios estuviera diciendo con su falta de acción: “Adelante, devórense ustedes, insensatos; y pequen ustedes, tontos...!”. Así que seguimos navegando, arrogantes y enfermos, cómodos y sencillamente satisfaciendo un deseo de egoísmo, que silenciosamente nos ha subyugado a una esclavitud de auto-satisfacciones, dejándonos a nosotros mismos y a nuestra sociedad, idiotizados, sucios y gordos, en toda la extensión de la palabra; y Dios... bueno, como dije, pareciera que estuviera indiferente.

En realidad, es todo lo contrario: Dios ha enviado un viento que recoge en su paso a diez mil millones de codornices que llenan nuestras redes expectantes, mientras dice: “¿Lo querían? ¡Pues ahí lo tienen! Cómanlo hasta que queden hastiados. Consúmanlo hasta que lo vomiten por sus narices refunfuñonas y gruñonas, que gotean moco verde como cerditos. Ya no me importa”. Es una imagen desagradable y nauseabunda, ¿verdad? Me pregunto entonces si la hambruna sería mejor que esta gordura repugnante. ¡Me pregunto si la hambruna sería mejor que esta llenura ciega y abundante! Porque me parece que estar enfermo de abundancia, de llenura, es el camino largo para llegar a Dios.

Creo que necesitamos a Elías. Creo que necesitamos hombres y mujeres ungidos con el espíritu de Elías. Creo que necesitamos personas de gran poder, que puedan ordenar a los cielos que retengan su bondad acuosa por años de ser necesario, de modo que nuestras cosechas fracasen; de modo que nuestros huesos se familiaricen con nuestra piel una vez más; de modo que busquemos ese hilo dental Divino, para que podamos comer lo que quede entre nuestros pequeños colmillos hambrientos. ¡Tal vez una hambruna así estimule una búsqueda, que la gordura jamás estimulará!

¿En dónde podremos encontrar personas así? Porque seguramente no saldrán de la iglesia. No de la iglesia temerosa. No de la iglesia alcahuete. No de la iglesia tumbada de espaldas ante las masas, con sus metodologías de mercadotecnia. No, no saldrán de la iglesia sino más bien de los lugares desérticos, de los lugares secretos, de los lugares olvidados. Y cuando lleguen, aparecerán de repente en la escena como el Elías de antaño, aparentemente sin padre y sin madre, ¡pero con un mensaje de lo Alto, encendido con fuego y envuelto en trueno! ¡Mi corazón busca a diario esos profetas, porque ellos prepararán la venida final de nuestro Señor!
Me temo que esta obesa generación nuestra va a perderse este mensaje poderoso que viene pronto. Ah, pero... y nuestros hijos... ¿querrán tal vez escuchar?

Medita:El ángel le dijo: No tengas miedo, Zacarías, pues ha sido escuchada tu oración. Tu esposa Elisabet te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento, porque él será un gran hombre delante del Señor. Jamás tomará vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde su nacimiento. Hará que muchos israelitas se vuelvan al Señor su Dios. Él irá primero, delante del Señor, con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con los hijos y guiar a los desobedientes a la sabiduría de los justos. De este modo preparará un pueblo bien dispuesto para recibir al Señor.” Lucas 1:13-17

Ora:Señor, en esta noche Te pedimos que unjas a Tus guerreros del desierto con el espíritu y el poder de Elías, y que los traigas a Tu redil con este mensaje poderoso de preparación. Señor, por favor, cesa Tu indiferencia hacia nosotros, y envía al Espíritu Santo, para que redarguya a nuestra sociedad de pecado, de justicia y del juicio que está por venir. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

 

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