Friday, December 16, 2011

Dec | 16 | Zafiros Cantarines

Palabra para meditar – JOYAS

Judas 25
“Al único Dios, nuestro Salvador, que puede guardarlos para que no caigan, y establecerlos sin tacha y con gran alegría ante su gloriosa presencia, sea la gloria, la majestad, el dominio y la autoridad...”

Zafiros Cantarines

“No sé lo que es” dijo el neurólogo, al tiempo que examinaba la Resonancia Magnética de mi cerebro. “No es un tumor, y no es esclerosis múltiple, pero se ha producido un aumento de la sustancia blanca en el hemisferio izquierdo. ¡¿Alguna vez ha tenido una embolia?”

“No, que yo recuerde”, dije yo. Este neurólogo no me infundía confianza, ¡eso se los puedo asegurar! Como ex-técnico buscador de fallas, uno sabe cuándo las personas no tienen idea, sí, uno sabe cuándo la gente sólo está ‘andando a tientas a ver si acierta’.

“Bueno, regrese en tres meses y haremos otro examen, mientras tanto, sacaremos algo de líquido de su columna vertebral y buscaremos más indicadores”. Nunca regresé. Fue otro neurólogo el que, sin siquiera mirar los resultados de mi Resonania Magnética, me preguntó: “¿Cuando usted boxeaba y entrenaba, alguna vez lo golpearon tan fuertemente en la cabeza que vió las estrellas?”

“¡Muchas veces!” respondí.

“Bueno, eso explica la sustancia blanca”, dijo él, “Es sólo un leve daño cerebral”.

“¿Sólo un leve daño cerebral?” ¡Qué bárbaro! Uno puede tener un leve dolor de estómago, uno puede caerse y rasparse la rodilla y tener un leve raspón, pero discúlpenme, ¿cómo rayos puede alguien decirle a uno con una sonrisa, “Oh, no se preocupe por eso, es sólo un leve daño cerebral?”

La moraleja de este pequeño episodio es bastante simple: ¡Que no te peguen en la cabeza! El recuerdo de este pequeño episodio, no obstante, es algo bastante, bastante diferente. Verán, estoy envejeciendo, la vida se está volviendo más ajetreada, los malabares con las esferas y los platillos giratorios parecen estar acelerándose, mi memoria no es lo que debería ser, y ciertamente ¡no es lo que solía ser! ¡Quizá sea sólo un leve daño cerebral, ahí está el problema! ¡Ja!

Estoy fascinado por el funcionamiento de la memoria, tanto la racional como la emocional. Un pequeño aspecto de tan magnífica habilidad de almacenar y recuperar tanto información racional como emocional es la capacidad de realizar comparaciones. ¡Uy!, decimos, “ha aumentado mucho de peso desde la última vez que lo vi!” Ven, ¡comparaciones! En verdad, casi todas las decisiones que tomamos están basadas en comparaciones que hace la memoria. En este mínimo aspecto, por tanto, la memoria es sumamente importante tanto para definir quiénes somos como para saber la dirección en la cuál iremos, y, supongo entonces, ¡que la memoria es importante para la eternidad!
El problema con la memoria es que almacena cada trozo de información experiencial sobre nosotros y sobre los otros y en un mundo caído, eso significa que almacena todos los hechos y los sentimientos de nuestros pecados, tanto los que hemos iniciado como los iniciados por otros, pero en los cuales hemos tomado parte. Sin duda, cada pecado de pensamiento y obra, cada pecado de comisión y omisión está almacenado en nuestra memoria. El advenimiento de la luz de Dios en el rostro de Jesucristo ha traído arrepentimiento, remordimiento, quizá también, algunos actos de restitución y ¡por favor Dios!, algo de alivio para nosotros pero, ¿qué hay de los recuerdos de aquellos actos, a menudo atroces? Ah bueno, los recuerdos aún están allí, alojados en nosotros, alojados con nosotros, como un huésped ruin, no deseado y que no es bienvenido. Quizá en este lado del cielo, la obra de Dios sobre nosotros será lo suficientemente profunda como para remover el poder que esos recuerdos tienen sobre nosotros, o más aún, ¡su presencia en nosotros! Eso creo, eso espero. Todos lo queremos, ¿no es cierto?

