Tuesday, August 9, 2011

Aug | 09 | Enfrentarse a esos sonidos en la noche

Palabra para meditar – SUPERFICIE

Exodo 10:21
“El Señor le dijo a Moisés: Levanta los brazos al cielo, para que todo Egipto se cubra de tinieblas, ¡tinieblas tan densas que se puedan palpar!”

Enfrentarse a esos sonidos en la noche


Mientras estaba prestando mi servicio en el HMS Dolphin en Gosport en la costa sur de Inglaterra, recuerdo que una vez estaba visitando el laboratorio de armas de la base y vi el interior de un torpedo Mark 24 Tigerfish. Dirigido por cable, sus cables y entrañas electrónicos estaban en ese momento colgando inútilmente encima de sus costados cilíndricos abiertos quirúrgicamente como intestinos reventados. Parecía perdido, inútilmente grande... sencillamente un cañón abierto esperando ser puesto en la tierra para llevarse nuestros desperdicios. El torpedo parecía muerto e inservible, pero por supuesto, tan sólo estaba inconsciente por el momento, fuera de su elemento, durmiendo.

La verdad es que los torpedos son monstruos terribles una vez que se liberan sobre su presa, en su elemento húmedo, oscuro, familiar y a menudo fatal. Durante la Guerra de las Malvinas por ejemplo, un submarino nuclear británico, el HMSM Conqueror, lanzó tres viejos torpedos Mark 8 sobre el crucero argentino, el General Belgrano, y en ese solo ataque hundió el crucero y mató a más de 320 marineros.

Bill Budding, el hombre que disparó los torpedos que hundieron al General Belgrano el 2 de mayo de 1982, dijo que “al día siguiente me puse a escuchas las cintas del ataque. El sonido era como el del cristal que se quiebra. Fue horrible”. También Steve McIntosh, un joven marinero del Conqueror en ese momento, y que cooperaba con las operaciones de rastreo, señaló que “el sonido de la explosión pudo oírse con claridad en el submarino. Fue como un ruido sordo, una palmada hueca y un tintineo extraño, que era el del metal de la nave partiéndose en pedazos”.
Escuchar sonidos en la noche también es terrible. Todos esos cuerpos estallados gritando, quemándose y ahogándose, salpicados de sangre y de aceite, hundiéndose en las profundidades congeladas del Atlántico Sur. Sí, tu imaginación puede desbocarse en la oscuridad profunda de tu noche.

Verán, he visto a las criaturas más insignificantes producir los ruidos más terroríficos. He visto gatos que chillan como bebés sufriendo; y si no los hubiera visto, entonces la fuente desconocida de esos sonidos extraños me habría atemorizado. Pero al ver la fuente de aquellos sonidos, te permite de alguna manera estar más tranquilo con ese conocimiento visible, capaz de controlar y, de ser necesario, de darte seguridad frente a cualquier furia venidera que pudiera seguir a ese sonido visto, pero también ahora claramente entendido. ¡Ah! Pero si no puedes ver la fuente del sonido, entonces el monstruo de tu mente se agranda aun más. Es terrible escuchar los sonidos no vistos en una noche totalmente oscura, porque la imaginación puede desbocarse.

Hace muchos años me entrené para familiarizarme con la figura de los sonidos que se escondían en mares distantes. Un operador sonar de un submarino durante la guerra fría y que servía en la antigua flota Polaris, quiso que pasara algunos meses de mi vida escuchando, identificando y clasificando sonidos, que reunían información y a su vez ayudaban a otros en la colocación de algún tipo de estructura visible sobre las ondas acústicas entrantes. Servir en el barco más silencioso del servicio más secreto, significaba que prácticamente toda mi experiencia sonar sería pasiva. En otras palabras, no había transmisión de sonidos ni reflexión tranquila posterior qué estudiar... Sólo escuchar, sólo el constante escuchar de los sonidos oscuros de la noche siempre profunda, oscura, distante y somnolienta.

En esta noche quiero hablarles de los tres sonidos más perturbadores que haya escuchado en mi vida.

El primero fue el sonido splash-pop-fizz de un torpedo Sting Ray que un avión o helicóptero soltó en el agua. El segundo sonido más aterrador fue el de ese mismo torpedo cuando pasó su propio sonar activo a modo de búsqueda. El tercero y más aterrador sonido fue el del torpedo, ahora de caza, al localizar su objetivo, tal como se escuchó en el pulso de frecuencia incrementado de su propio sonar activo. En ese punto, mi amigo, a pesar del drama descrito en La Caza del Octubre Rojo, con toda honestidad, probablemente era el momento de poner la cabeza entre las piernas y ¡decir adiós! Es terrible escuchar sonidos en la noche, porque la imaginación puede desbocarse.
En esta noche tengo que preguntarte si estás tan familiarizado con tus alrededores interiores como lo estás con los contextos de tus alrededores exteriores. ¿Estás familiarizado con la fuente de los sonidos de tus propias naves cuando navegan en medio de la noche? ¿Con el crujido de esa rueda espiritual, y con los gritos de los prisioneros heridos, aún encerrados en tu calabozo después de todos estos años? ¿Estás familiarizado con los sonidos llorones y lastimosos de tu propia alma, y con el temblor de las imágenes de tus propios espíritus, proyectadas en las pantallas de tus sueños terroríficos, clamando atención y suplicando por una explicación?

Es tiempo de salir a la superficie y de acercarse a todas las naves que se les están hundiendo, mis amigos. Es tiempo de identificar todos los sonidos perturbadores que han rondado las noches oscuras de su alma, para que al final puedan alcanzar una paz consciente, sanadora y absolutamente redentora. Es terrible escuchar sonidos en la noche, porque la imaginación puede desbocarse. ¡Atención!

Listen: “En el camino del mar, al otro lado del Jordán. El pueblo que andaba en la oscuridad ha visto una gran luz; sobre los que vivían en densas tinieblas la luz ha resplandecido.” Isaías 9:1-2

Ora: Cuando llegas, oh Señor, los ángeles cantan “¡Gloria!”. Cuando llegas, oh Señor, los reyes de las tierras de oriente traen regalos dorados de unción y dulce sabor. Cuando llegas, oh Señor, la oscuridad huye, se produce la sanidad, se restaura la paz... Vida y restauración, esperanza y resurrección de todas nuestras ruinas llegan de inmediato con Tus pasos poderosos. Oh Señor, te entrego mi morada en esta noche, este mi santo lecho, este lugar sagrado interior de mi cabeza y de mi corazón, y te pido que Tu luz esté siempre presente allí. Oh Señor, enséñame en la mañana la forma de barrer y limpiar, la forma de lavar y purificar, la forma de abrir y de cerrar. En Tu grandioso nombre te pido que te deshagas de mi lastre principal y me ayudes a llegar a salvo a la superficie, hacia Tu grandiosa luz matinal. ¡Amén!



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