Wednesday, November 30, 2011

Nov | 30 | Tejiendo la telaraña y sosteniendo el centro

Palabra para meditar – LEVÁNTATE

Proverbios 30:28
“La araña, que atrapas con la mano, y está en palacios de reyes.”


Tejiendo la telaraña y sosteniendo el centro

La otra mañana encontré una araña en un rincón del techo de mi cuarto: parecía como que colgaba en la nada. Por supuesto que no estaba solamente colgando allí, sino que estaba sentada en el centro del tenso trampolín de una telaraña invisible y bien hilada.

Algunas veces, cuando miras alrededor, ya sea a tu familia descarriada o a amigos de mucho tiempo, y piensas en tu aparente falta de capacidad para dejar en ellos algún tipo de impresión espiritual, tienes la tendencia a preguntarte “¿Vale la pena?” Quiero decir, ¿vale la pena ser un buen ejemplo de manera tan consistente? ¿Vale la pena ser ese modelo de lo que está bien y lo que es correcto, puro y amoroso, de forma tan consistente? Por supuesto que, en relación a Dios, esto es bueno: Esto le da a Él gloria y eso debería ser más que suficiente. Sin embargo, aun así algunas veces, sólo algunas veces, tienes la tendencia de preguntarte “¿Vale la pena?”

Sí, a través de los años he escuchado esta misma pregunta de muchos buenos y cansados hombres de Dios, temporalmente descorazonados y en diversos niveles de desaliento. El problema desde luego, radica no sólo en que ellos no se han dado cuenta de la telaraña de bondad que han hilado, ni han permanecido quietos, además de que se han permitido sentir la tensión de todo lo que ellos mantienen unido, sin darse cuenta. Familias y relaciones, esperanza y estándares altos, amor y gracia, todos ellos, aparentemente, cuelgan allí en un espacio vacío y adverso. Las telarañas tienen esa capacidad invisible, ¿no es cierto? ¿Pueden ver la buena telaraña que hilan?

Esa mañana ‘arañezca’ en particular, tomé mi bastón y con él alcancé el rincón alrededor de la centinela sentada y rompí su telaraña secreta. Se hizo bolita y se desplomó sobre la alfombra, rebotando sobre la pila de felpa y rodando hacia la madera blanca del rodapié de la cama. He observado que, ya sea por la muerte del hombre de Dios que sostiene el centro, o por su deserción debido al pecado, la telaraña invisible que ellos una vez mantuvieron, se vuelve notoria, ahora, por su ausencia. ¡Cuando esto sucede, como dije anteriormente, sea por su muerte o por su partida debido a alguna situación de pecado, las familias y los amigos, los seres queridos y añorados, todos se derrumban al suelo, terminando en la misma alcantarilla de muerte debajo de un rodapié!

Hombre de Dios, en tu bondad y en tu gracia, en tus oraciones de petición y en tu constante y buen ejemplo, ¡tú ocupas el Palacio del Rey! Tú hilas una telaraña invisible que sostiene esperanza y posibilidades de redención y de un camino de escape hacia la salvación. ¡Tú tienes el centro en tus manos! siempre reparando la tensión del trampolín de las posibilidades, en oración. Algunas veces, cuando miras a tu alrededor, ya sea a tu familia descarriada o a tus amistades de hace mucho tiempo, y piensas en tu aparente falta de capacidad para dejar algún tipo de impresión espiritual en ellos, puede que aún tengas la tendencia de preguntarte “¿Vale la pena?” quiero decir ¿vale la pena ser tan buen ejemplo de manera consistente? ¿Vale la pena ser ese modelo de lo que es correcto y bueno, puro y amoroso de manera consistente? Y yo les digo esta noche, y sin ninguna duda en mi corazón, ¡que sí lo vale! ¡Vale la pena! Así que, ¡sigan sosteniendo el centro, pues ustedes están sosteniendo más posibilidad de redención de la que jamás podrían imaginarse! ¡Sigan sosteniendo el centro!

Medita: “Ya se acerca el fin de todas las cosas. Así que, para orar bien, manténganse sobrios y con la mente despejada.” 1ª Pedro 4:7

Ora: Señor, por todos esos santos agobiados y desamparados, quienes sostienen el centro de esperanza para tantas personas en secreto, quienes a su vez, los miran secretamente, concédeles la gracia y la fortaleza y la posibilidad de ver el brillo del rocío de la mañana sobre todo lo que ellos, aún sin saberlo, sostienen unido. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amen.

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