Thursday, March 14, 2013

Mar | 14 | El león y el dentista de clase media

CAMBIO

Lucas 14:21-24
El siervo regresó y le informó de esto a su señor. Entonces el dueño de la casa se enojó y le mandó a su siervo: "Sal de prisa por las plazas y los callejones del pueblo, y trae acá a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos." "Señor —le dijo luego el siervo—, ya hice lo que usted me mandó, pero todavía hay lugar." Entonces el señor le respondió: "Ve por los caminos y las veredas, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa. Les digo que ninguno de aquellos invitados disfrutará de mi banquete.”

El león y el dentista de clase media

“Casting Crowns” será una banda Cristiana originada de lo que algunas personas han llamado “el asilo al aire libre” norteamericano, es decir, Florida del Sur, pero les digo, aunque puede ser que no sean lo suficientemente “locos” para el gusto de algunos, sus canciones son verdaderamente otra cosa. ¡Me gustan muchísimo!

En especial hago referencia a un canto verdaderamente profético escrito por Mark Hall, titulado: “Si somos el cuerpo...”. ¿Será acaso un desafío para la iglesia, el ser imparcial en su elección de dónde dirigir su proclamación y cambiar su enfoque de los suburbios prósperos hacia las zonas comparativamente más pobres de las ciudades? ¿Será? Cualquiera que sea la conclusión a la que tú personalmente llegas, seguramente te sentirás impresionado por la cautivante verdad de esta única línea: “Jesús pagó un precio demasiado alto, como para que nosotros seleccionemos y elijamos quién debe venir”. Selah. Piensen en eso.

Si definiera a la clase media como aquellos cuya agudeza profesional los ha llevado a una respetabilidad cultural, con algo más que una estabilidad relacional moderada y una situación financiera razonable, entonces debo decir que con el pasar de los años he observado que la iglesia en el hemisferio Occidental, ha tenido una tendencia a gravitar hacia esta clase y de alguna forma, ha adoptado declaraciones y una actitud no comprometida y está ahora (con algunas excepciones) casi completamente involucrada en manejar y alcanzar su propia clase media. No estoy diciendo que esté bien o que esté mal, simplemente digo: “¡Hey, allí está!” Las clases medias y profesionales parecen haberse convertido en el objetivo de nuestro discipulado, y esto es especialmente cierto para las segundas generaciones de Cristianos, nacidos de familias de clase trabajadora.

Me pregunto ¿están los vanguardistas de la iglesia emergente, esos que antes llevaban barbas de chivo, ahora, aún mientras escribo, ascendiendo la no tan empinada cara sur de la clase media del Cristianismo, acarreando a sus “niños de familia de telenovela”, y sus vehículos todoterreno? Los bebés han llegado y están creciendo, pronto los piercings serán removidos y los tatuajes cubiertos, (bueno, ¡los que se puedan!) y la seguridad de los suburbios los llamará, junto a sus descendientes, para que se alejen del peligro de la ciudad, y su hombre interior, ya más maduro, dirá: “Amén, oh sí, es hora, hemos crecido al fin”; y todo esto sucederá mientras los nuevos y más recientes emergentes lamentan la deserción de esta nueva generación, de su llamado de las trincheras, con libros titulados “Intercambiando la Suma por la Suburbia Establecida” o “¿A dónde se han ido todas las barbas de chivo?” Cada generación gravita hacia las clases medias. ¡Sus hijos les harán lo mismo a ustedes!

La verdad es que el Cristianismo, en cada generación, ha gravitado hacia el terreno neutral de la respetable clase media. Me pregunto si a medida que el Evangelio mejora a las personas, y de alguna manera nivela las desigualdades, lleva a una comodidad sólo a medias, extraña, que suavemente quita los dientes al León de Judá reinterpretando las demandas sacrificiales de Jesús. Si esto es así, entonces seguramente un gatito tan bonito de un Jesús reinterpretado, siempre nos llevará a un terreno neutral, y de esa forma dará nacimiento al Evangelio suburbano de gracia y bienes; porque después de todo, “yo podría haber sacrificado mi vida en aquel entonces, cuando era solamente yo, pero ahora tengo una esposa e hijos y una camioneta; ustedes saben, con los pagos de los autos y una hipoteca y, por eso, debo ser más maduro. Dios no querría nada menos de mí que sabiduría y madurez. Así pues, asegurémonos de que la iglesia sea el lugar más seguro y protegido del planeta, especialmente para nuestros queridos niñitos.”

El peligro de este rango social establecido, esta prisión amable y envenenadora, es el proteccionismo. El proteger lo que tenemos: nuestro lugar, nuestra comunidad, nuestras cosas, nuestra pensión y, como ya dije, lo más importante, nuestros queridos niñitos. A su vez, un estado mental tan protector, automáticamente se volverá parcial; quiero decir, sin pensamiento o contemplación, se volverá parcial, y los pobres lo sabrán y a pesar de nuestros mejores esfuerzos, serán repelidos por una parcialidad tan profesional, y todos lo sentirán en sus espíritus, tan seguro como lo sentiríamos nosotros si tratáramos de separar los polos idénticos de los magnetos.

El pasado dio respuesta a este problema con bancos separados e incluso iglesias separadas, una para los poderosos y otra para los pobres, una para los protegidos y una para los desamparados. ¿Cuál será la respuesta de esta generación? Porque, no se equivoquen: las fuerzas sociales en nuestra sociedad son tan influenciantes que no podemos evitar el producir un estado mental materialista, como una forma de protección.

En mi estancia actual en este planeta, todavía no he sido testigo de una fuerza tan poderosa que rompa el proteccionismo de los de mediana edad y de clase media. Todavía me falta ver aparecer en escena al “discípulo diferente” (y a propósito, francamente, ¡estoy cansado de cantar sobre eso!), ese que vive, de manera constante y consistente, de acuerdo con lo que predica y por algo más que este “mejoramiento general de las familias, de su condición y de su posición”. Algo en lo que los Evangelios siempre se convierten.

Opino que solamente el cambio de los tiempos traerá discípulos Bíblicos y, quizá para que eso suceda, se necesitará una catástrofe de proporciones bíblicas, para romper las poderosas fuerzas protectoras del orden social actual. Sí, quizá los discípulos del fin de los tiempos sólo serán vistos cuando el tiempo del fin esté sobre nosotros. Creo que así será.

Dime amigo, ¿a qué aspiras hoy? ¿Donde estás acumulando tus tesoros? ¿Qué intentas enseñar a tus hijos viviendo de una forma tan protectora? ¿A qué aspiran ellos? ¿A ser discípulos bíblicos o dentistas?

Medita: “El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá, y el que la pierda por mi causa, la encontrará.” Mateo 10:37-39

Ora: Señor y Dios asombroso, enséñame a vivir una vida de abandono, sin reservas, sin reclusiones y sin remordimientos. Amén.

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