Tuesday, January 1, 2013

Jan | 01 | Una zambullida con Dios, sin nada qué esconder

INTIMIDAD

Génesis 12:1
Pero DIOS había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.”

Una zambullida con Dios, sin nada qué esconder

¡Este nuevo año liberémonos de la soledad que trae el fingir! Permitamos que nos amen por lo que somos y no por lo que otros creen que deberíamos ser. Comencemos también a amar a las personas por lo que tienen de valioso en ellos mismos, y en ellos mismos solamente. Este año que se avecina honremos a unos y a otros, y a nosotros mismos. Obedezcamos la verdad. Mmm... Amar, honrar y obedecer. ¡Qué palabras tan familiares! Déjenme decirles algo, mejor lo pongo de esta forma: ¡Casémonos ahora sí, con Jesús, en este nuevo año!

Ahora, respecto a la ceremonia nupcial, desearía poder abrir la Biblia y decir: “repitan estas palabras después de mí”, pero el problema es que, aparentemente, no hay instrucción en la Biblia sobre qué palabras decir o qué prácticas seguir en lo que respecta a una ceremonia nupcial. ¡Este hecho asume un aire de misterio cuando uno comienza a ver que la boda es tanto el comienzo como el fin del propósito revelado de Dios, tanto en espacio como en tiempo! La presentación de la Biblia de este hecho es similar a tener sujeta-libros idénticos que enmarcan una colección de historias que se presenta en 66 libros separados, todos sobre el mismo tema. Sin duda, este tema Escritural tan consistente sobre el matrimonio, se encuentra en toda la Biblia como manzanas de oro en engarces de plata... ¡simplemente hermoso!

En el Génesis, a Adán, el primer hombre, se le trae una novia que ha sido hecha desde él, ¡y para él! En el libro de las revelaciones, el Apocalipsis, a Jesús, el último Adán, el Espíritu Santo de Dios le trae una novia que ha sido hecha por Él, ¡y para Él! En este último libro de la Biblia también encontramos que a la gran, incluso, eterna ‘celebración’ del cielo, se la llama ‘¡la Cena de las Bodas del Cordero!’ Sí, en la Biblia, el comienzo, el medio y el final de la revelación de Dios, gira en torno a una boda. ¡Imaginen eso! No amigos, no pueden ignorarlo; el matrimonio que se nos presenta en las Escrituras es originario y consagratorio, repleto con imagen e instrucción. (Ah, y no se preocupen por la terminología sexual, todo proviene de Dios). Esta intimidad marital y fiel, esta unidad única, esta cercanía fundamental, este conocimiento desnudo y extasiado que el matrimonio debería traernos, representa todo lo que Dios desea que tengamos con Él, cada uno de nosotros, en este nuevo año.

Así que este año, por qué no despliegas esa gran vela del destino y el descubrimiento que ha estado ondeando de manera desconcertante en las conocidas profundidades de tu corazón, movida por el creciente viento de los últimos días que ya se han ido y comienzas a embarcarte en tu propia y gran aventura marital con Dios, emprendiendo quizá también el viaje hacia las profundidades del gran amor de Dios por ti. Después de todo, “Un día”, dice Él, “tú me llamarás ‘mi esposo’”.

Hasta el comienzo de esa gran celebración nupcial celestial para toda la iglesia, desnudémonos con Dios y vayamos a nadar en la noche bajo toda su verbena a la luz de la luna. ¿Qué significa esto? Bueno, este año amigos (sí, este mismo año), significa ser verdaderos, ser honestos con ustedes mismos y ser honorables con Dios al aspirar a ser sólo ustedes mismos con Él y con Su pueblo. Así que ¡casémonos todos finalmente con Dios!

Reflexiona: “Los que descienden al mar en naves, y hacen negocio en las muchas aguas, ellos han visto la obra del SEÑOR, y sus maravillas en las profundidades.” Salmos 107:23-24

Ora: Jesús, todo este año, al tiempo que aspiramos a ser quien Tú nos has creado para ser, por favor llena nuestros corazones de fe y todas nuestras redes de esperanza con asombro. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

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