Wednesday, April 17, 2013

Apr | 17 | La luz de la noche

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Salmo 119:55
Yo recuerdo Tu nombre en la noche, OH SEÑOR.

La luz de la noche


El poeta profano Henry Vaughan tuvo un cambio total de rumbo en su forma de escribir, lo que él atribuye a "El hombre bendecido, el Sr. George Herbert, cuya vida santa y su verso lograron muchos convertidos, de los cuales yo soy el más insignificante". Y así, un poeta ve la luz de Cristo por el título y el texto de otro poeta. Esto es lo que Henry escribe acerca de su conversión en su poema "Desde la noche":

El sabio Nicodemo vio tal luz
Que le hizo conocer a Dios por la noche.

La noche, puede ser terrible, fría y solitaria y parecer tan larga. El perro de las 4 a.m. mira la mañana que puede poseer tus pies con tanto hielo que da comezón, que deseas un amante para el amanecer de un mañana más tibia. Hay otra noche, sin embargo, una noche más encantadora que el amanecer. Esta clase de noche puede estar llena de miedo y turbación, incluso de desesperación oscura y profunda, pero es una noche que nos cambiará profundamente a nosotros al final, ya que nos envía a Jesús. Nuestros motivos para ir a menudo son los que algunos pueden clasificar como egoístas e inapropiados, pero sea como sea, yo les digo amigos, nunca he encontrado un mal motivo todavía que haya causado que un hombre busque la luz en la oscuridad. Creo que no importa cómo llegamos o con qué llegamos, siempre y cuando lleguemos a los pies de Jesús. Reyes del lejano oriente, portando regalos suntuosos, mendigos con platos vacíos, hombres trastornados vestidos de cadenas aullando, mujeres enfermas sollozando con vergüenza, sucias y empapadas con su propia sangre, sacerdotes piadosos pasando, Jacobo con su pierna coja... todos vinieron a Jesús en la noche oscura y profunda de sus almas.

Y así, en el amor, Aquel que reparte las estrellas de fuego en el espacio, a veces quita la luz de nuestros días e introduce una terrible oscuridad en el centro de nuestro ser. Una oscuridad tan palpable y tan profunda que sólo una luz es visible en la distancia: Su luz. Y desesperadamente corremos hacia ella, pidiendo, buscando y llamando. Muy profundas y personales son las visitas que, a Jesús, le hacemos por la noche.

Reflexiona: “Con mi alma Te he deseado en la noche," Isaías 26:9

Ora: ¡Oh brillante estrella del día, desde lo alto, ven y derrama Tu luz gloriosa sobre mí. Amén!



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