Wednesday, July 20, 2011

Jul | 20 | Jugando cartas con la Dra. Vómito

Palabra para meditar – PODER

Hechos 19:11-15
“Dios hacía milagros extraordinarios por medio de Pablo, a tal grado que a los enfermos les llevaban pañuelos y delantales que habían tocado el cuerpo de Pablo, y quedaban sanos de sus enfermedades, y los espíritus malignos salían de ellos. Algunos judíos que andaban expulsando espíritus malignos intentaron invocar sobre los endemoniados el nombre del Señor Jesús. Decían: ‘¡En el nombre de Jesús, a quien Pablo predica, les ordeno que salgan!’ Esto lo hacían siete hijos de un tal Esceva, que era uno de los jefes de los sacerdotes judíos. Un día el espíritu maligno les replicó: ‘Conozco a Jesús, y sé quién es Pablo, pero ustedes ¿quiénes son?’”

Jugando cartas con la Dra. Vómito

Yo solía trabajar en el calor del centro de la ciudad del norte de Miami, la ciudad de Hollywood para ser preciso. De todas formas, cada vez que yo pasaba en mi auto por el frente de nuestra iglesia, siempre me gustaba mirar a la entrada techada que estaba situada al frente del edificio, porque esta área sombreada parecía siempre atraer a una extraña variedad de gente de la localidad y a veces de muy, muy lejos. A veces, era gente haciendo un picnic y refugiándose del calor, ¡a quienes los habían acabado de robar en la estación de autobuses greyhound! (¡es interesante que todos los que me contaban algo, decían que los habían robado en la estación local greyhound! Ya esa estación está cerrada); otras, era una familia cambiándole el radiador al auto con un angustiado Gitano rumano que había pedido un ‘raid’ y con una necesidad desesperada de oración, o alguien que acababa de salir de la cárcel, u otra persona cargando un niño enfermo, o necesitado de dinero, o … bien ya tienen una idea. La entrada techada de esa iglesia del centro... ¡Santo cielo!

Un día en particular me topé con la Dra. Vómito. Esta era una mujer de mediana edad llamando a “Bill y Hughie,” sentada en la banqueta caliente, y dejando salpicaduras de saliva manchada y coloreada, en todos los autos que pasaban. Entonces di la vuelta y le grité: “Eh, ¿la puedo ayudar señora? ¿Puedo llamar al 911? Me miró sudorosa, con saliva colgándole de un lado de la boca, y me dijo “No, gracias. Me pondré bien”. Como no le creo, entonces me bajo del auto y camino hacia ella.
“En verdad, señora ¿qué le sucede y cómo puedo ayudarla?”
“No, de verdad, estoy bien. Soy médico”. Y al decir esto lanza más saliva negra a la calle.
“¿Qué le ha ocurrido?”, le pregunté.
“¡El Presidente! ¡Ocurrió!” (ahora, El Presidente era un horrible y apestoso supermercado sudamericano en la esquina…) “Sí, ¡El Presidente y su #$#@@ arroz con frijoles negros! ¡Esos y aquellos *%6#$%’s de esa familia que yo hice a un lado! ¡Con esa basura de las cartas del tarot están haciéndole daño a todo el mundo por aquí y desgraciándoles las mentes!”

Ella me apuntó con un sucio dedo que tenía vómito sentado todavía peligrosamente en su bien comida uña. “Sí, ellos viven al doblar la esquina, la familia completa es mala, ¡Ten cuidado! Te pueden hacer daño también, ellos son malos”.

Así que en este momento estoy un poco confundido pero conociendo la naturaleza de la comunidad multicultural de estos alrededores, le digo “¿Piensa usted que le han echado una maldición?”

“¡No! Soy la Dra Willow. Soy médico y ellos no me pueden echar una maldición. ¡Simplemente no pueden! En este momento ella comienza a vomitar de nuevo, muy campantemente a un lado de la calle. “¡No, tú no puedes ayudarme, estaré bien, pero cuídate de ellos, te echarán Budismo!” Y con un gesto de su mano y un vómito final, ella se vuelve y se va dando tumbos en la distancia. Los transeúntes caminan cuidadosamente pero apartados de eso, nadie está realmente impresionado por lo que han visto y oído. Era en el norte de Miami, y hacía calor. Era casi anormalmente normal.
¿La Dra. Willow? Ah, sí, creo que recuerdo que ella vino al stand de nuestra iglesia en la exposición al aire libre de la ciudad y me dio una de sus tarjetas de negocio. Decía “Dra. Willow, Curandera Reiki”. Para esto, déjenme decirles que yo había lidiado con las formas lujosas y apropiadas de la sanidad Reiki, pero con la pobre y vieja Dra. Willow toda atemorizada, con maldiciones mutuas, frijoles negros y arroz malo, bueno, el flujo de la energía universal no le estaba sentando mucho, ¡se los puedo asegurar!

Era evidente que esta señora en particular estaba muy enferma. Ninguna de las posibles presentaciones intelectuales del Evangelio le llamaría siquiera la atención. Para ella y la familia que ella había anteriormente “execrado”, que ahora andaban deambulando con un juego de cartas del tarot y un gran saco de mentiras, era obvio que solamente un encuentro directo con el vivo, poderoso y resucitado Señor Jesús podría comenzar a rescatar y redimir a esta practicante particularmente lastimosa y ‘vomitona’ y a todos sus jurados enemigos.

El enemigo hoy ya no esconde sus cartas en su pecho. Ahora mismo en esta era posmodernista y poscristiana, estas cartas están viradas sobre la mesa para que todo el mundo las vea. Para los cristianos, por supuesto, aun durante dos mil años las cartas de Dios han estado sobre la mesa y todas tienen el título “El Evangelio – ¡El Poder de Dios para Salvación!” Entonces amigos, ¡juguemos! Le ganaremos al enemigo cómodamente. ¡Siempre lo hemos hecho y siempre lo haremos!

Listen: “Y abalanzándose sobre ellos, el hombre que tenía el espíritu maligno los dominó a todos. Los maltrató con tanta violencia que huyeron de la casa desnudos y heridos. Cuando se enteraron los judíos y los griegos que vivían en Éfeso, el temor se apoderó de todos ellos, y el nombre del Señor Jesús era glorificado. Muchos de los que habían creído llegaban ahora y confesaban públicamente sus prácticas malvadas. Un buen número de los que practicaban la hechicería juntaron sus libros en un montón y los quemaron delante de todos. Cuando calcularon el precio de aquellos libros, resultó un total de cincuenta mil monedas de plata. Así la palabra del Señor crecía y se difundía con poder arrollador.” Hechos 19:16-20

Ora: Señor, el diablo está realizando un juego de poder hoy, por las almas de los hombres perdidos y aparentemente está ganando. Su atadura ahora es abierta y flagrante. Te pedimos oh, Jesús, que tu iglesia utilice el poder que Tu tan dispuestamente nos has otorgado. Entonces ven Señor, que poderosos milagros y maravillas sigan la predicación de Tu palabra. ¡amén!

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