Saturday, December 3, 2011

Dec | 03 | Ayuda milagrosa

Palabra para meditar – GLORIA

Juan 2:11
“Ésta, la primera de sus señales, la hizo Jesús en Caná de Galilea. Así reveló Su gloria, y sus discípulos creyeron en él.”


Ayuda milagrosa

Les guste o no (¡y a muchos Cristianos no les gustará!), nuestro versículo de hoy muestra claramente un vínculo directo entre los milagros, la gloria de Dios y la fe en Él.

Estos discípulos, llamados recientemente al ministerio de Jesucristo, llamados recientemente al ministerio con Jesucristo, disfrutaron de Su programa de entrenamiento ‘1 a 1’, sin mostrar dudas al respecto, y escucharon Sus palabras con total atención. Estas palabras, estas palabras de conocimiento, estas palabras de sabiduría, estas palabras de vida encendieron en ellos una pasión tan anhelada que decidieron andar con Él por el camino, admirándolo paciente y atentamente. Sí, eran Sus muchachos; sí, eran la creciente fuerza de Su posesión y ahora, sí, ahora sí, luego de haber pasado tiempo con Él, se convertirían en la gente creyente en Su poder!

Las palabras, aún las palabras Bíblicas, simplemente no alcanzan para describir el camino con Jesús. Ahora, antes de que comiencen a callarme con gritos por hereje, deben saber que aún nuestro Señor Jesús testificó sobre ese hecho: ¡aún la Palabra misma lo dice sobre sí misma! ¡Las palabras no alcanzan! Lo que está escrito, lo que se dice, debe hacer que las personas tomen su lecho y anden, porque si no, nosotros, que ya estamos andando, nosotros que ya estamos observando y nosotros que ya estamos esperando, ¡quizá dejemos de creer! La mayoría de nosotros no comenzará a creer en una forma sincera y consistente, a menos que veamos cosas milagrosas. ¡Sí, los milagros son necesarios para la gloria de Dios entre nosotros y necesarios para nuestra fe! Sé que esto suena herético para algunos de ustedes, pero sin embargo, ¡es verdad!

He observado que allí donde la fe en los milagros ha cesado, donde el reconocimiento de los milagros queda confinado simplemente a un pequeño espacio de tiempo luego de la resurrección de Cristo y la muerte de los apóstoles, hay una enfermedad oscura que se posa sobre las personas, dejando a muchos como si fueran de piedra, tanto en su rostro, como en su corazón. Más aún, donde nunca se ven milagros, éstos ya ni siquiera son esperados y la propia Palabra se vuelve sólo letras sobre trozos de papel sin poder, y los practicantes e incluso los predicadores de esas palabras sin poder, tarde o temprano, ellos mismos dejarán el rebaño y se alejarán desilusionados, se alejarán perturbados, se alejarán desconsolados e incluso, se alejarán destrozados. Sí, debemos tener milagros en nuestros días, ¡en este día!

Ahora, habiendo dicho eso, déjenme decirles compañeros, que los milagros son como la comida china: Tienen el sabor del glutamato monosódico, satisfacen, son gratos, tiene definitivamente algún valor nutricional, pero en sólo un breve lapso de tiempo querrán otro y luego otro ¡y luego otro más! Los milagros son sabrosos, los milagros son las vitaminas de la vida espiritual de fe sana, y son muy necesarios, pero por sí solos, son insuficientes en su valor nutricional para sostener una vida espiritual consistente.

Para finalizar entonces, nuestra fe y nuestra esperanza, a pesar de ser validadas por los milagros, deben estar enraizadas profundamente en la Palabra de Dios, como lo fue la fe de estos primeros discípulos. Aquí en Caná de Galilea, el buen Dios, pone hechos a Sus Palabras y al hacerlo, Él es glorificado y los discípulos comienzan a creer, en una forma particular y poderosa, por primera vez.

Algunos de ustedes esta noche también están por primera vez esperando para creer de esa forma. Que Dios les dé un ‘banquete’ de milagros tanto mañana, como el día siguiente, y muchas veces más, de ahí en delante. Amén.

Medita: “Porque el reino de Dios no consiste en palabras sino en poder.” 1ª Corintios 4:20

“El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas. Así llegó a ser superior a los ángeles en la misma medida en que el nombre que ha heredado supera en excelencia al de ellos”. Hebreos 1:3-4

“Por nuestra parte, a nadie damos motivo alguno de tropiezo, para que no se desacredite nuestro servicio. Más bien, en todo y con mucha paciencia nos acreditamos como servidores de Dios: en sufrimientos, privaciones y angustias; en azotes, cárceles y tumultos; en trabajos pesados, desvelos y hambre. Servimos con pureza, conocimiento, constancia y bondad; en el Espíritu Santo y en amor sincero; con palabras de verdad y con el poder de Dios; con armas de justicia, tanto ofensivas como defensivas; por honra y por deshonra, por mala y por buena fama; veraces, pero tenidos por engañadores; conocidos, pero tenidos por desconocidos; como moribundos, pero aún con vida; golpeados, pero no muertos; aparentemente tristes, pero siempre alegres; pobres en apariencia, pero enriqueciendo a muchos; como si no tuviéramos nada, pero poseyéndolo todo.” 2ª Corintios 6:3-10


Ora: Señor, ¡haz que la dinamita de Tu Palabra explote en nuestras vidas, en poderosos milagros para testimonio a nosotros y a otros! ¡Ven a convertir toda nuestra agua en vino para que nuestros corazones se regocijen una vez más! Te lo pido en tu glorioso nombre. Amén.

 

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