Thursday, January 6, 2011

Jan | 06 | La Leyenda del Hombre Omega

Palabra para meditar – SANGRE

Apocalipsis 1:8
“Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios—, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.’”

La Leyenda del Hombre Omega

Richard Matheson, un ex soldado de infantería en la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en escritor, y además de haber escrito una cantidad de episodios para la famosa serie La Dimensión Desconocida, es un escritor muy prolífico, ya que muchas de sus novelas han sido llevadas a la pantalla grande. Creo que su creación con más presencia es una que a la fecha ha sido representada en el cine tres veces y que fuera escrita en 1954, cuyo nombre es Soy Leyenda. Las otras dos películas son El Último Hombre sobre la Tierra y El Hombre Omega.

El Hombre Omega protagonizada por Charlton Heston, es muy importante para mí, ¡ya que fue la única película en mi vida, que mis padres me llevaron a ver! A pesar del hecho de que las tres películas (la última toma el nombre del título del libro) difieren de la novela original en muchos aspectos, todas mantienen un tema de manera constante, que es la redención de la humanidad por el derramamiento de sangre de un hombre.

Sangre sagrada. Sangre prohibida como comida. Sangre contenedora de vida. Sangre derramada, a ser vengada. Sangre esparcida, el signo del pacto. Sangre protectora goteando del dintel protegiendo y librando de la muerte. Sangre que llora, que condena, que busca justicia. Sí, amigos, las cubiertas de la Biblia no deberían ser de una suave piel negra de becerro, sino de un rojo pegajoso; sus páginas empapadas de rojo, irrigadas con ríos de rojo, corriendo por cada punto de las ‘i’es, goteando de las terminaciones curvas de las ‘y’, posándose en las vísceras de las ‘g’ y sonriendo en las páginas de las ‘p’, pues el testimonio de las Escrituras es claro en cuanto a que la sangre se equipara a una sola cosa y esa es: “¡Vida dada por medio de la muerte!”

Él llegó, puro y amoroso, a un mundo infectado, buscando a los perdidos, con la determinación de dar vida a los muertos; contra la maldad implacable Él llegó y, en el final, derramó Su sangre para nuestra redención. En resumen, recuerden esto esta noche: que Cristo dio Su vida al morir por todo el mundo, por Su iglesia y por ti. Él hizo todo eso, por ti. Él hizo todo eso, por mí. Con respecto a esto Él es leyenda. ¡Él es el último Adán, el Hombre Omega quien ha hecho todo perfecto y lo hará en el final!

Medita: “Porque la vida de toda criatura está en la sangre. Yo mismo se la he dado a ustedes sobre el altar, para que hagan propiciación por ustedes mismos, ya que la propiciación se hace por medio de la sangre. Por eso les digo: Ninguno de ustedes deberá comer sangre, ni tampoco deberá comerla el extranjero que viva entre ustedes.” Levítico 17:11-12

Ora: Por la sangre de tu pacto, libera de la cisterna seca a los prisioneros. Que todos los prisioneros de la esperanza regresen a la fortaleza de Tu amor y que Te escuchen declarar, aún hoy, que nos devolverás el doble a todos nosotros. Pues Tú has usado a Judá, Tu arco, y lo has puesto junto a Efraín, tu flecha, y has levantado a Tus hijos, y los has preparado para enfrentar a los enemigos de Tu sangre. Muéstrate sobre nosotros, oh Dios, suelta tus flechas, deja que salgan como el relámpago. ¡Amén! (de Zacarías 9:11 en delante)

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