Tuesday, May 14, 2013

May | 14 | Golpeando al grande y malvado ladrón

LUCHA

Génesis 14:16
Así recuperó todos los bienes, y también rescató a su sobrino Lot, junto con sus posesiones, las mujeres y la demás gente.

Golpeando al grande y malvado ladrón


Es un coro antiguo pero me encanta. “Al campo del diablo entré, para tomar lo que me robó, tomar lo que me robó, tomar lo que me robó”. Amigos, la verdad es que hemos sido robados y Goliat de Gat, ese feo provocador del pueblo de Dios, ese gigante mercenario que se burlaba de Israel todos los días y se reía del hermoso pueblo de Dios desde la ladera, todavía se ríe jubilosamente de nuestra dignidad robada, nuestra fuerza robada, nuestra fe robada, nuestro gozo robado y de nuestra resultante incapacidad de pelear y de ser quienes somos en Jesús, es decir, ¡más que vencedores! Hoy, ese grande y malvado ladrón todavía pone el botín sobre su hombro y nos restriega nuestras pérdidas en nuestros rostros, una y otra vez, mirándonos con burla por nuestra incapacidad de reclamar lo que una vez perteneció a nuestras familias y a nosotros para que lo disfrutásemos. ¡Estoy harto de eso! ¿Lo estás tú?

Fue David, el joven de fe, quien con una onda y una piedra derribó a ese mismo Goliat y le cortó su cínica cabeza. Posteriormente en Siclag, los Amalecitas, ese símbolo de maldad y odio contra el pueblo de Dios, vinieron y le robaron todo a David y a sus guerreros. Mujeres, niños, bienes, ganado, todo, ¡y a lo que quedó le prendieron fuego! Las Escrituras narran que los seguidores de David alzaron sus voces y lloraron hasta no poder más. Además, algunos de estos querían apedrear a David, culpándolo por todo lo que les había sucedido.

He sido Pastor por suficiente tiempo como para saber que nosotros podemos ser iguales a los guerreros de David. Sí, todos nosotros somos capaces de tener los mismos pensamientos, los mismos sentimientos y actitudes hacia Dios, después de haber encendido las mismas piras de dolor, desesperación, desaliento, e ira en nuestros propios corazones. Hasta diría que nosotros tenemos el mismo corazón homicida que ellos tenían hacia el gran David, cuando contemplamos las ruinas humeantes de sueños y deseos que nos han sido robados. Da miedo, pero es verdad. Podemos ser así.

Amigos, ¡Basta de culpar a Dios! ¡Basta de ser tan débiles! ¡Basta!

¿Sabías tú que el Gran David quiere que tú, junto a Él, persigas al grande y malvado ladrón y que recuperes, reclames, restaures, y redimas, junto con Él, todo lo que te ha sido robado? ¡Todo! ¿Crees eso? Pues debes creerlo, y ¡debes creerlo hoy! Sé como un Rottweiler, ¡ensarta y clava tus dientes en esa gran verdad! Sé como un Terrier, ¡no lo dejes ir, atrapa y arranca de un tirón lo que te han robado! Ah, y ya que estás allí, ¡dale de mi parte una buena patada por atrás al ladrón! ¡Atrápalo tigre!

Reflexiona: “Persíguelos —le respondió el Señor—. Vas a alcanzarlos, y rescatarás a los cautivos.” 1a. Samuel 30:8

“Nada les faltó del botín, ni grande ni pequeño, ni hijos ni hijas, ni ninguna otra cosa de lo que les habían quitado.” 1a. Samuel 30:19

Ora: Señor, yo creo. Ayuda a mi incredulidad. Hoy junto a Ti, me levantaré y comenzaré la batalla de recuperación, el proceso de recuperación de todo lo que me ha sido robado a mí y a los míos. Con tu ayuda, querido Jesús, esto será hecho. ¡Amén!

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