Monday, April 11, 2011

Apr | 11 | Cuídese de tener bien sus “cuentas” en el día del juicio

Palabra para meditar – MISERICORDIA

2 Samuel 24:14
“David respondió, ‘¡Estoy entre la espada y la pared! Pero es mejor que caigamos en las manos del Señor, porque su amor es grande, y no que yo caiga en las manos de los hombres’”.

Cuídese de tener bien sus “cuentas” en el día del juicio

Cuando se trataba de castigar a niños groseros, uno de mis antiguos directores poseía una colección de ‘varas’ de colores para ese propósito, todas guardadas en un armario con vidrio, el cual ayudaba a que pudiera escoger su particular ‘instrumento’ de retribución. Mi propio trasero había, en muchas ocasiones, tenido una comunión muy ardiente con un buen número de estas varas.

La palabra Inglesa “dom” significa rendir cuentas o dar un detallado reporte de algo. La última vez que estas islas fueron agresivamente invadidas, fue Guillermo el Conquistador quien instigó un período de 6 años de estudio de la tierra, sus dueños y sus pertenencias, para alcanzar a tener un conocimiento, una comprensión e información sobre los impuestos. Este libro Domesday de la contabilidad se terminó en 1086 y sus dos volúmenes están disponibles para su lectura hasta este mísmo día. Actualmente incluso están disponibles en internet...¡increíble!

El libro Domesday tenía como principal propósito determinar los derechos fiscales del rey. En otras palabras, cuánto dinero tenía a su disposición para financiar sus proyectos y especialmente sus proyectos de expansión. Me pregunto si el Rey David tenía las mismas ideas expansionistas rebotando en su cabeza, cuando en 1ª Samuel 24 decide instituir un censo ¡y tal vez determinar los impuestos del pueblo a través de él! Sí, David quería un censo del pueblo, con el único propósito de cobrar impuestos. Aquí tal vez estamos ante la primera encuesta sobre impuestos. ¡Es interesante que aun Dios estaba en contra!

1ª Crónicas 21:1 nos dice muy claramente que fue Satanás quien tentó a David en este asunto, poniendo esa idea en el probablemente entonces orgulloso corazón de David. Ahora, fíjense bien en esto amigos, porque pienso que el mayor peligro para un corazón orgulloso, casi siempre llega con la oportunidad, dada por las cosas que ‘casi’ suceden o ‘casi’ perdemos. Las segundas oportunidades, frecuentemente hacen que el corazón alcance sus raíces de pecado, a través de permitirle sentir que tiene todo el poder, y tales raíces producen solamente flores negras, las cuales liberan el aroma enfermizo de una actitud del tipo que dice “yo te voy a mostrar como se hace...”. ¡Dios detesta esto! Sí, con la rebelión de Absalón y Seba, David casi perdió el reino. Así que ahora estaba determinado a demostrar a todos lo fuerte y lo bendecido que él era y lo acertado de la decisión de ponerlo como Rey de Israel. Los años estaban pasando y el Rey David no estaba ya tan joven y se necesitaba hacer muchas cosas para que el pueblo se recuperara de los recientes desastres. El segundo aliento de recuperación es casi siempre el que hace que se crezca el corazón inclinado hacia el mal. Fíjense ahora en esto, porque Satanás nunca se aleja y siempre está listo para meterse en esas pequeñas grietas que nosotros abrimos, cuando tenemos este tipo de actitudes equivocadas.

Sin duda, Dios estaba muy enojado ante la rebelión de Israel contra su ungido rey y, tal vez para darles un buen castigo, cuando David toma ese segundo pero pecaminoso aliento de recuperación, Dios mismo le permite a Satanás meter esa idea en su mente. Luego David, actuando contra todo buen consejo, especialmente porque provenía de labios de gente mala, actúa en contra de ese consejo y peca. Este no era un pecado de aritmética ni tampoco un pecado planeado conscientemente. No, Dios ve el corazón de David y de la gente y se propone castigar su orgullo, del cual hubiera sido más inteligente retirarse.

Mientras David miraba los documentos del censo, la claridad entró en su conciencia y se dio cuenta que había pecado. Se da cuenta que ahora tiene en su mano documentos que traerán “Juicio” y comienza a pedir perdón por lo que ha hecho. ¡Me pregunto qué tan tremendo hubiera sido el castigo si él no hubiera tenido la bendición de haber tenido claridad en su conciencia y haberse arrepentido! No cabe duda que como decía el buen Matthew Henry: “Aquellos que verdaderamente se arrepienten de sus pecados, y han sido perdonados, casi siempre sirven como ejemplo a este mundo.” El profeta Gad es enviado a David con tres opciones de castigo. ¿Qué ‘vara de corrección’ iría a escoger David?

Ahora David, aquél sangriento guerrero, aquél circuncidador de hombres Filisteos, ese antiguo recolector de prepucios, se dió cuenta de lo malo e inmisericordioso que un corazón es capaz de ser, y sin duda, especialmente el suyo. En ese momento, él se pone en las manos de Aquél que juzga tanto con justicia como con misericordia.

Cuando se trataba de castigar a niños groseros, uno de mis antiguos directores poseía una colección de ‘varas’ de colores para ese propósito, todas guardadas en un armario con vidrio, el cual ayudaba a que pudiera escoger su particular ‘instrumento’ de retribución. Mi propio trasero había, en muchas ocasiones, tenido una comunión muy ardiente con un buen número de estas varas. Es tiempo de que tengamos cuidado.

Medita: “Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestros pecados; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas, nosotros fuimos sanados.” Isaías 53:5

Ora:¿Qué Dios como tú, que perdonas la maldad y olvidas el pecado del remanente de Tu heredad? No retienes Tu enojo para siempre, porque te deleitas en la misericordia. Volverás a tener compasión de nosotros, y sepultarás nuestras iniquidades. Tú echarás nuestros pecados a lo profundo del mar. Cumplirás la verdad a Jacob y la misericordia a Abraham, la cual juraste a nuestros padres desde tiempos antiguos (De Miqueas 7:18-20).

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