Friday, May 27, 2011

May | 27 | El problema de Prometeo y la preparación para la muerte

FUEGO

Eclesiastés 7:2
“Vale más ir a un funeral que a un festival. Pues la muerte es el fin de todo hombre, y los que viven debieran tenerlo presente.”

El problema de Prometeo y la preparación para la muerte

“Los pastores que imitan la predicación y las acciones morales de los profetas, sin imitar también su profunda oración y adoración, tan evidente en los Salmos, son una vergüenza para la fe y un estorbo para la iglesia” (Eugene Peterson – Working The Angles: The Shape of Pastoral Integrity)

Yo no quiero ser ni una vergüenza ni un estorbo, pero me temo que mi tendencia natural es a serlo, porque he visto lo que el fuego Prometeico y su actividad resultante, producto de la adrenalina, pueden hacer, al aumentar las llamas azules de las esperanzas construidas por los hombres. Ambas cosas se desarrollan y destellan en libros como “tu mejor vida ahora”. Sí, he visto lo que esas llamas de acción profética pueden conseguir, lo que pueden lograr y ¡sí que necesitamos conseguir esas cosas! Porque cuando miro alrededor... amigos, cuando miro alrededor, ¡hay tanto por hacer! Y francamente tanto que podemos hacer ahora. Sin embargo… ¡tenemos tan poco tiempo para hacerlo! Las necesidades son tan grandes y tenemos en la actualidad tantas posibilidades de satisfacerlas, que sólo quiero salir y comprarme esa excavadora, ¡sí! Atizar ese fuego y agarrar esa máquina amarilla JCB que sacude la tierra y poner de revés esa montaña; construir ese túnel, vadear ese arroyo, hacerme un camino a través de ese río poderoso, porque como dice una canción tengo “esperanzas elevadas, altas como el cielo” de que podremos mover ese árbol de caucho. ¡Sí señorrrr! Movamos esa máquina donde se nos antoje. ¡Podemos hacerlo! Sacudámoslo… ¡sí! Démosle forma a esa cosa llamada nuestro destino, a esa cosa llamada nuestras posibilidades, ¡sí! ¡vamos arriba, abajo, despabilémonos, y hagámoslo, nenes, porque estamos preparando personas para la vida! Estamos preparando personas para el cambio, para que sean mejores, para que mejoren la sociedad y las naciones del mundo. ¡Aleluya y a la caaaaarga! ¿No has oído que “¡podemos hacerlo!”?

Peterson (en el libro que mencioné anteriormente) señala cómo la generación actual de la iglesia (creo que la Iglesia Laodicea) ha acogido incondicionalmente y de tal manera el mito Prometeico, que “nos hemos permitido ser nombrados en la lucha contra los límites, comprometidos a elevar el estándar de vida: máquinas más grandes, pollo más barato… utilizando sin sentido crítico los medios que el mundo ofrece… tan aplaudidos sin sentido crítico y tan inmediatamente disponibles… nos hemos unido a la lucha por mejorar la vida para todos con cualquier medio disponible… el problema es que Prometeo no ora, hay mucho por hacer y muy poco tiempo para ello”. ¿Lo entendieron? ¡Prometeo no ora!

Recuerden que en la leyenda Prometeo redimió a la humanidad de la tiranía de la mortalidad, haciendo que los mortales dejaran de prever su destino personal, sembrando en ellos esperanzas ciegas y, al final, robando fuego de los dioses para dárselo a la humanidad para su propio placer, beneficio y progreso contínuo y tecnológico!

Peterson tiene razón en su afirmación respecto a los profetas y su falta de oración, porque si hay dos cosas que caracterizan tanto al pastorado presente como a la comunidad postmodernista de los santos son, primero que todo, una falta evidente de oración, y en segundo lugar, una falta de preparación para una buena muerte. En menos de un siglo, más de 6000 millones de personas morirán en este planeta. Ciertamente que esto es algo para lo que deberíamos prepararnos, y al hacerlo, esa preparación para la muerte convertiría nuestras cortas vidas en viajes bautizados en el río cálido, húmedo y siempre vivo de la oración. ¡Esto no es un pensamiento lamentable, sino que es el pensamiento bíblico! Hay tanto por hacer y tan poco tiempo para ello, que realmente debemos orar y mucho, mucho más. Sin embargo la obra, la obra hecha por el hombre ciego, nos ha exprimido toda nuestra oración.

Díganme, ¿tienen un fuego Prometeico en su caldera personal esta noche? Después de todo, ¿de dónde están obteniendo su calefacción central? ¿Qué está incrementando la fuerza de su vapor personal, del vapor de su iglesia y de su misión? ¿Han contado sus días? ¿Han pensado y piensan en su mortalidad, y viven la vida según su sombra eterna de perpetuación? Si descubren que la idea de la última pregunta resulta derrotista o incluso repugnante, entonces puedo prácticamente garantizarles, pastores, hermanos, hermanas, amigos y compañeros, que tienen algún tipo de fuego Prometeico en sus calderas, y les digo que tienen que apagarlo. Porque si no lo hacen, con toda certeza los quemará. Señalen las palabras que les digo. Señálenlas.

Sí, las mejores dos cosas y además las más bíblicas que pueden hacer, son orar y prepararse para su deceso final. Piensen en eso esta noche.

Medita: “Pero Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario y, poniendo en ellos fuego e incienso, ofrecieron ante el Señor un fuego que no tenían por qué ofrecer, pues él no se lo había mandado. Entonces salió de la presencia del Señor un fuego que los consumió, y murieron ante él.” Leviticus 10:1-2

Ora: Señor, enséñame a orar. Señor, enséñame a contar mis días. Porque Señor, amo este extraño poder Prometeico. ¡Simplemente lo amo! No deseo ser un ludita, Señor, pero sí te pido que apagues el fuego falso y que luego, mi Señor, envíes el fuego Santo de Tu trono. Te lo pido en nombre de Jesús. Amén.

 

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