Wednesday, March 16, 2011

Mar | 16 | La gracia tiene sus peligros

Palabra para meditar – GRACIA

Josué 24:13
“A ustedes les entregué una tierra que no trabajaron y ciudades que no construyeron. Vivieron en ellas y se alimentaron de viñedos y olivares que no plantaron.”

La gracia tiene sus peligros

En nuestro versículo de esta noche, el general Josué, conociendo el día en que partiría de esta vida, ha reunido a Israel para verlos, reprenderlos suavemente y recordarles su conquista.
Algo es seguro, Josué era viejo y de edad avanzada, pero en este día, en este día en particular, se le hace saber el momento de su partida. Él ha estado mirando hacia el tablero de salida y su nombre ha destellado y aparecido allí: “Por mi parte, yo estoy a punto de ir por el camino que todo mortal transita”. Josué 23:14. Luego de una vida completa, yo también quisiera estar tan cerca del Señor como para poder escucharlo frotar Sus manos y decir: “Robert, es hoy. A las 2:30 de la tarde.” ¡No puedo esperar!

Creo que el conocimiento que tenía Josué de su partida no era un resumen general de cómo resultarían los años por venir; más bien era una certeza de saber, cuando todos los “No, aún no” se vuelven “¡Sí, ahora!”. Creo firmemente que algunas personas que tienen oídos atentos, tienen la oportunidad de escuchar sus nombres en los altavoces eternos; creo que todos la tenemos, si así lo deseamos.
Josué, con sus bolsos eternos ya listos, primero les habla del Dios de la gracia, y nuestro versículo de esta noche es un testimonio de ese hecho. Esta tierra fue un regalo gloriosamente grande y misericordioso, pero el peligro de esa gracia es que, a menudo, es recibida por las personas equivocadas las cuales muestran una falta de agradecimiento tan grande, que resulta en una languidez catastrófica, de adoración distraída (¿existe esto en verdad?) la cual se derrama como cascada; y rápidamente, y siguiendo a ese estado, está la idolatría lasciva, la cual obtendrá como resultado el juicio celoso de Dios en una ira que consumirá todo. En otras palabras, si la gracia es esperada y recibida como si la mereciéramos, no ocasiona agradecimiento, lo que a su vez, hace decrecer nuestra estatura espiritual hasta tal punto que ya no intentamos alcanzar a Dios, sino más bien nos inclinamos hacia los ídolos, causando que nosotros, los ultrajadores de su gracia, seamos juzgados con toda severidad.

Ahora, lo que realmente da miedo, es que en su discurso de partida Josué los pone en una posición de elección. En efecto, hace esto diciendo: “Yo no sé a quien van a servir ustedes ‘insensatos’, pero yo y mi casa, vamos a servir al Señor”. ¡La respuesta de Israel en Siquem es de aseveración y asombro! “Nosotros también vamos a servir al Señor. ¡En verdad!” Como respuesta, Josué les advierte, les increpa y va más allá diciendo: “¡No, ustedes no pueden servirlo, porque Él es Santo y Celoso, y si ustedes lo provocan, Él se volverá contra ustedes y los destruirá!” Amigos, Josué no pudo haber sido más claro.

Así que entonces Israel, con gran claridad y confirmación, entró en el Pacto de Siquem; y como registro y testimonio del mismo se colocó una gran piedra bajo un roble que era aún más grande, un centinela silencioso de las palabras de Israel, que sólo unas pocas generaciones después, también daría testimonio del quebrantamiento de ese pacto por parte de Israel, una y otra, y otra vez, hasta que Dios, finalmente, se volvió contra ellos y a la postre, los consumió completamente y los arrojó de Su tierra, cuando antes les había hecho bien.

Para aquellos de ustedes que están leyendo esto esta noche, hay algunos recordatorios, algunas reprimendas y algunas cosas qué considerar: ¡Sea lo que fuere que hagan no se inclinen hacia la idolatría adúltera forzando a Dios para que se vuelva en su contra luego de que Él ya les ha hecho bien! Creo que la gracia, sí, especialmente la más grande gracia de Dios en Jesús, todavía está escrita en una página que lleva la marca de agua de Siquem. No abusen de ella; no la pierdan; no la falseen; no la ultrajen, porque pienso que una gracia como esta, puede traer como consecuencia, una reprimenda más grande aún que la ley.

Reflexiona: “Es imposible que renueven su arrepentimiento aquellos que han sido una vez iluminados, que han saboreado el don celestial, que han tenido parte en el Espíritu Santo y que han experimentado la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero, y después de todo esto se han apartado. Es imposible, porque así vuelven a crucificar, para su propio mal, al Hijo de Dios, y lo exponen a la vergüenza pública. Cuando la tierra bebe la lluvia que con frecuencia cae sobre ella, y produce una buena cosecha para los que la cultivan, recibe bendición de Dios. En cambio, cuando produce espinos y cardos, no vale nada; está a punto de ser maldecida, y acabará por ser quemada. En cuanto a ustedes, queridos hermanos, aunque nos expresamos así, estamos seguros de que les espera lo mejor, es decir, lo que atañe a la salvación.” Hebreos 6:4-10

Ora: Nuestra declaración hacia Ti, gran Rey, es esta: “¡En cuanto a mí y a mi casa, nosotros también serviremos al Señor!”. Nuestro deseo es el honrarte, y por eso te damos nuestro corazón y nuestra alma. Aquellos de nosotros que somos las cabezas de nuestras familias, las entregamos a Ti y te imploramos a Ti esta noche, que una vez más, abras la roca cerrada y permitas que los ríos de vida fluyan por cada uno de nuestros cauces generacionales, para que Tus elegidos sean arrastrados gentilmente hacia las costas expectantes del cielo. En agradecimiento y remembranza, no avergonzaremos Tu gracia. Sobre esto, dirigimos hacia Ti nuestra oración y nuestra proclamación. Sí, lo decimos y pedimos en el nombre de Jesús. Amén y amén.


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