Wednesday, April 10, 2013

Apr | 10 | El Yoga, y otros 'Juegos' Desconocidos

PODER

Juan 18:37-38a
“'¡Así que eres rey!', le dijo Pilato. 'Eres tú quien dice que soy rey. Yo para esto nací, y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz.' '¿Y qué es la verdad?' preguntó Pilato.

El Yoga, y otros 'Juegos' Desconocidos


Ken Blaclock en su revisión del libro Zen Way- Jesus Way (Camino del Zen-Camino de Jesús) del Dr. Tucker Calloway, acusa a éste y a todos los Cristianos nacidos de nuevo quienes dicen conocer la verdad, de cometer “un pecado ante el altar de la filosofía”, y sigue diciendo que un “diálogo con sentido es posible sólamente cuando el pensamiento dogmático es puesto a un lado.” ¿Me permiten decirles lo que yo considero ser una traducción experiencial de este muy oriental y sin embargo Post-modernista punto de vista? Aquí está: “Es un pecado de arrogancia el clamar saber la verdad. Es la intolerancia encarnada. Es ofensivo. Es matar cualquier posibilidad de diálogo.” Los absolutos Bíblicos no están permitidos de ninguna manera en un diálogo interreligioso.

Miren, los peregrinos post-modernistas se complacen en los discursos de Poncio Pilato, 'comiéndolos' como un bocado digno de meditación y 'regurgitándolos', hasta que el mensaje llega a ser tan ineficaz en proveer dirección y ayuda, como lo fue para el hombre mismo quien propuso por primera vez la pregunta --justo ante la multitud que le viera lavarse las manos de la sangre que era la respuesta misma-- de “¿Qué es la verdad?”

Cristo nunca mandó a sus discípulos a que participaran en un ministerio de diálogo. El armó a Sus seguidores con autoridad y poder y los envió a una misión de liberación dentro del territorio enemigo para saquear los bienes del hombre fuerte. ¿Qué estamos haciendo, amigos, consumiendo Café por toneladas en cafeterías que están en centros de yoga, los cuales están por todas partes en esta no tan feliz tierra nuestra? Unas cuantas líneas de este canto de David Gray, titulado “The Space Between” (El Espacio Intermedio), sumariza muy bien las expresiones de preocupación y los ceños fruncidos de los interrogadores occidentales quienes han debatido casi hasta la muerte y todavía no encuentran lo que han estado buscando:

Estas palabras difíciles y vacilantes me confunden.
Como “¿Lloverá hoy?
Desperdiciar las horas hablando y hablando
Estos juegos desconocidos que estamos jugando.

Hablemos con la verdad, amigos, porque entre tanta plática, las palabras de los Cristianos suenan como una mano aplaudiendo en los oídos de los peregrinos postmodernistas. Ya no hay un trueno en nuestra voz y no hay un resplandor en nuestras vidas, ¡ni tampoco nada que otros puedan anhelar! No buscamos tener un mejor país, porque francamente, estamos agusto con lo que tenemos. La una vez valiosa posesión nuestra, que eran precisamente nuestras palabras, ha estado en recesión por mucho, mucho tiempo.

Hablo sólo por mí cuando digo que, a menos que lo que yo digo poseer se manifieste en mi vida, no significará más que una mentira ante los peregrinos postmodernistas, porque no es un diálogo defensivo lo que los convencerá, ni tampoco disculpas anémicas, sino una verdadera demostración real e incuestionable del poder de la resurrección manifestándose a través de nuestras vidas. Los que andan en el Camino debieran conducirse con la verdad y sobreabundar en la gracia, ¡porque poseen y son poseídos por Aquél quien es sin duda, el Camino, la Verdad y la Vida!

La liberación es la respuesta y no el diálogo. Pero si no mostramos evidencia de nuestra liberación, ¿cómo podremos entonces ayudar a otros a ser libres? Sí, hasta que no mostremos los frutos, tal vez es mejor cerrar nuestra boca, no sea que cansemos a nuestros oyentes con el sonido de una mano aplaudiendo.

Y tú, peregrino... ¿qué llevas cargando en tu equipaje?

Reflexiona: “Porque el reino de Dios no es cuestión de palabras sino de poder.” 1 Corintios 4:20a

Ora: Que tenga yo el amor, que tenga la bondad pero en el poder de la resurrección, oh Señor mi Dios, en el nombre de Jesús, yo oro. Amén.

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