Tuesday, December 27, 2011

Dec | 27 | Proclamación, provisión, paz y poder

Palabra para meditar – CONTENTAMIENTO

Ester 6:6-9
“Cuando entró Amán, el rey le preguntó: ¿Cómo se debe tratar al hombre a quien el rey desea honrar? Entonces Amán dijo para sí: ¿A quién va a querer honrar el rey sino a mí? Así que contestó: Para el hombre a quien el rey desea honrar, que se mande traer una vestidura real que el rey haya usado, y un caballo en el que haya montado y que lleve en la cabeza un adorno real. La vestidura y el caballo deberán entregarse a uno de los funcionarios más ilustres del rey, para que vista al hombre a quien el rey desea honrar, y que lo pasee a caballo por las calles de la ciudad, proclamando a su paso: ¡Así se trata al hombre a quien el rey desea honrar!”

Proclamación, provisión, paz y poder

Me desperté en la noche con estas palabras en mis oídos y creo que es porque significan algo para mí y, en realidad, son especiales para muchos y para la mayoría.

Nuestro versículo de esta noche está tomado de la historia del malvado Amán. Él odia a los judíos pero está a punto de que su odio y sus celos sean descubiertos, y de recibir su merecido. ¡El mal que él había pretendido para otros y sus familias, está a punto de visitarlo a él y a su familia! Es un hecho histórico y aun así sigue siendo algo muy interesante como obra operística y me atrevo a decir que lograría también ¡una pantomima fantástica! Bueno, quizá fui demasiado lejos con esto.

Tan sólo un capítulo antes, Amán había estado jactándose de haber sido bendecido por el Rey, lo cual se notaba en su riqueza, sus hijos, su estatus y demás. Estas cosas ciertamente significaban algo para Amán, eso es seguro. Ahora, por esta noche, dejemos a un lado las tendencias megalómanas y la obvia demonización de Amán y pongamos atención a lo que él deseaba. Hablando como hombre, me parece que, (y esto me atemoriza) sus deseos y satisfacciones son, de hecho, las mismas fuerzas poderosas que encuentro en mí y el que éstos se lleven a cabo también es visto como signo de bendición, en la iglesia, porque ¿quién no quiere ser visto como bendecido por el Rey, ser visto como honrado por el Rey, provisto en abundancia por el Rey, con la paz garantizada y con el poder otorgado para reinar con el Rey? Sí, en nuestra sociedad las posesiones representan poder, pero en la iglesia, las posesiones no sólo representan poder sino que se ven como proclamaciones abiertas de bendiciones providenciales y de honor divino por parte del Rey y ¡qué paz nos traen esas posesiones! ¡y qué poder complementario nos pueden dar dentro de la iglesia! Bueno, ¡quizá fui demasiado lejos con esto!

Es absolutamente Bíblico el hacer tesoros para nosotros en el cielo. Es absolutamente Bíblico el ansiar escuchar en el cielo las más maravillosas palabras que cualquier persona pudiera escuchar: “¡Bien hecho, buen siervo fiel!” Sí, es absolutamente Bíblico el buscar coronas en el cielo. ¡En el cielo, en el cielo, en el cielo! El Nuevo Testamento es un libro celestial y para los Cristianos, toda esta búsqueda celestial nos hace un pueblo de otro mundo, nos hace extranjeros y peregrinos, nos hace verdaderos discípulos de Cristo.
A mí me parece que nosotros hemos, por conveniencia propia, incluso por ambición, tomado el contenido del Antiguo Testamento y las promesas y bendiciones terrenales hechas a Israel y las hemos convertido en signos de éxito del Nuevo Testamento, medallas de honor en otras palabras, marcas de un hombre de Dios en este mundo y, les digo que en mí, el deseo de poseer estas cosas es uno muy grande y está exacerbado por las flamas estrepitosas de la iglesia de hoy.

Pero díganme, ¿cuál es su vara para medir el éxito, tanto el de ustedes como el de otros hombres? ¡Puede ser que el seguir esta mentira traiga muerte en lugar de vida! Bueno, ¡quizá fui demasiado lejos con esto! ¿Qué opinan ustedes?

Medita: “Los que tienen amos creyentes no deben faltarles al respeto por ser hermanos. Al contrario, deben servirles todavía mejor, porque los que se benefician de sus servicios son creyentes y hermanos queridos. Esto es lo que debes enseñar y recomendar. Si alguien enseña falsas doctrinas, apartándose de la sana enseñanza de nuestro Señor Jesucristo y de la doctrina que se ciñe a la verdadera religión, es un obstinado que nada entiende. Ese tal padece del afán enfermizo de provocar discusiones inútiles que generan envidias, discordias, insultos, suspicacias y altercados entre personas de mente depravada, carentes de la verdad. Éste es de los que piensan que la religión es un medio de obtener ganancias. Es cierto que con la verdadera religión se obtienen grandes ganancias, pero sólo si uno está satisfecho con lo que tiene. Porque nada trajimos a este mundo, y nada podemos llevarnos. Así que, si tenemos ropa y comida, contentémonos con eso. Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción. Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores.” 1ª Timoteo 6:2-10

Ora: Señor, ven a sujetar todos mis deseos bajo la honestidad del cielo. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

No comments:

Post a Comment