Sunday, April 17, 2011

Apr | 17 | De comida para el alma, mesas y cuenta cuentos deleitosos

Palabra para meditar – AGRADECIDO

Juan 12:1-3
“Seis días antes de la Pascua llegó Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien Jesús había resucitado. Allí se dio una cena en honor a Jesús. Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con él. María tomó entonces como medio litro de nardo puro, que era un perfume muy caro, y lo derramó sobre los pies de Jesús, secándoselos luego con sus cabellos. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.” .

De comida para el alma, mesas y cuenta cuentos deleitosos


Para mí, la hora de la cena es la mejor, especialmente si se come con amigos y seres queridos. La comida que se sirve a la hora de la cena debe ser comida que satisfaga el anhelo del día y que te prepare para el resto de la noche. Sí, la cena debería ser comida para el alma, comida que trae consuelo, comida para descansar.

No hay nada mejor que un buen vino de mesa y una buena dosis de historias, para acompañar a tal comida para el alma: Historias del día, historias del pasado, historias que permanecerán...Esta noche, en el hogar de Simón el leproso, donde Martha y María están preparando y sirviendo, mmmhh..¡hay una historia que se está cocinando! Especialmente porque Lázaro, recién salido de entre los muertos, está sentado ahí, ¡ansioso por contar su historia! ¡Oigan! Yo hubiera tenido muchas preguntas qué hacerle alrededor de la mesa, y si yo fuera él, si yo hubiera regresado de entre los muertos, bueno, ¡yo hubiera tenido algunas historias qué contar! Los escenarios, los sonidos, los olores, los gritos que pude haber oído desde el infierno, los pensamientos absurdos que yo tenía antes, la gran multitud ante las puertas, mis amigos que hace mucho no veía, el canto de los Cielos, las colinas de Devon, las flores color amarillo, las horas y horas de descanso, las...bueno, ¡ustedes entienden! ¡El problema es que Lázaro nunca pudo ver! ¡ni siquiera pudo oir una sola palabra! ¡ni siquiera a un mísero pajarito! ¡No! Es todo acerca de Jesús...¡típico!

Siempre que una persona nacida de nuevo se sienta a la mesa para cenar, es como otro Lázaro que salió de la tumba sentado otra vez, para inesperadamente abrir una fina botella de amor y vida. Los testimonios e historias de valor y alegría deberían abundar en tales mesas, pero yo les digo que, al final, no es acerca de nosotros, sino acerca de Jesús, el huésped invisible quien siempre se sienta entre nosotros. María tenía razón. Profundamente agradecida, ella adora a Aquél quien trajo a su amado Lázaro de las tinieblas, y tal adoración se la ofreció sobre sus rodillas, porque un corazón quebrantado y agradecido siempre llenará el aire...no...llenará todo el lugar de adoración y más allá de una fragancia de adoración, debiera ser una adoración que nos cueste algo, una adoración que nos cueste mucho.

Díganme, ¿qué olores adornan su mesa en esta noche? ¿Qué fragancia llena el aire de esta noche?

Medita: “Canten alegres a Dios, habitantes de toda la tierra; sirvan al Señor con alegría. Vengan ante su presencia con regocijo! Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos. Pueblo suyos somos y ovejas de su prado. Entren por sus puertas con acción de gracias; por sus atrios con alabanza!; alábenle, bendigan su nombre!...” Salmos 100:1-4 .

Ora: Señor, haz que mi mesa siempre despida un olor de agradecimiento a tí, mi Salvador y mi Rey, porque por siempre y para siempre ¡tenemos al menos un ciento de cosas por qué darte gracias en esta noche! Amén.


No comments:

Post a Comment