Saturday, February 26, 2011

Feb | 26 | La formación, el quebrantamiento y la estigmatización de los aventureros

Palabra para meditar –AVENTURERO

Éxodo 3:1
Un día en que Moisés estaba cuidando el rebaño de Jetro, su suegro, que era sacerdote de Madián, llevó las ovejas hasta el otro extremo del desierto y llegó a Horeb.”

La formación, el quebrantamiento y la estigmatización de los aventureros

Aunque rara vez son estimados por el resto del rebaño, siempre ha habido necesidad de lo no ortodoxo, lo no convencional y lo no conformista. La unión del ganado en la mentalidad del rebaño podría, para muchos, llevar a la seguridad, la aceptación, el compañerismo corporativo y la unión; pero para el toro que no está marcado y por lo tanto, no es propiedad de nadie, la tierra levantada por los cascos, y el pasto a medio comer oculto bajo aguas lodosas y muy pisadas, ofrece poco consuelo para su espíritu aventurero. Entonces ellos dejan el rebaño, o son echados, y aran sus propias huellas por los caminos menos transitados, por las colinas altas y por los despeñaderos. Ser aventurero lleva a una vida solitaria, pero son sólo ellos los que forjan las huellas nuevas entre las colinas verdes y cambiantes de Dios. Sí, sólo los aventureros encuentran el Monte de Dios y regresan a su rebaño con un mensaje. Por necesidad, todos los verdaderos profetas son aventureros.

Con frecuencia me he preguntado si los aventureros nacen o se hacen. Creo que puede ser cualquiera de las dos maneras, o tal vez ambas. Sientan lástima del aventurero que nace, pues va a ser acorralado por su propio rebaño, por los profundos surcos de las huellas, las cercas, las historias exageradas de terribles gigantes y las historias de días más seguros ‘junto al rebaño’; les aseguro que ese toro va a morir por frustración pero de pie, y mucho, mucho antes de que sus cuernos toquen el polvo. Sientan lástima de los aventureros hechos también, quienes mientras añoran no ser tan poco aceptados y buscan con ahínco un poco de respeto, no obstante cuando muestran los signos de lo que pareciera ser la enfermedad de la vaca loca, son rechazados y ridiculizados, excluidos y separados de aquellos con los que añoran estar. Perdónenme por mezclar a la gente con los animales, pero los toros aventureros son, a menudo, los chivos expiatorios que son enviados al desierto con una pulga en su oreja, cargando los pecados de la gente.

Sí, algunos aventureros nacen y otros se hacen, pero ambos deben, de una manera o de otra, abrazar la soledad que existe en el desierto. Moisés era esa clase de hombre, alguien que nació y que siguió siendo aventurero. Juan el Bautista era esa clase de hombre, alguien que nació y que siguió siendo aventurero. Oseas era esa clase de hombre; Jeremías, Amós, Pablo y cientos de miles más, con nombre o sin él, eran todos aventureros ¡cada uno de ellos trayendo desde el Monte Sinaí un mensaje ardiente que sólo podía traer un hombre aventurero!

Un aventurero que trae un mensaje es odiado por el enemigo y éste siempre intentará quebrantarlo. Recuerden, hubo una vez un Levita aventurero (Jueces 17:7 en adelante) que dejó el rebaño en Belén para más tarde vender su alma aventurera por diez siclos y una camisa. Una vez que la transacción se hubo realizado, él encontró más fácil repetirla, una y otra vez, por un poco más de dinero cada vez. Las consecuencias del quebrantamiento de este toro aventurero fueron que el hombre y su mensaje fueron estropeados sin posibilidad de recuperación. Sí, hay dos cosas que quebrantan a un aventurero y arruinan su mensaje: Primero el dinero y, segundo, la necesidad de respeto por parte del rebaño. Sí, el dinero y la necesidad de reafirmación de los otros animales son las dos señales de alarma que pueden partir en dos al aventurero. Demas fue cortado en dos por la primera (2ª Timoteo 4:10) y (¡Dios nos ayude!) Pedro y Barrabás, ambos fueron cortados y hechos picadillo por la segunda (Gálatas 2:11-21).

El uso original y popular de la palabra ‘aventurero’ refiere a ‘los becerros y ganado que deambulaban por los territorios, sin marca de propiedad’. Cuando este ganado, robusto y bien alimentado, era encontrado por alguien, se volvía propiedad de la primera persona que les ponía su marca. Los aventureros quebrantados siempre, en el final, reciben una marca. Sí, se ha descubierto que la mejor manera de tratar con un toro alborotador es marcarlo primero y luego, cortarle los testículos (esto ha sido comprobado también incluso por Papas Católicos y Pastores de iglesias!), porque los aventureros siempre perturban al rebaño.

Cuando un aventurero se está formando, deambulando por el desierto antes de arribar al Monte de Dios, antes de que el fuego de la zarza ardiente le es dado, puede ser una de las personas más solitarias, frustradas y desconsoladas que jamás haya conocido pero, ¡oh mi Dios! ¡oh querido Señor!, líbranos de esos toros ahora con marca, los aventureros de la antigüedad que aunque deambulan sin sus testículos son aceptados por el rebaño, porque son algunos de los animales más tristes en el mundo, representando tanto mala carne para el carnicero, como estiércol usado como fertilizante, pero que contamina la tierra. Porque una vez que ‘reciben una marca’ esta parece quitar la luz de sus ojos, porque pierden el sabor, ese sabor cantarín y esa chispa, y se vuelven respetables, arruinados y absolutamente podridos. De algo como esto no hay vuelta.

Que Dios dé a su rebaño muchos aventureros poderosos, tanto que nazcan como que sigan siendo aventureros, y que muchos de ellos eviten tanto la marca de acero como el cuchillo de los castradores. Que en todo su deambular sobre esta tierra, encuentren el Monte de Dios, vean la zarza ardiente, y reciban el majestuoso mensaje en sus corazones; y que desde esos hornos ardientes y solitarios de la aflicción, procuren la muerte del Faraón en todas partes y revelen el sendero seguro de liberación para todo el rebaño de Dios. Amén.

Medita: “Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones.” Jeremías 1:5

“Luego extendió el SEÑOR la mano y, tocándome la boca, me dijo: He puesto en tu boca mis palabras. Mira, hoy te doy autoridad sobre naciones y reinos, para arrancar y derribar, para destruir y demoler, para construir y plantar.” Jeremías 1:9-10


“Hoy te he puesto como ciudad fortificada, como columna de hierro y muro de bronce, contra todo el país, contra los reyes de Judá, contra sus autoridades y sus sacerdotes, y contra la gente del país. Pelearán contra ti, pero no te podrán vencer, porque yo estoy contigo para librarte, afirma el SEÑOR.” Jeremías 1:18-19

Ora: Oh Señor, ayúdanos a equipar a nuestros aventureros y a no dañarlos. Que ellos encuentren nuevos senderos, caminos escondidos, aguas frescas y, por el bien de su propio corazón y de nuestra continua libertad, que encuentren tanto El Monte como El Mensaje. Oramos en el nombre de Jesús. Amén.


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