Thursday, July 7, 2011

Jul | 07 | Los regalos preparados

Palabra para meditar – ESPERANZA

Oseas 14:1, 2a
“Vuélvete, Israel, al Señor tu Dios. ¡Tu perversidad te ha hecho caer! Piensa bien lo que le dirás, y vuélvete al Señor.”

Los regalos preparados


Ayer por la noche unos amigos nos invitaron a cenar. Como es costumbre en el Reino Unido, llegamos hambrientos a su puerta y con un regalo en nuestras manos El regalo de anoche era una botella de vino. En otras ocasiones podrían ser flores o chocolates, en realidad no importa, pues su propósito no es contribuir a la comida. No, estos regalos, casi siempre recibidos con sonrisas y un “Ah, muchísimas gracias”, a menudo se guardan ¡y los anfitriones les dan posteriormente un uso privado! Estos regalos se hacen para mostrar respeto por la invitación recibida a cenar, para inmediatamente decir a los anfitriones: “Gracias” y “apreciamos mucho este momento, este lugar, esta cena y todo lo que cuidadosamente han preparado”. Bueno, no es realmente un problema si llegamos a la invitación sin un regalo. Sin embargo, he observado que tales presentes ayudan mucho a que los anfitriones en espera se sientan cómodos con sus muy esperados invitados. Incluso facilitan los temas de conversación y principalmente el comienzo de diálogos relajados y amistosos. Sí, un presente ayuda mucho a construir una noche agradable.

Israel ciertamente había echado todo a perder con Dios. Lo habían traicionado, habían renegado de Él de la forma más horrible. Desde un punto de vista humano y teniendo en cuenta su grave situación, parecía que no había vuelta atrás. No había esperanza. El pecado los había confundido y los había lanzado de cara al fango, donde se habían involucrado en tremendas orgías con sus vecinos, retozando abiertamente y sin miedo incluso frente al horrorizado, herido y enojado rostro de Dios. Desde un punto de vista humano, no había vuelta atrás en esta situación.

A pesar de ello Dios todavía conservaba la esperanza de que pudieran restaurar y renovar su relación con Él; incluso recibieron una invitación a cenar de nuevo con el ofendido Señor de los tiempos, y miren, el comienzo de esa restaurada y renovada relación para Israel hubiera sido presentarse a la puerta del Señor con un presente, con un regalo preparado, incluso con un regalo de palabras preparadas.

Las palabras correctas, en el momento adecuado, ayudan mucho a propiciar la conversación y principalmente a iniciar diálogos relajados y amistosos. Sí, un regalo preparado con las palabras correctas ayuda mucho a aliviar el dolor de un corazón herido, y no se equivoquen con eso, el corazón de Dios en ese momento se encontraba verdaderamente muy herido.

Esta noche, algunos de ustedes (y todos nosotros en algún momento) tendrán que ir a tocar en la puerta de alguien que se encuentra muy herido y ofendido. ¡Quizás incluso la puerta de Dios! Cuando lo hagan, asegúrense de llevar las palabras con ustedes. Un regalo de palabras, un regalo preparado con las palabras correctas, para el momento adecuado.

Reflexiona: “Vuélvete, Israel, al Señor tu Dios. ¡Tu perversidad te ha hecho caer! Piensa bien lo que le dirás, y vuélvete al Señor con este ruego: Perdónanos nuestra perversidad, y recíbenos con benevolencia, pues queremos ofrecerte el fruto de nuestros labios. Asiria no podrá salvarnos; no montaremos caballos de guerra. Nunca más llamaremos "dios nuestro" a cosas hechas por nuestras manos, pues en ti el huérfano halla compasión.” Oseas 14:1-3

Ora: Señor, nuestras acciones pecaminosas al final siempre parecen dejarnos huérfanos. Sí, nos volvemos niños bastardos, desaliñados, salvajes, duros y heridos, buscando satisfacción en cualquier cosa y en cualquiera menos en Ti. Entonces, revolcándonos en nuestro libertinaje, nuestro pecado es una fosa abierta en la que todos pueden mirar. Por favor, líbranos de todo nuestro maloliente pecado y recíbenos, a nosotros indignos pecadores, con Tu favor, que no merecemos, y el cual te agradecemos. Sí, oh Dios, ¡Te cantaremos alabanzas por ello! Pues nada ni nadie más puede salvarnos: no pueden salvarnos ni el prestigio ni el poder que hemos alcanzado por nosotros mismos. No, ¡no nos inclinaremos más ante esos deplorables mentirosos! Nos hemos convertido en huérfanos por nosotros mismos y todo lo que podemos hacer es venir con estas palabras y colocarlas ante Tus misericordiosos pies, y esperar por tu más amable respuesta, pues hemos oído y creemos, que Tú, el gran Dios y Padre de la humanidad, eres compasivo con los que han perdido a su padre. Entonces ponemos ante Tus muy misericordiosos pies estas palabras y esperamos pacientemente por Tu bondad.



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