Saturday, June 11, 2011

Jun | 11 | Seabiscuit y el moldeado del espíritu

Palabra para meditar – FORMA

Job 17:11-16
“Mis días van pasando, mis planes se frustran junto con los anhelos de mi corazón. Esta gente convierte la noche en día; todo está oscuro, pero insisten: "La luz se acerca." Si el único hogar que espero es el sepulcro,si mi única esperanza de sosiego es un muy bien hecho ataúd; si una reunión familiar significa estar bajo tierra, y la única familia que tendré son los gusanos, ¿le llaman a eso esperanza? ¿Quién ha de encontrar esperanza en eso? No. Si la esperanza y yo hemos de ser enterrados juntos, entonces ¡ustedes vendrán a un doble funeral!,” (tomado de EL MENSAJE por Eugene H. Peterson)

Seabiscuit y el moldeado del espíritu

Inspirada en un libro éxito en ventas de Laura Hillenbrand (a su vez basado en una historia real), la película Seabiscuit (2003) con su magnífico argumento, trata esencialmente de la reparación del espíritu quebrantado, del moldeado del alma y de la sanidad del cuerpo.

Johnny “Red” Pollard es un joven apasionado por los caballos. Durante la Gran Depresión de la década de 1930, sus padres, golpeados por la pobreza, lo dejan bajo el cuidado y la custodia del muy trabajador dueño de un establo. Lo que uno descubre a lo largo del argumento es que este acto desesperado de sus padres, lastima de manera permanente su espíritu. Con el tiempo, Red se topa con un ranchero millonario llamado Charles Howard y con un vaquero entrenador de caballos, llamado Tom Smith, quienes lo ‘enlazan’ con un caballo pequeño y aparentemente inútil llamado Seabiscuit, que tiene un espíritu tan lastimado como el suyo propio. La historia de aflicción y sanidad de Red y Seabiscuit corren paralelas la una de la otra, hasta que ambos triunfan a pesar de todos los obstáculos, y se convierten en campeones.

En la película hubo un diálogo que me pareció muy iluminador, y fue cuando, ante la pregunta que le hizo un reportero sobre la recuperación y el triunfo sorprendente del caballo, Red respondió: “Bueno, yo sólo creo que este caballo tiene mucho corazón. Tal vez estaba abatido, pero no fuera de combate. Tal vez perdió en ocasiones, pero no dejó que eso lo afectara. Todos podríamos aprender unas cuantas cosas de este pequeño amigo... ¡Ah! y por cierto, el no se cree pequeño... se cree el caballo más grande del mundo. Es que cuando un tipo pequeño no sabe que es pequeño, puede hacer cosas grandes. ¿Saben? Esta no es la meta... la meta es el futuro, ¡y Biscuit es precisamente el caballo que nos llevará hasta allá!”.

A menudo me doy cuenta de que la gente mira con melancolía la forma y la proporción del cuerpo de otras personas, deseando verse tan bien, ser tan grandes, tan fuertes, tan delgados, con una figura así de bonita, o tan proporcionada como la de ellas. Mi respuesta es que sin importar cuánto te esfuerces, al final, no podrás derrotar la genética (aunque esta afirmación que estoy haciendo es cada vez menos cierta). En muchos sentidos, nuestro deseo de tener una transfiguración exterior sólo busca hacernos sentir mejores, más grandes, más fuertes o con una mejor figura en el interior. Por encima hay un cierto grado de sensibilidad al respecto, en cuanto a que lo que somos externamente, sí moldea lo que somos internamente. Sin embargo, creo que es más justo decir: “lo que creemos ser externamente, moldea lo que somos internamente”, o mejor aun, “nuestra manera de pensar, moldea lo que somos”. Con esta última frase también pienso que, en realidad y eventualmente, esto es lo que nos moldeará exteriormente, ¡pero esa es una historia completamente diferente!

En esta noche, mi estimado amigo, no quiero que creas una mentira ni que te conectes con una fantasía engañosa, porque no obstante tengo que pedirte que medites una vez más y en oración, en quién eres; y más importante, tengo que animarte a que descubras qué persona es la que Jesús te ha destinado a ser. Esto es sanidad spiritual; esto es el moldeado del espíritu, lo que a su vez moldeará verdaderamente el cuerpo, y no sólo para el momento presente, sino más especialmente para el tiempo por venir. Permite que tu espíritu se convierta en el maniquí del sastre, para que las vestiduras de tu cuerpo, en el presente y en la resurrección, se hagan a la medida. El futuro es la meta; entonces ¿quién crees que eres ahora? A pesar de toda evidencia exterior que muestre lo contrario, ¿qué persona estás convencido de ser?

Medita: “Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que proclamen las obras maravillosas de Aquél que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable. Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; antes no habían recibido misericordia, pero ahora ya la han recibido.” 1ª Pedro 2:9-10

Ora: Padre misericordioso que me llamas a la luz, ven a iluminar mis tinieblas y a mostrarme mi vestidura. Sí, ven a mostrarme mi anillo y mi corona de gloria, en Jesucristo, mi Rey. Llámame por mi nombre profético, dirige mi posición real y mi destino en Ti. Que esta noche llegue tranquila y que con ella vengan sueños que me instruyan. Revísteme de serenidad y luego, mi Dios, háblame otra vez. Amén.

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