Wednesday, January 9, 2013

Jan | 09 | Experimentando el perdón

SENTIMIENTO

Jeremías 17:14a
Sáname, SEÑOR, y seré sano.

Experimentando el perdón

Blaise Pascal escribió: “Todas las miserias de los hombres derivan de la incapacidad de sentarse, solos, en un cuarto silencioso”. Ahora, síganme en esto, ¿quieren?

Me pregunto si la imposibilidad de estar verdaderamente en paz con uno mismo está directamente relacionada con la imposibilidad de experimentar el hecho de estar, nosotros, en paz con el Padre a través de Jesucristo nuestro Señor. En consecuencia, me pregunto si el que nosotros estemos en paz con el Padre, en el sentido de una experiencia viva, está directamente relacionado con nuestra posibilidad de experimentar ‘ese perdón que se siente’ el cual tenemos a través de Jesucristo nuestro Señor. Entonces, si esta combinación de ‘hecho y sentimiento maravilloso es algo necesario para tener paz, luego, ¿está la paz que se experimenta, directamente relacionada con el perdón?
A nosotros los evangélicos conservadores, los sentimientos no nos gustan demasiado, tanto es así que casi los despreciamos. No obstante les digo, amigos, el sentimiento de perdón es una copa que todos desearíamos beber diariamente, no, más aún, es una copa que debemos beber con ansias cada mañana antes que nada y como última cosa por la noche.

Lamentablemente, una vez que comienzo a saborear completamente eso que con frecuencia tragamos con rapidez, a veces inmediatamente empiezo a degustar no únicamente mi té favorito, dulce y caliente, sino agua helada, y a veces, con una dosis de “Amargo de Angostura”. Quizá, también comience a sentir la destrucción que produce el hormigueo de la soda gasificada que se echa a perder en las entrañas; sin duda, hoy en día pueden ‘experimentarse’ brebajes teológicos de todas las clases y con sabores raros. ¿Me están siguiendo? Miren, cuando nuestra boca está bebiendo sentimientos, el sabor, tanto el agradable como el que no lo es tanto, pueden sentirse al pasar por nuestros sensibles labios. Sí, para poder beber, debemos engullir con una boca abierta, y una boca abierta puede engullir muchas cosas. De igual manera amigos, para poder sentir los hechos de nuestra tan grande salvación, necesitamos abrir nuestras emociones y liberarnos del temor de exponer esas emociones a un posible dolor emocional y a la usualmente incontrolada incongruencia que viene con beber con ansias una copa de sentimientos, donde residen las raíces de nuestra resistencia, evangélica y conservadora, de comprometernos emocional y totalmente con el Evangelio y con Jesús.

Verán, el ‘sabor’ de esas emociones que se han impregnado de las profundas heridas del corazón o que se han cocinado en almas muy magulladas, o con emociones amargas producto de un espíritu triste, el cual refleja nuestra vida arruinada y nuestra esperanza traicionada, es siempre, muy doloroso de experimentar. Tan doloroso de hecho, que a menudo, con un ojo cerrado y con la lengua de fuera, corremos a colocar una mordaza en esa cueva segura y humana de protección emocional llamada ‘conocimiento intelectual’ y, al hacer esto, nos hemos encontrado en la oscuridad de la negación en relación a nuestro verdadero ser emocional. ¡Me pregunto si el dolor de saborear nuestra propia copa de amargura ha forzado a muchos de nosotros a convertirnos en inmensamente doctrinarios y fervientemente evangélicos, pero al costo terrible de convertirnos en ‘menos humanos’! Y seguramente, si nos hemos convertido en menos humanos, entonces, de hecho, nos hemos convertido en menos que Cristo. Si este es el caso, seguramente estarán de acuerdo conmigo, en que este no es El Camino.

