Friday, December 2, 2011

Dec | 02 | Justas declaraciones de muerte

Palabra para meditar – COMIENZO

Josué 1:1-2a
“Después de la muerte de Moisés, siervo del Señor, Dios le dijo a Josué hijo de Nun, asistente de Moisés: Mi siervo Moisés ha muerto. Por eso tú y todo este pueblo deberán prepararse para cruzar el río Jordán y entrar a la tierra que les daré a ustedes los israelitas.’”

Justas declaraciones de muerte


Mañana, y si no es mañana será algún día, la mayoría de nosotros tomaremos la primera posición. El líder al que estábamos siguiendo se habrá ido. ¡Ido, quizá, en términos de muerte física; ido, quizá, en términos de enfermedad; o ido para algún otro lado, ¡por algo bueno! Cuando esto sucede, nos corresponde a nosotros, los seguidores más cercanos, recoger el bastón de mando caído; cuando algo como esto sucede, muchos de nosotros necesitamos asegurarnos de que somos realmente los adecuados para liderear, y de que somos nosotros los que ahora tenemos la autoridad para continuar liderando.

Hay muchos compañeros lidereando sin una autoridad aprobada por Dios para hacerlo. No eran ellos los que debían recoger el bastón de mando, sino más bien, con ignorancia ciega, han tomado sobre ellos una tarea que los sobrepasa, o con arrogancia, han asumido un rol acorde con el deseo de su soberbio corazón. Cuando esto sucede, el desastre se avecina tanto para ellos mismos como para las ciegas ovejas que ahora los siguen. Es sólo cuestión de tiempo.

Entonces, a la luz de ese fin para un liderazgo tan terrible y tan errado, ¿cómo podremos estar seguros de que somos realmente nosotros los que debemos recoger el bastón de mando caído y seguir adelante con él?

El cuerpo de Moisés nunca fue encontrado. Nunca fue encontrado porque Dios fue su enterrador y el Arcángel Miguel fue el fornido guardaespaldas que evitó que Satanás descubriera su paradero, y así impidió que la carne descompuesta de este gran hombre y los viejos huesos de este profeta muerto fueran colocados como ícono para dar homenaje y una adoración que les traería consecuencias, por ser pecado. El problema para Josué era que no había cuerpo y, como consecuencia de eso, quizá ¡muchos creerían que un día Moisés regresaría al campamento y retomaría desde donde se había quedado! Me pregunto si nuestro versículo de esta noche da indicios de cierta incertidumbre sobre los planes del primer líder y su habilidad para llevarlos a cabo. Aún ahora, estos planes eran confusos en el corazón de Josué y a causa de ello, el SEÑOR mismo tuvo que venir a él y verificar el caso, clarificar la nueva situación y certificar plenamente el rol de Josué: Él era la persona adecuada para recoger el bastón de mando.

Amigos, en nuestro versículo para esta noche, esta declaración de muerte, justa y abierta, era absolutamente necesaria porque un nuevo líder estaba naciendo y con este nuevo liderazgo, nacía una nueva autoridad. Y, aunque esta autoridad estaba vinculada al pasado era, por necesidad, nueva e independiente del mismo. Ahora se necesita para Israel un líder vivo, uno que mire hacia adelante, uno que mire hacia el futuro, uno rápido para la acción, uno con la completa libertad para operar sin referencia previa, excepto la de Dios... porque Moisés está muerto.

Entonces, ¿cómo podemos estar seguros de que en verdad somos nosotros los que debemos recoger el bastón de mando y seguir adelante con él? Bien, esto es sólo cuando Dios nos habla sobre la ‘muerte’ de la persona que estamos reemplazando, pues esta es la base de toda revelación futura que recibiremos en relación con ‘el cómo’ de nuestro liderazgo. Sin esta declaración de ‘muerte’ de parte del Dios Altísimo, nuestra cabeza siempre estará mirando atrás por sobre nuestro hombro, en vez de mirar hacia adelante.

Si el líder que creemos estar reemplazando no ha sido declarado ‘muerto’ en algún sentido, entonces, ¡más que poderosas manifestaciones, estarás expuesto a poderosos problemas!

Medita: “Sé fuerte y valiente, porque tú harás que este pueblo herede la tierra que les prometí a sus antepasados. Sólo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella para nada; sólo así tendrás éxito dondequiera que vayas. No se aparte de tu boca este Libro de la Ley; medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito, porque así prosperarás y todo te saldrá bien. Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.” Josué 1:6-9

Ora: Señor: para cada nuevo rol que tú me des, declara la muerte del que fue primero y luego prepara mi cuerpo, mi alma y mi espíritu para la tarea que tengo por delante. Te lo pido en el nombre de Jesús. ¡Amén!

No comments:

Post a Comment