Saturday, December 31, 2011

Dec | 31 | Los cantos embriagantes del espíritu

Palabra para meditar – ESCUCHA

Salmos 90:12
“Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría."

Los cantos embriagantes del espíritu

Dylan Thomas, el poeta galés que se suicidó con la bebida a sus tan sólo 39 años de edad, escribió lo que para mí es una de las piezas de prosa más influyentes que jamás hayan llegado a mis oídos y a mi corazón: Bajo el Bosque Lácteo, Una Obra Escrita para Voces, el cual es un prodigio verbal de lo más admirable y la belleza de las palabras iniciales siempre y, me refiero a siempre, me conmueve hasta las lágrimas. A Thomas le tomó unos diez años el escribirla y, ciertamente fue lo último que escribió: su obra Maestra, en otras palabras. Esta noche, en esta última noche del año, me refiero a esta obra de Thomas y les cito uno de sus párrafos de apertura:

Escucha. Es la noche que llega a las calles, el lento viento musical y salino de la procesión, por la calle de la Coronación y el camino de los Berberechos. Es la hierba que crece en la colina de Llareggub, la caída de las estrellas y el rocío, el dormir de los pájaros en el Bosque Lácteo.

Escucha. Es la noche en la gélida capilla que canta himnos con bonete y broches y muselina negra, gargantilla de mariposa y moño fino, que tose como una cabra al relamer mitones, cabeceando aleluyas. Noche en la cervecería, callada como una partida de dominó; como una rata enguantada en los desvanes de Ocky, el Lechero; como en la panadería de Panecillos Dai, por donde revolotea cual harina negra. Es de noche en la calle del Burro, trotando sigiloso, con algas en los cascos, correteando por los empedrados de conchas, frente a la cortina del helecho, un libro y dijes, armonio, tocador, acuarelas hechas a mano, un perrito de porcelana y un cajita de té con rosas. Es de noche, en el cuarto de los niños.

Mira. Es la noche, silenciosa, enroscándose regiamente en los cerezos de la Coronación, atravesando el cementerio de Bethesda, con vientos enguantados y doblados, sacudiéndose el rocío y dando tumbos frente al ‘Blasón de los Marinos’.

El tiempo pasa. Escucha. El tiempo pasa.

Al final de este año, en esta noche de finales viejos y nuevos comienzos, por favor, escuchen: ¡El tiempo pasa¡ ¡Escuchen! ¡El tiempo pasa! Ahora déjenme preguntarles, ¿Qué han hecho con su tiempo este año, estos últimos años de su vida?

¿Creen en el Evangelio? ¿Es Cristo su amado? ¿Toman en serio Sus enseñanzas apasionadas y Su sacrificio, o simplemente han estado jugando con Dios? ¿Han estado engañando a otros y a ustedes mismos con su Cristianismo? ¿Han estado medio muertos más que completamente vivos para Dios, su Dios? ¡Escuchen! ¡El tiempo pasa! ¡Escuchen! ¡¡El tiempo pasa!! ¡Suficiente de este pudín de plástico! ¡Suficiente de esta vida superficial, fingida y vergonzosa! Será mejor que este año tomen las cosas de Dios en serio o terminarán sin nada, sí, ¡sin nada en absoluto!

Dylan Thomas creó Bajo el Bosque Lácteo, y a todo un elenco de emocionantes personajes alrededor de un pueblo ficticio en Gales llamado Llarregub. El pueblo no existía, no existe y nunca existirá. ¡El pueblo es totalmente ficticio! Sin embargo, preciso preguntarles a algunos de ustedes esta noche, esta pregunta que me quema: “¿Podría su Cristianismo describirse como algo totalmente ficticio?”

El pueblo de ficción de ‘Llarregub’ es, por sus escritura en inglés y deletreado al revés, “Bugger all” que significa ‘Todo Pecado’ y yo les digo que, al final, ¡eso es exactamente en lo que resultará cualquier Cristianismo fingido, y que aparecerá delante de ustedes cuando comparezcan frente al Tribunal de Cristo!

Perdónenme por ser un poco duro con ustedes esta noche, pero el día ya está avanzado y realmente temo que en los furiosos vientos que se avecinan, muchos que profesan la vida no se podrán sostener y muchos terminarán en Llarregub. Así que es tiempo de volvernos honestos con nosotros mismos, amigos, por su bien y por la gloria de Dios, pues el tiempo pasa. Escuchen: El tiempo pasa. Díganme entonces en esta noche, ¿Tienen vida? ¿Están viviendo verdaderamente, la vida? ¿Están verdaderamente vivos, o están, tal vez, arropados en un ataúd?

Medita: “Porque la luz es lo que hace que todo sea visible. Por eso se dice: Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo. Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor. No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu. Anímense unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales. Canten y alaben al Señor con el corazón, dando siempre gracias a Dios el Padre por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.” Efesios 5:14-20

Ora: Oh Señor, desde la soledad de Llarregub haz que todas las imágenes de los muertos que esperan a que algo suceda, vengan a mi mente esta noche en mis sueños y me hablen de la redención de mis tiempos: El tiempo dado, el tiempo gastado, y el tiempo, a menudo, malgastado. Haz que sus palabras desesperadas vengan a mí como olas salvajes que ladeen mi barco y que pueda cortar los cables que me atan a mi pequeño puerto seguro, pero triste y ficticio. Oh Señor, mañana llévame hacia el mar y muéstrame los grandes mares de Tus sueños para que vea las Maravillas del Señor y así llene mis manos vacías con tesoros celestiales, para que pueda, al fin, ¡comenzar a vivir! Te lo pido en el nombre de Jesús. ¡Amén!

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