Tuesday, January 18, 2011

Jan | 18 | La danza de la muerte

Palabra para meditar – AVÍVATE

Romanos 12:1-2
“Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.”

La danza de la muerte

El equipo de fútbol local de la ciudad donde resido actualmente, lleva un nombre que es similar al de muchos otros equipos de fútbol en el Reino Unido. Se llama ‘Brighton & Hove Albión’.

Albión, por supuesto, ha sido el antiguo nombre de estas islas mías, este “otro Edén, este casi paraíso, este pequeño mundo, esta nodriza, esta matriz pululante de reyes soberanos, temidos por su raza y famosos por su nacimiento, esta piedra preciosa enclavada sobre un mar de plata” (bueno, ¡en los raros días soleados, claro está!). Sí, Albión se refiere más especialmente al espíritu de los hombres antiguos de estas islas, esa alegre raza de hombres.

Fue Leonardo Da Vinci quien alrededor de 1492 dibujó lo que es considerado ahora como el ícono médico, “El Hombre de Vitruvio”. Da Vinci, basándose profusamente en un tratado sobre las proporciones geométricas del hombre descrito por el arquitecto romano Vitrivius, dibujó esta figura masculina, desnuda, en dos posiciones superpuestas. Ambas figuras tienen sus brazos y piernas extendidas y ambas, simultáneamente, están inscritas dentro de un círculo y un cuadrado. Al creer que la simetría básica del cuerpo representaba la simetría básica del universo, Da Vinci reconoce la simetría y la espiritualidad del mismo, al colocar el centro de las caderas del hombre en el centro del cuadro (material) y el ombligo del hombre en el centro del círculo (espiritual).

Fue este dibujo de Da Vinci el que, aproximadamente 400 años después, fue tomado por William Blake y, tanto en el dibujo como en la prosa, liberó al Hombre de Vitruvio, de Da Vinci, de los confines del círculo y del cuadro, de lo material y lo espiritual. Mostrando a un hombre desnudo bailando, Blake colocó la siguiente inscripción sobre el liberado y, finalmente alegre, Hombre de Vitruvio de Da Vinci: “Albión se levantó desde donde laboraba en el molino con esclavos, dándose a sí mismo por las naciones por las que danzaba la danza de la muerte eterna”.

Blake, al comentar sobre las revoluciones sociales de su época, y sobre la revolución Norteamericana en particular, dijo que su espíritu se mancomunaba más con ese espíritu libre y democrático, y se imaginó a su propia gente, la gente con la cual se asociaba, ofreciéndose a sí mismos como sacrificios vivientes por el bien de las naciones, y de Norteamérica en particular.

Esta tierra post Cristiana del Albión perdido, ha ofrecido, en tiempos remotos, cientos de miles de sacrificios por las naciones. Mis hermanos, esta enturbiada tierra nuestra, aun así verde y frondosa, ha dado lugar no sólo al nacimiento y a la matriz de la democracia parlamentaria para el mundo, sino que, en el pasado, ha dado nacimiento a tales miembros de la Nación Santa y Sacerdocio Real, que cientos y miles de ellos bailaron con alegría la danza de la muerte, dándose a sí mismos como sacrificio vivo para que las naciones conocieran a Jesucristo como el Señor.
Los días felices de Albión se han ido ya hace mucho y un gran espíritu de indiferencia, temor y egoísmo ha manchado los acantilados color blanco sobre los cuales nosotros construimos nuestras vidas cada día. A menos que una nueva generación danzante se levante en estas islas y la eleve por sobre sus parapetos rotos, las aguas del mundo se elevarán y nos inundarán y nos ahogarán en sus mares y, luego, al igual que la Atlántida de la antigüedad, Albión y su glorioso espíritu danzante se perderán para siempre bajo las olas. ¡Selah!

Medita: “He establecido a mi rey sobre Sión, mi santo monte. Yo proclamaré el decreto del SEÑOR: Tú eres mi hijo, me ha dicho; hoy mismo te he engendrado. Pídeme, y como herencia te entregaré las naciones; ¡tuyos serán los confines de la tierra!” Salmos 2:6-8

Ora: Junto a los otros benditos del Señor ponemos nuestra confianza en Ti, sí, nos regocijamos con temor y temblor, y adoramos al Hijo, no sea que Él se enoje con nosotros y perezcamos debajo de estas encolerizadas e irrebatibles olas. Señor, aplaca tu ira. Señor, ten misericordia de estas islas y sus personas. Señor, aviva a Tu remanente y ponlo a danzar sobre sus pies. Da a luz, oh Señor, da a luz a una nueva y danzante generación y entonces, dentro de estas nuestras paredes sucias y caídas, danos una tierra viva una vez más. Sí Señor, como herencia, como recompensa eterna para nosotros y como eterno emblema de Tu amor, danos todas las naciones que ahora habitan en Albión. Te lo pedimos en el nombre de Jesús ¡Amén!

No comments:

Post a Comment