Saturday, November 19, 2011

Nov | 19 | Católicos Romanos impactantes y el problema del dolor

Palabra para meditar – CONSIDERA

1 Corintios 10:13
“Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir.”


Católicos Romanos impactantes y el problema del dolor

Fue la Universidad de Oxford, en el año 2008, la que a pesar del calamitoso momento económico, le demostró al mundo que tiene más dinero que sentido común, cuando tomaron una docena de Católicos Romanos y una docena de ateos y los sometieron a un escáner o resonancia magnética de su cerebro. Mientras estos dos grupos de conejillos de indias, una docenas por grupo, desesperados por poner unas pocas monedas en sus bolsillos, yacían aislados en el resonador, los científicos contemplaban atónitos la parte del cerebro que modula los mecanismos de la recepción neural del dolor, pues al administrarles terapia de electroshock, ellos descubrieron que mientras los Católicos Romanos meditaban sobre una imagen de La Madona, eran capaces de soportar más dolor que los ateos, quienes, dicho sea de paso, estaban simplemente contemplando una vieja pintura de Da Vinci, La Dama del Armiño. Conclusión: es mucho más fácil morir en la hoguera si tú eres un creyente el cual seguramente tendrá una imagen positiva en la cual concentrar su atención. La respuesta de un Obispo Anglicano fue la esperada cuando dijo: “Por supuesto que debemos esperar esto, porque la fe cambia la percepción de las personas”, “Debemos admitir” remarcó un psicólogo más tarde, “que probablemente obtendríamos los mismos resultados en los ateos siempre que les realicemos el electroshock cuando ellos tienen una imagen más personal y positiva en frente de ellos”, como Madonna, o tal vez Maradona, o incluso una Marqueta de chocolate. Se los digo, el mundo se ha vuelto loco.
No, uno no tiene que tener fe en Dios el Padre o en Jesucristo para aprender cómo controlar el dolor. Sin embargo, al tiempo que escribo, y aunque yo sí tengo fe en Cristo, justo ahora ¡mi muela inferior izquierda está pulsando como un remache de hierro caliente! Observando las conclusiones enunciadas en Oxford sobre la fe y el dolor, yo debo concluir que, o bien mis técnicas de control mental son terribles, o mi fe en Jesucristo es lamentable. Si ese es el caso, entonces encuentro todo bastante desalentador porque a pesar de todos esos Cristianos yendo de un lado a otro en Toronto, que ahora pueden comer chocolate con relleno de cajeta y cacahuate porque tienen nuevas amalgamas de oro celestiales, parecería que el Maestro de dentistas propiamente dicho, se rehúsa a arreglar mi molar pulsante. Es doloroso, no es justo y para ser sincero, en mi opinión los dientes son de todas formas un terrible invento defectuoso. Pero, ¿qué le vamos a hacer?

En este mundo caído, yo estoy agradecido por cada vez que siento un alivio a un dolor personal en cualquier forma que se presente. Sí, en este mundo caído, el alivio de cualquier dolor es una gran misericordia por la cual todos debiéramos estar agradecidos. Verán, a pesar de su belleza y las cortas temporadas placenteras que esta vida y el mundo pueden ofrecer, la vejez, el agotamiento, los accidentes, la locura, el egoísmo, las pérdidas y todos los horrores de la guerra, son nuestro pan de cada día. Ciertamente, es la vida futura en Jesús, con Jesús en el cielo, que nos ofrece un lugar donde las lágrimas presentes del dolor cesarán de fluir para siempre. Selah.
Mientras tanto, diariamente buscamos Su misericordia, diariamente buscamos un milagro de parte de Él que nos alivie de todos nuestros dolores presentes, y tanto si es directamente por medio de una ministración personal del Paracleto, o indirectamente por medio de un Paracetamol, estamos agradecidos.

Los siempre crecientes y siempre caídos templos de la juventud y la salud, no son aquellos que debemos buscar para habitar permanentemente, sino más bien, mientras disfrutamos de estos dos salones temporales y santos, sintámonos alentados a mirar hacia afuera por sus ventanas brillantes, hacia nuestro futuro inevitable e inminente de decrepitud, y a poner nuestras vidas en este mismo momento al servicio y la adoración a Dios. Sí, hagan algo con sus vidas ahora mismo mientras podemos sentir el rocío de la mañana refrescar nuestros ojos y mientras aún tenemos dientes. Verán, a pesar de las bromas tontas de aquellos catedráticos de Oxford, ¡el predicador aun nos llama a que consideremos nuestro futuro y nuestra muerte! ¡Aquí hay sabiduría! Así es que díganme, ¿qué tan sabios están esta noche?

Medita: “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que lleguen los días malos y vengan los años en que digas: No encuentro en ellos placer alguno; antes que dejen de brillar el sol y la luz, la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes después de la lluvia. Un día temblarán los guardianes de la casa, y se encorvarán los hombres de batalla; se detendrán las molenderas por ser tan pocas, y se apagarán los que miran a través de las ventanas. Se irán cerrando las puertas de la calle, irá disminuyendo el ruido del molino, las aves elevarán su canto, pero apagados se oirán sus trinos. Sobrevendrá el temor por las alturas y por los peligros del camino. Florecerá el almendro, la langosta resultará onerosa, y no servirá de nada la alcaparra, pues el hombre se encamina al hogar eterno y rondan ya en la calle los que lloran su muerte. Acuérdate de tu Creador antes que se rompa el cordón de plata y se quiebre la vasija de oro, y se estrelle el cántaro contra la fuente y se haga pedazos la polea del pozo. Volverá entonces el polvo a la tierra, como antes fue, y el espíritu volverá a Dios, que es quien lo dio.” Eclesiastés 12:1-7

Ora: Algunos llegamos hasta los setenta años, quizás alcancemos hasta los ochenta, si las fuerzas nos acompañan. Tantos años de vida, sin embargo, sólo traen pesadas cargas y calamidades: pronto pasan, y con ellos pasamos nosotros. ¿Quién puede comprender el furor de tu enojo? ¡Tu ira es tan grande como el temor que se te debe! Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría. ¿Cuándo, SEÑOR, te volverás hacia nosotros? ¡Compadécete ya de tus siervos! Sácianos de tu amor por la mañana, y toda nuestra vida cantaremos de alegría. Días y años nos has afligido, nos has hecho sufrir; ¡devuélvenos ahora ese tiempo en alegría! ¡Sean manifiestas tus obras a tus siervos, y tu esplendor a sus descendientes! Que el favor del Señor nuestro Dios esté sobre nosotros. Confirma en nosotros la obra de nuestras manos; sí, confirma la obra de nuestras manos. Salmos 90:10-17

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