Monday, August 1, 2011

Aug | 01 | Cortando el costo y el costo de cortar

Palabra para meditar – GANAR

Isaías 56:3-5
“Tampoco debe decir el eunuco: No soy más que un árbol seco. Porque así dice el Señor: A los eunucos que observen mis sábados, que elijan lo que me agrada, y sean fieles a mi pacto, les concederé ver grabado su nombre dentro de mi templo y de mi ciudad; ¡eso les será mejor que tener hijos e hijas! También les daré un nombre eterno que jamás será borrado.”

Cortando el costo y el costo de cortar

En la segunda de mis tres meditaciones sobre sexualidad, hoy quiero echar un vistazo a este pasaje de Isaías 56. En este versículo, un eunuco no es un transexual, y llevar el título de “eunuco” tampoco significa necesariamente que la persona haya sido mutilada de esa manera. En otras palabras, ser un eunuco no quería decir necesariamente que los testículos hubieran sido extirpados a nivel físico. El término y el título “eunuco” también podían ser utilizados de modo figurado. Aquí en Isaías, no obstante, ¡creo que es utilizado de manera literal!

Este acto de mutilación (este corte radical de destrucción permanente) se efectuaba en ocasiones de manera voluntaria. Sí... fue una práctica voluntaria incluso en la historia más temprana de la Iglesia, pero generalmente se hacía con un propósito y como un acto de dominación y de servidumbre forzosa. Hoy en día, diríamos que es un acto de dominación y servidumbre forzada y abusiva. Este versículo hace referencia a aquellas personas a las que se les ha infligido esta violación. Sin embargo, esas acciones violentas y el gran grupo resultante de personas que habían sufrido el corte del cuchillo a una edad temprana y a quienes en última instancia se les había despojado de sus partes, se habían vuelto tan comunes en ese momento, que Dios se dirige a ellos de manera particular en este texto de Isaías.

En ese contexto cultural, en el que los hijos eran vistos como un signo de bendición de parte del Señor (cuando los míos eran adolescentes habría rebatido ese punto de vista con todas mis fuerzas), como un estatus cultural y como un signo de continuación personal, para los eunucos entonces, no poder tener hijos, no tener hijos, era un signo contrario a la bendición de Dios, incluso un signo de maldición, que aparentemente indicaba que no podían tener parte en la bendición del pacto, tal como se expresaba en el estatus cultural y en la continuación personal.
Estas palabras de Isaías 56, dirigidas a los eunucos, salen de la boca del Dios de toda consolación, que en realidad les dice: “¡Me agradas! Y lo haces cuando guardas mi pacto y mi día de reposo, y cuando consistentemente decides vivir para agradarme. ¡Gracias! Lamento mucho lo de “tus partes”, tu falta de “hogar”, tu falta de estatus y de continuación personal, pero no te preocupes, no saldrás perdiendo. ¡No! Mejor que eso, ‘Mi casa es tu casa,’ y también te daré un nombre inolvidable y eterno. Sí. Tal vez te hayan cortado tus partes, pero Yo me aseguraré de que tu nombre, quien tú eres y lo que llegarás a ser en mí, es decir, todo lo que alguna vez esperaste ser... sí... ¡eso jamás te lo cortarán! Entonces, a la luz de esto, no pierdas la esperanza, no dejes de respetarme, obedecerme y agradarme, porque en ello hay gran recompensa; ¡aunque aún no la veas delante de ti!”.

Sí, nuestro versículo para esta noche es para aquellos que aparentemente han sido despojados de la bendición del pacto, al perder el estatus cultural y la continuación personal, que posiblemente un par de testículos pudo haberles traído. ¡Qué gran palabra de estímulo para las personas que han sido abusadas de esta manera! ¡Aleluya!

La aplicación general de esta promesa es aquí muy clara para todos nosotros, me parece. “Sin importar tu condición, aunque otros te hayan robado, incluso aunque tú mismo te hayas robado, aunque el pecado, la situación o las circunstancias te hayan robado, si ahora empiezas a vivir para complacerme”, dice Dios, “para respetarme, guardando mis leyes, entonces te bendeciré mucho más allá de lo que te imaginas. Por ningún motivo saldrás perdiendo al seguirme a Mí.”

Medita: “Mira, le dijo Pedro, nosotros hemos dejado todo lo que teníamos para seguirte. Les aseguro, respondió Jesús, que todo el que por causa del reino de Dios haya dejado casa, esposa, hermanos, padres o hijos, recibirá mucho más en este tiempo; y en la edad venidera, la vida eterna.” Lucas 18:28-30

Ora: Señor, devuélveme todo lo que he desperdiciado, todo aquello de lo que he sido despojado, todo lo que he perdido. Padre, que Tu redención gobierne en mi vida... sí, con toda su completamente redimida y fantástica plenitud. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.




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