Wednesday, May 15, 2013

May | 15 | Luchando contra la corriente

PERSEVERANCIA

Juan 10:20
Muchos de ellos decían, ‘Está endemoniado y loco de remate. ¿Para qué hacerle caso?’

Luchando contra la corriente

La presión de grupo es una fuerza muy poderosa. Cuando una comunidad tiene una escala de valores, una visión del mundo, un punto de vista, una creencia que la gran mayoría acepta, apoya y hace suya, y tú decides ir contra ella, no estar de acuerdo y enfrentarla, entonces mi amigo, estás garantizando que surgirá un problema, y por supuesto, ¡ese problema serás tú!

En Jesús, aún con Sus Milagros y enseñanzas, se cumplió el Salmo 69:8 entre los Suyos y Sus hermanos, cuando los de su propia sangre y carne no creyeron en El. En este momento de Su ministerio los sentimientos de Jesús eran de bastante tristeza y muy profundos: “Soy como un extraño para mis hermanos; soy un extranjero para los hijos de mi madre.”, y nuevamente en Juan 7:5 también está escrito, “Lo cierto es que ni aun sus hermanos creían en él.”

Es difícil luchar contra la corriente, ¿verdad? Es difícil navegar y cruzar el consenso de la opinión que está en tu contra. En momentos como estos, los malentendidos de motivación y propósito se generalizan ampliamente. Santo Cielo, aun David el dulce cantor de Israel siendo muy joven, tuvo que enfrentar su primera batalla en manos de su propia familia cuando habló abiertamente sobre la grandeza del Dios Todopoderoso y tuvo la valentía de sugerir enfrentar por fe al gigante Goliat de Gat. “Eliab, el hermano mayor de David, lo oyó hablar con los hombres y se puso furioso con él. Le reclamó: —¿Qué has venido a hacer aquí? ¿Con quién has dejado esas pocas ovejas en el desierto? Yo te conozco. Eres un atrevido y mal intencionado. ¡Seguro que has venido para ver la batalla!.” 1 Samuel 17:28. ¡ah! Todo pudiera haber terminado allí, ¿no lo crees? Sí, ¡todo pudiera haber terminado allí y en ese momento!

Yo creo que a los que siguen a Dios en contra de la corriente, le sobrevendrán pruebas de tremendas proporciones. ¿Qué diferencía a aquellos que abandonan el llamado de Dios para sus vidas, de aquellos que siguen ese llamado, a pesar de sufrir el solitario aislamiento de la enorme presión de la corriente? Seguramente tiene que ver con esa certeza del gozo puesto delante de nosotros. ¡Sabemos que Dios nos ha dicho que lo hagamos! ¡Sabemos que Dios nos ha dicho que vayamos! ¡Sabemos que Dios nos ha dicho que seamos de esa forma! ¡Sabemos que esa lucha contra la corriente le agrada a Él y nos hace felices a nosotros!

Dime, ¿tienes alguna idea de la certeza del gozo que viene al saber que El te dirá, "Bien hecho, buen siervo y fiel"? Si es así, ¡entonces sigue nadando contra la corriente! No escuches a aquellos que por su incomprensión, falta de fe y envidia profunda se sienten desafiados e incluso condenados cuando tú sacas a relucir su propia desobediencia con tu chapoteo, meneo, saltos y zancadas por entre el temible flujo de una conformidad tranquila, un conservantismo cultural, o un avivamiento alegre y estruendoso enraizado en la inautenticidad. No los escuches

Reflexiona: “Fue a Nazaret, donde se había criado, y un sábado entró en la sinagoga, como era su costumbre. Se levantó para hacer la lectura, y le entregaron el libro del profeta Isaías. Al desenrollarlo, encontró el lugar donde está escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a pregonar el año del favor del Señor.»” Lucas 4:16-19

Ora: A no ser que vayas conmigo, y yo esté seguro de ello, no me atreveré a ir, porque sé que no prevalecería. Entonces, úngeme hoy, con el verdadero poder de Tu presencia. ¡Amén!

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