Nos guste o no, nuestra experiencia de la memoria nos moldea, ayuda en nuestra formación. Por tanto, nuestros recuerdos, los buenos y los malos, son también parte de nuestra historia y creo que quizá son parte de nuestra historia eterna también. ¿Escucharon eso? ¡Parte de nuestra historia eterna también! Ahora, si estoy en lo correcto, ¿deberemos llevar estos recuerdos, los buenos y los malos, con nosotros por siempre? Y, si ese es el caso, ¿cómo encontrarán un lugar en el cielo, junto a Jesús y a los alegres santos, los recuerdos de heridas pasadas, de fracasos pasados, de pecados pasados en nuestro ser? Suena grotesco, ¿no es cierto? No obstante creo que así será, pues de no ser así, con seguridad perderemos una parte tal de nuestra historia que nos moldea, que dejaremos de ser quienes en verdad somos, dejaremos de ser nuestro ‘yo’ auténtico, por tanto les pregunto: “¿Dejará Dios que esto suceda?” “¿Aceptará alguna vez Dios, plástico de algún tipo en el cielo?” Yo creo que no. Amigos, he leído el Libro del Apocalipsis y el cielo es bien sólido, construido con materiales hechos por Dios. No hay nada de plástico en el cielo, ¡absolutamente nada!

Spurgeon al comentar sobre nuestro versículo para esta noche dice: “Seremos sin culpa y no se nos reprobará ante Sus ojos. No sólo su ley no tendrá cargos en nuestra contra, sino que se magnificará en nosotros. Es más, la obra del Espíritu Santo dentro de nosotros será completada. Él nos hará tan perfectamente santos, que no tendremos tendencia a pecar. Juicio, recuerdo, voluntad – cada poder y pasión serán emancipados de la esclavitud del mal”. ¡Qué maravilloso!

Nuestro versículo de esta noche habla de perfeccionismo posicional y empírico, y hablando con la verdad, si Dios no se ocupa de nuestros recuerdos, ¡no entiendo cómo esta perfección pueda jamás existir! Porque sin duda, parte de lo infernal es el traer a la memoria el contínuo recuerdo de nustros pecados e imperfecciones y por eso, ¿no sería como tener el infierno en el cielo el tener un daño cerebral ya sanado, sólo para recordar aún más de nuestros desesperados pecados y fracasos? ¡Por supuesto que lo sería!

No sé cómo nuestro gran Dios lo hace. Realmente no lo sé, pero sin embargo, de alguna forma, creo que Él lo hace... No, no creo, ¡Él lo hace! Fabrica diamantes con el sucio carbón que aún llevamos con nosotros, y hace zafiros cantarines con todas nuestras cicatrices de pecado.
Los recuerdos deben permanecer con nosotros para que conservemos nuestras historias, para que seamos todo lo que verdaderamente somos. Sin embargo, este misterio oscuro y transformador del cielo las cambiará a todas en destello de polvo de oro, y serán por siempre y para siempre, para la eterna alabanza de Su gloria. Esta noche estoy de acuerdo con Spurgeon en que “¡los recuerdos serán emancipados de la esclavitud de la maldad!” Todo nuestro ayer estará, por tanto, presente con nosotros en el cielo, pero todo habrá sido resuelto. Presente pero perdonado, presente pero sanado, presente pero liberado, presente pero transformado, poderoso y glorioso. Dios fabricó diamantes minúsculos, brillantes en la magnitud de la diadema celestial.

Ahora, amigos, ¡ese es un milagro por el que vale la pena esperar!

Medita: “(A Él) Sea la gloria, la majestad, el dominio y la autoridad, por medio de Jesucristo nuestro Señor, antes de todos los siglos, ahora y para siempre! Amén.” Judas 1:25

Ora: Señor, todos mis dolores y todas mis cicatrices, toda mi vergüenza y mis heridas están en Tus manos y en Tus manos, se vuelven menos como cicatrices y más como carácter. ¡Amén a eso Señor, y nuevamente Amén!

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