Tuesday, July 5, 2011

Jul | 05 | Limpiando las esquinas

Palabra para meditar – LUZ

Éxodo 10:21
“El Señor le dijo a Moisés: Levanta los brazos al cielo, para que todo Egipto se cubra de tinieblas, ¡tinieblas tan densas que se puedan palpar!”

Limpiando las esquinas


Yo crecí con un gran miedo a la oscuridad. Cuando era pequeño y hasta la edad de once años, estaba convencido que la casa en que vivía estaba embrujada. Todavía permanezco un tanto convencido.

Una rara combinación de extraños sueños, relámpagos azules que aparecían y desaparecían por toda la pared en una noche de tormenta, una aparición constante misteriosa y malévola en el pasillo, la sensación de algo escondido en el escaparate o acechándome amenazantemente bajo mi cama y los arañazos que verdaderamente sentía en las plantas de mis pies, me hacían, en muchas ocasiones, derramar lágrimas de terror y correr desesperadamente a media noche desde el cuarto de mi intranquilidad hasta la cama de mis padres. Odiaba aquella casa y temía grandemente la llegada de la noche.

Desde entonces, siempre estoy al tanto de las sombras, de los rincones mal iluminados y de los posibles poderes del mal que desde allí acechan. Es como si la noche y la ausencia de luz abriera una puerta, por así llamarlo, o una oportunidad, para que la maldad se manifieste y que espere a que las sombras se alarguen, para al final atraparte, envolverte y arrastrarte hasta el tortuoso infierno. Aun hoy, en mi mente, las puertas y las esquinas, los portones, todos reciben mi atención especial, especialmente cuando es de noche.

Cuando mi padre terrenal trataba a menudo de aquietar mi hechizada agitación, le hablaba a mis lágrimas desde su propias experiencias dolorosas y basado en sus observaciones me decía: “Hijo, los muertos no te pueden hacer daño, los vivos sí”. Por supuesto que no es verdad, pero eso es tema para otro día. Sin embargo, lo que él quería decirme era que para que ese ‘algo’ escondido en las sombras me pudieran dañar, tenía que estar respirando y con vida. Como ya dije, eso simplemente no es verdad. Basta decir que en el mundo visible o en el invisible, en lo físico o en lo metafísico, en la esfera material o espiritual, existe la necesidad de, a menudo, reclamar y limpiar un lugar que ha sido resquebrajado y contaminado por una malévola usurpación de nuestro espacio-tiempo, y que tiene la intención (no les quepa duda de esto) de dañarnos.

Amigo, hay habitaciones en tu casa espiritual que están poseídas por las tinieblas y cuando ese lugar es el lugar donde tú buscas descanso, donde tu buscas renovación, el lugar donde debe ocurrir la sanidad, el lugar donde debe abrirse un canal hasta el cielo y por donde se deben observar a los ángeles de Dios subir y bajar con mensajes del trono, llenando tus sueños con el maná de la mañana, si en ese lugar las largas sombras de las tinieblas han venido a molestar, ¡entonces grande es el problema en el lecho de tu corazón y grande el temor en la noche! Ya que lo que debe ser un lugar de seguridad y bendición para ti, se ha convertido en un lugar de vigilante tensión, un lugar donde los pelos de tu alma se ponen de punta, donde las suaves plantas de tus pies son arañadas por las garras de una bestia invisible. Sí, tu Lugar Santísimo ahora se ha convertido en un lugar de temor expectante en el ‘valle de sombra de muerte’. Entonces dime, en el lugar donde tú duermes esta noche, cada noche ¿es un lugar de bendición para ti? ¿o es ese un lugar de temor para ti?

Es tiempo de ungir tus rincones oscuros y decirles “que se haga la luz”. ¡Es tiempo de poner un alto a la confabulación de las tinieblas alrededor tuyo, la cual se acumula en los rincones y hacerlo bañando siempre esos rincones con la luz cálida y colorida de la Vida. Es tiempo de no dar lugar, de no dar espacio a la reunión de las tinieblas. Igualmente, también es tiempo de limpiar todas las entradas, aun de ungir todos los escalones de la entrada con aceite, de forma tal que aquellos que buscan entrar trayendo una bendición, ¡encuentren una calurosa bienvenida y un fuerte amén! Sí, también es tiempo de proteger las entradas, especialmente contra aquellos que buscan pasar algo falso a través de ellas, cualquier palabra de las tinieblas y colocarla especialmente en tu cámara privada y santa. Sí, a aquellos seres portadores de maldición, ¡que una fuerte barrera les golpee sus frentes y que las maldiciones reboten y les impidan el acceso a través de tus puertas! Asegúrate que tus puertas estén cubiertas con La Sangre, y ungidas con El Aceite.

He observado ciudades enteras envueltas en tinieblas. Sí, yo he estado encima de una ciudad, en la cima de lugares de observación y he visto tinieblas envolviendo ciudades cual una niebla asfixiante. Las tinieblas son algo terrible. Querido amigo, si una nación y sus ciudades pueden ser cubiertas por tales tinieblas ¿cuánto más no lo será el comparativamente pequeño Lugar Santísimo de tu corazón y tu hogar?

En esta noche, si ustedes están plagados por una temerosa tiniebla entonces tienen problemas y lugares que necesitan que les pongan mucha atención. Ciertamente, tienen problemas y lugares que necesitan una luz resplandeciente, que necesitan la luz resplandeciente Misma. Lleven a Jesús hasta sus rincones y alúmbrenlos con un amor que reclama y conquista. Permitan que la Palabra more allí en toda Su plenitud.

Medita: “tierra de paganos, en el camino del mar, al otro lado del Jordán. El pueblo que andaba en la oscuridad ha visto una gran luz; sobre los que vivían en densas tinieblas la luz ha resplandecido.” Isaías 9:1-2

Ora: Cuando Tú llegas, oh Señor, los ángeles cantan “¡Gloria!” Cuando Tú llegas oh, Señor, los reyes de la tierra traen ofrendas doradas de dulce aroma y unción. Cuando Tú llegas oh Señor, las tinieblas huyen, ocurren sanidades, se restaura la paz, la vida se renueva; la esperanza y la resurrección, todos siguen de cerca las plantas de tus poderosos Pies. Oh, Señor, te entrego esta morada en esta noche, esta cama santa, este lugar santísimo de mi mente y mi corazón y te pido que Tu luz esté siempre presente aquí. Oh, Señor enséñame en la mañana cómo barrer y limpiar, cómo lavar y purificar, cómo abrir y cómo cerrar, en Tu grandioso nombre te lo pido, ¡Amén!

 

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