Sunday, December 15, 2013

Dec | 15 | Dedos del pie que explotan y danzas con improperios

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Salmos 91:10-12  
Ningún mal habrá de sobrevenirte, ninguna calamidad llegará a tu hogar. Porque él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos. Con sus propias manos te levantarán para que no tropieces con piedra alguna.

Dedos del pie que explotan y danzas con improperios

Una imagen que tengo de mi infancia es la de mi padre danzando y diciendo malas palabras. El lugar más peligroso de nuestra casa se encontraba alrededor de la chimenea: era un área de ladrillo elevada, recubierta con azulejos, rodeando el siempre crepitante fuego. Su forma oblonga presentaba una saliente peligrosa a la altura de los dedos del pie, para cualquiera que pasara por allí caminando sobre la alfombra. Mi padre, a menudo usando sólo sus viejos calcetines luego de un arduo día de trabajo, se levantaba de su silla y se dirigía hacia la puerta que llevaba a la cocina. Ese precipicio angular, a menudo se ‘atravesaba’ ante sus cansados dedillos del pie. ¡Entonces comenzaba la danza salvaje la cual venía acompañada con toda una pirotecnia explosiva de muchas palabras que yo nunca antes había escuchado! Para el espectador hay algo de divertido en ver a una persona golpearse el dedo del pie, pero para el que lo sufre, hay sólo dolor y vergüenza.

No lo sé, pero hay algo interesante a tener en cuenta cuando alguien se golpea los dedos del pie: De algún modo, habla de una falta de conciencia espacial: ¿Por qué no pudieron prever que eso iba a pasar? Habla de cierta insensatez: ¿Por qué no estaban usando zapatos? Finalmente y más intrigantemente, nos muestra qué elementos de ‘pirotecnia’ están apilados como madera seca en el interior de una persona que, en apariencia, parece ser alguien estable. El golpearse el dedo del pie pareciera liberar un montón de furia acumulada, almacenada dentro de un individuo. ¡Sí, fíjense cómo no es sólo el dolor y la incomodidad que lo acompañan lo que sale de repente de los pequeños ‘puerquitos lastimados’, sino ira residual, incluso furia acumulada, que pide un aventón desde los dedos del pie que explotan y las danzas con improperios.

Supongo que es cierto que cualquier respuesta desproporcionada ante un estímulo de cualquier tipo precisa investigación, precisa reexaminación, precisa meditación pues, amigos, ¿cuántas veces se han sentado luego de una tormenta sorpresiva que erupcionó en su corazón y se desahogó a través de sus cuerdas vocales, y moviendo su cabeza, han dicho: “¡Mi Dios, ¿de dónde salió todo eso?!”

Nuestro versículo de hoy trata con la protección que tiene ‘Aquel que mora bajo la sombra del Omnipotente’. La tentación que puso el diablo a Jesús en el Nuevo Testamento (ver Mateo 4:6 y Lucas 4:10) es claramente indicativa de que este pasaje en particular se aplica a Jesús directamente. Sin embargo, nosotros los seguidores de Jesús, somos los que también buscamos el habitar a la sombra del Omnipotente, haciéndolo a Él nuestro refugio y el lugar de nuestra morada. Con referencia a esto entonces, el Salmo 91 en su totalidad, especialmente donde habla de “golpes a los dedos del pie”, puede tomarse también para nosotros. ¡Tanto es así que podemos decir que esas magníficas criaturas, esas “estrellas de la mañana” de Dios también se ocupan de la protección de nuestros pies! Esto no es un chiste, esto no es una cosa pequeña. ¡Gran vergüenza es dejar caer esas preciosas cosas que llevamos dentro! Daño al resto del cuerpo, peligro y enfermedad mortal, todo puede resultar de un buen golpe al dedo del pie y por ello, ¡los propios ángeles del Dios Omnipotente están ahí para ayudarnos para que esto no suceda! Piensen en ello. Dicho sea de paso, esta tarea ‘podialógica’ no es un castigo para los ángeles, sino que es para ellos el más alto de los llamados, pues parece que el mismo Jesús está muy preocupado por nuestros pies y nuestros dedos.

Permíteme entonces preguntarte hoy sólo dos cosas:

Primero, ¿te has “golpeado el dedo del pie” recientemente? ¿Por qué? ¿Porque has dejado de tener comunión con Jesús? ¿Porque te has salido de la sombra del Omnipotente? ¿o tal vez porque has exasperado a algunos ángeles con tu andar descarriado? ¿Por qué te has golpeado el dedo del pie, querido amigo?

Segundo, cuando hiciste eso, ¿qué salió de tu corazón cuando el dolor entró en tu ser? ¿Qué palabras de tu corazón avanzaron de un salto hacia tu boca, que luego se expusieron a la luz?
Si hoy te has “golpeado los dedos del pie”, entonces el quebranto en el exterior y luego el quebranto revelado en el interior, ambos precisan ser llevados a Jesús, en cuyas manos tiernas tus pies serán amorosamente lavados y cuidados, y donde tu corazón será tratado por un experto y masajeado para darle fortaleza y hacerlo completo, una vez más. ¡Lleva tus dedillos golpeados y tus pies lastimados hacia las manos de Jesús donde tu andar será restaurado en Él!

Reflexiona: “Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; lo pondré en algo, por cuanto ha conocido minombre. Me invocará y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida y le mostraré mi salvación.” Salmos 91:14-16 (Reina Valera 1960).

Ora: Jesús, desde las extremidades de mi ser hasta el centro de mi alma, ¡sáname Señor! ¡Sáname y hazme completo! Te lo pido en Tu glorioso nombre. Amén.

 

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