Friday, December 9, 2011

Dec | 09 | Los huesos del verdadero hombre nuevo

Palabra para meditar – VIDA

2 Reyes 13:20-21
“Después de esto, Eliseo murió y fue sepultado. Cada año, bandas de guerrilleros moabitas invadían el país. En cierta ocasión, unos israelitas iban a enterrar a un muerto, pero de pronto vieron a esas bandas y echaron el cadáver en la tumba de Eliseo. Cuando el cadáver tocó los huesos de Eliseo, ¡el hombre recobró la vida y se puso de pie!”


Los huesos del verdadero hombre nuevo

¡Verdaderamente creo que ‘Praise to the Lord, the Almighty the King of Creation’ (Alaben al Señor, el Todopoderoso, el Rey de la Creación) es uno de los himnos de alabanza más hermosos que jamás se haya escrito! A pesar de que Joachim Neander, el poeta alemán que escribió estas asombrosas líneas murió de tuberculosis cuando tenía sólo treinta años de edad, ¡él nos sigue hablando hoy a través de este himno, con tal majestuosidad que lleva a nuestros corazones a alabar a Dios!

Fue el abuelo de Joachim, un músico, quien siguiendo una tendencia popular en esa época en Alemania, cambió el apellido familiar de su Neumann original (‘hombre nuevo’ en inglés) hacia su forma griega de ‘Neander’. El poeta Joachim Neander entonces, no sólo tomó de su abuelo el nuevo apellido sino que también heredó de él algo del talento lingüístico y musical, escribiendo al menos 60 himnos y poniéndoles música antes de su muerte por tuberculosis.

En 1674, Joachim, considerado ahora como uno de los primeros y más importantes escritores de himnos luego de la Reforma, se convirtió en profesor en una escuela de latín de Düsseldorf. Mientras vivía allí y sabiendo que siempre se inspiraba con las maravillas de la naturaleza, le gustaba ir al valle cercano (que en alemán se diría ‘thal’ o ‘tal’) del Düssel. En este mismo bello tal, Joachim a su vez realizaba reuniones de servicios informales de alabanza, donde también enseñaba a sus oyentes usando la Biblia. Este mismo tal, este valle de visión famoso y poético, este mismo valle de oración, alabanza y proclamación, fue renombrado en el siglo XIX, por el pueblo alemán, en honor de Joachim, cambiando su nombre de ‘Düssel Tal’ por el de ‘Neander Tal’.

En 1856, en este mismo valle, ahora con un nuevo nombre, se encontraron restos y esqueletos humanoides y se les dio el nombre de Homo Neandertalensis u Hombre de Neandertal. El famoso valle de oración sincera, cantos de alabanza y proclamación poderosa, ahora estaba siendo atacado por la duda, el cinismo y la decepción.

Esta noche, sea lo que sea que piensen sobre los huesos de este hombre de Neandertal, su enlace genético o la falta del mismo, el tamaño de su cráneo, su área pélvica, su controversia y su credibilidad de pajarito de reloj cu-cú, permítanme que les diga sólo una cosa: Que Joachim, el primer Neandertal, el primer hombre nuevo de este valle de oración, alabanza y proclamación, en su triple poder poético dio vida a sus oyentes ya que Joachim, a pesar de estar muerto ¡aún habla hoy impratiendo la vida y el poder en los cuales vivió él en aquel entonces! Verán, los huesos tocados por Dios siempre dan vida a otros y en el último día veremos que los huesos de Joachim que finalmente se unirán, se vestirán en Jesús y serán encontrados por todos los siglos aún por venir, siempre firme y orando, firme y alabando, firme y proclamando. Díganme esta noche entonces, queridos hermanos, queridas hermanas allá en el valle, ¿están sus huesos todavía cascabeleando en oración, alabanza y proclamación?

Medita: “Entonces me dijo: Profetiza sobre estos huesos, y diles: ¡Huesos secos, escuchen la palabra del SEÑOR! Así dice el SEÑOR omnipotente a estos huesos: ‘Yo les daré aliento de vida, y ustedes volverán a vivir. Les pondré tendones, haré que les salga carne, y los cubriré de piel; les daré aliento de vida, y así revivirán. Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR.’ Tal y como el SEÑOR me lo había mandado, profeticé. Y mientras profetizaba, se escuchó un ruido que sacudió la tierra, y los huesos comenzaron a unirse entre sí. Yo me fijé, y vi que en ellos aparecían tendones, y les salía carne y se recubrían de piel, ¡pero no tenían vida!.” Ezequiel 37:4-8

Ora:

¡Alabado sea el Señor, el Todopoderoso, el Rey de la Creación!
¡Oh alma mía, alábalo, porque Él es tu sanidad y salvación!
A todos ustedes que escuchan, acérquense a Su templo;
Alábenlo en gozosa adoración.


Alaben al Señor, quien reina sobre todas las cosas de manera maravillosa,
¡Te refugia a ti bajo Sus alas, y te sostiene gentilmente!
¿No has visto como tus deseos siempre han sido
Concedidos dentro de lo que Él ordena?

Alaben al Señor, quien maravillosamente los ha formado
Sanidad ha concedido y cuando han caído, Él ha permanecido con ustedes.
¿Qué necesidad o dolor ha fallado en aliviar?
Las alas de Su misericordia son sombra para nosotros.

Alaben al Señor, quien los hace prosperar en el trabajo y los defiende;
Su bondad y su misericordia los ayudan por siempre.
Mediten en todo momento lo que el Todopoderoso puede hacer,
Pues con Su amor los busca como amigos.

Alaben al Señor, quien cuando las tempestades libran su guerra,
Quien cuando los elementos a nuestro alrededor se enojan,
Les ordena que cesen y devuelve la paz a la furia,
Y calma torbellinos y aguas.

Alaben al Señor, quien cuando la oscuridad del pecado abunda,
Quien, cuando triunfa el impío, confundiendo todas las virtudes,
Derrama su luz, y ahuyenta los horrores de la noche,
Rodeándonos con Su misericordia.

Alaben al Señor, ¡Oh, dejen que todo en mí lo adore!
Que todo lo que tenga vida y aliento, venga ahora en alabanza ante Él.
Permitan que Su pueblo diga nuevamente el Amén,
¡Y para siempre y sin cesar, nosotros lo adoraremos!

Joachim Neander

 

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