Saturday, April 9, 2011

Apr | 09 | Aleluyas rotos

Palabra para meditar – CONFIANZA

2 Samuel 19:7
“¡Vamos! ¡Salga usted y anime a sus tropas! Si no lo hace, juro por el Señor que para esta noche ni un solo soldado se quedará con usted. ¡Y eso sería peor que todas las calamidades que Su Majestad ha sufrido desde su juventud hasta ahora!”

Aleluyas rotos


La vida del Rey David tipifica para mí, una vida de “aleluyas rotos.” Fue el poeta, escritor, cantante y compositor Leonard Cohen quien escribió el canto “Aleluya” el cual fue grabado y hecho famoso por Jeff Buckley, un maníaco-depresivo bipolar quien a los 31 años de edad, se ahogó accidentalmente en el puerto del Río Lobo, un tributario del poderoso Mississippi. Curiosamente, la última grabación de Cohen fue una grabación hablada de los versos del poema “Ulalume” de Edgar Allan Poe, el cual era una pieza poética profunda acerca del amor perdido y el corazón roto, cuyo título suena muy parecido a “Aleluya.”

En su grabación titulada Aleluya, las letras del siempre depresivo Cohen, están llenas de sexo, llenas de Biblia y llenas de un sentimiento de arrepentimiento, que a su vez se basa en una resignación al quebrantamiento. Es un canto de alabanza, a pesar de todo.

En nuestro texto para esta noche todos los pequeños pecados de David han comenzado a mostrarse: Absalón está muerto, asesinado por la mano de Joab quien habla las palabras de nuestro texto de esta noche, a un muy abatido David quien se ha alejado de aquellas personas quienes serían, al final, el medio para su redención. Lo peor estaba por venir para David y en muchos sentidos su fuerza de hierro ahora lleva las grietas del calor de su anterior adulterio. No cabe duda que el Reino, a pesar de que debía ser mantenido unido bajo el reinado de oro de Salomón, ya esta mostrando las fisuras de su propia destrucción. Las relaciones se están desintegrando para David y tanto los que vivían con él como los que estaban alrededor de él, corazones y arpas y voces, todas están quebradas y creciendo cada vez más indiferentes con la edad y con la falta de un debido cuidado. Me temo que es de hecho muy deprimente, el que los días de David terminen en cantos de indiferencia y Aleluyas rotos, mientras limpia la suciedad que dejaron sus no muy recientes pero contínuos desastres.

Al igual que el dulce cantor de Israel, los corazones más rebeldes no pueden hacer nada en sus últimos días, más que cantar Aleluyas rotos. Sin embargo, son más aceptables a Dios, porque provienen de la tierra de la gracia, del lugar del “a pesar de” y ustedes saben amigos, que desde el lugar del “a pesar de” toda la gloria es para el Dios del cielo, porque está llena de esperanza y anhelo, está llena de fe y gratitud; está llena de expectación y deseo, porque vibra con arrepentimiento y brilla con una gran y expectante esperanza.

Medita: “Éstas son las últimas palabras de David, ‘Oráculo de David hijo de Isaí, dulce cantor de Israel; hombre exaltado por el Altísimo y ungido por el Dios de Jacob. El Espíritu del Señor habló por medio de mí; puso sus palabras en mi lengua. El Dios de Israel habló, la Roca de Israel me dijo: El que gobierne a la gente con justicia, el que gobierne en el temor de Dios, será como la luz de la aurora en un amanecer sin nubes, que tras la lluvia resplandece para que brote la hierba en la tierra. Dios ha establecido mi casa; ha hecho conmigo un pacto eterno, bien reglamentado y seguro. Dios hará que brote mi salvación y que se cumpla todo mi deseo. Pero los malvados son como espinos que se desechan; nadie los toca con la mano. Se recogen con un hierro o con una lanza, y ahí el fuego los consume.” 2ª Samuel 23:1-7 .

Ora: Señor, tú sabes cuán contínuamente me lamento por los errores y por lo que está mal en nuestras vidas. Sin embargo, a pesar de nosotros mismos, Tú nos has amado con amor eterno. Sí, a pesar de nuestras malas decisiones, Tú te has quedado con nosotros. A pesar de las débiles voces de nuestros días postreros, sabemos que cantaremos un canto nuevo en un mejor lugar, completamente lleno de alabanza a Tí, nuestro Rey, y todo esto será, a pesar de nosotros. ¡Gracias Jesús! Amén.


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