La madurez espiritual no puede llevarse a cabo sin la conectividad emocional. Para muchas personas y especialmente, para muchos hombres desconectados emocionalmente, ese pasaje tan difícil se ha convertido en el pasaje escondido, el camino difícil, la vía menos transitada y por ello, todo lo que queda es la pálida y sombreada figura del hombre Marlboro, quien por años ha deambulado por las praderas en completa soledad, sentado en lo alto de su caballo con una personalidad desconectada, mientras muere lentamente de cáncer de pulmón. La desconexión, finalmente, cierra todas las posibilidades de sorber la vida. Sí, aunque pretenda ser distante, estar solo y haber superado las simples emociones, el hombre Marlboro ha estado sorbiendo la pena y con el dolor de un corazón desatendido y descuidado, mientras se seca en su interior. Estar doctrinalmente correcto, pero estar muriendo, es un espectáculo terrible de ver.

Algunas personas pueden sugerir que la conectividad emocional es la interfase entre los mundos material y espiritual. Piensen en eso. Si eso es verdad, entonces las emociones no son las serpientes mordedoras, mentirosas y traicioneras, como las hemos llegado a considerar sino más bien, son el eslabón fundamental que nos permite sentir, o experimentar, o validar, o saber verdaderamente lo que está sucediendo en nuestro espíritu y, por ende, en el mundo espiritual. Y si es este el caso, entonces sin lugar a dudas ¡necesitamos sentir! Algunas personas van a llegar tan lejos hasta decir que, a menos que transitemos este pasaje de profunda conectividad emocional, nosotros nunca experimentaremos verdaderamente todo lo que podemos experimentar de Dios, ni tampoco experimentaremos ninguna profundidad verdadera de sanidad interna y, a pesar de nuestra aparente solidez teológica, en realidad estaremos desconectados del mundo espiritual. ¡Ahora, vale la pena pensar en eso!

Reconozco que la introspección excesiva de la muy cara charlatanería psicológica y la filosofía nueva-erista pueden ser una atracción muy placentera para la comunidad post moderna y también pueden volverse tan, pero tan perturbadoras para el que busca verdaderamente, ¡que pueden llevarlo por el camino equivocado! Por eso, no, no hablaré de la introspección excesiva hoy, pero estoy alentando a todos y más aun pidiéndote a ti en particular, querido amigo, que te comprometas con Dios con todo tu ser, pues es imperativo, tanto para nuestra integridad como para nuestra santidad que experimentemos en plenitud esas buenas nuevas de las cuales hablamos con tanto amor, con tanta añoranza y con tanta profundidad.

Si no puedes sentarte en un cuarto silencioso tú solo con Dios, estar en paz contigo mismo y con Dios, entonces, quizá, necesitas tener una experiencia con el perdón, a través de Jesucristo nuestro Señor. Peter Scazzero en su libro ‘La Iglesia Emocionalmente Sana’, señala que: “El Evangelio dice que usted es más pecador y deficiente de lo que nunca se atrevió a creer, sin embargo, usted es más aceptado y amado de lo que nunca se atrevió a soñar”. En este lado del cielo, entonces, perdura esta incongruencia tanto perturbadora como fantástica. Acéptenla. Sin embargo, ¿puedo animarlos hoy, a que se atrevan a sentir y a experimentar el perdón que viene a través del Evangelio de Jesucristo? ¡Porque esta copa preciosa de perdón experiencial, es una de la que todos debemos beber muy profundamente cada día!

Reflexiona: “Hace mucho tiempo se me apareció el SEÑOR y me dijo: Con amor eterno te he amado; por eso te sigo con fidelidad, oh virginal Israel. Te edificaré de nuevo; ¡sí, serás reedificada! De nuevo tomarás panderetas y saldrás a bailar con alegría.” Jeremías 31:3-4

Ora: Señor, ayúdame para que me permita a mí mismo sentir y que no tema al hacerlo. Por sobre todas las cosas, oh Jesús, permíteme sentirte a Ti y sentir Tu gran amor por mí. Llena mi vida con danza, ¡Oh mi muy amado Jesús! Te lo pido en Tu glorioso nombre. Amén y Amén.

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