Wednesday, May 22, 2013

May | 22 | ¿Es eso una pluma?

TESTIFICAR

Números 11:18-20
Al pueblo sólo le dirás lo siguiente: "Santifíquense para mañana, pues van a comer carne. Ustedes lloraron ante el Señor, y le dijeron: ¡Quién nos diera carne! ¡En Egipto la pasábamos mejor! Pues bien, el Señor les dará carne, y tendrán que comérsela. No la comerán un solo día, ni dos, ni cinco, ni diez, ni veinte, sino todo un mes, hasta que les salga por las narices y les provoque náuseas. Y esto, por haber despreciado al Señor, que está en medio de ustedes, y por haberle llorado, diciendo: ¿Por qué tuvimos que salir de Egipto?

¿Es eso una pluma?

Cada diecisiete años, puede uno ver miles de millones de insectos del tamaño de un camarón con alas transparentes y ojos rojos y saltones, en los árboles, postes, edificios y en casi todo lo que se levanta horizontalmente por toda una amplia región de los EE.UU desde el litoral este y al oeste a través de Indiana, y al sur hasta Tennessee. Aunque las cigarras llegan todos los años, esta enorme invasión cada diecisiete años en particular es conocida como “Nidada X”. La última que yo recuerdo fue en el año 2004 y todavía no puedo sacarme de la nariz aquel olor del verano en Kentucky, cuando miles y miles de ellas, yacían en pequeñas pilas, todas muertas y pudriéndose. Tampoco puedo sacar de mis oídos el repugnante crujir de sus cadáveres bajo mis pies mientras me dirigía a mi auto cada mañana. Y luego ese sonido, oh Dios mío, ¡ese constante ascendente y descendente pero siempre intenso zumbido! Sí, el ritual de apareamiento de las cigarras produce una cacofonía de cortejo que se puede escuchar aun a través del cristal suburbano más grueso, asegurando que dentro de otros diecisiete años, volverán nuevamente para aparearse y morir por miles de millones, para que los perros, gatos, peces, aves, ardillas, venados, mapaches, ratones, hormigas, avispas, y aun algunos locos seres humanos se puedan hastiar de estos bulliciosos, repugnantes, y prolíficos pequeños animalejos.

Con la abrumadora abundancia de las “cigarras de los diecisiete años”, la ‘Nidada X’ asegura su supervivencia al saciar a sus predadores en pocos días, dejando así a miles de millones libres para aparearse. Para finales de junio todas las cigarras se habrán ido. De seis a ocho semanas después de la partida, se rompen los huevos que dejaron en los árboles y las jóvenes cigarras caen al suelo donde buscan una madriguera y esperan otros diecisiete años para empezar nuevamente la reproducción de la ‘Nidada X’. ¡Qué ciclo!

Amigos, quisiera decirles hoy que Dios sabe cómo llenar las redes de peces, desbordar las canastas con panes, las botellas con aceite inagotable y las tinajas de agua con exquisito y rojo vino. Ese es el mundo de nuestro Padre, y para Él, la sobreproducción no es problema cuando necesita bendecir o bombardear. Ahora, yo me pregunto si en medio de nuestra abundancia, debemos considerar que de hecho estamos siendo bombardeados por Dios, especialmente si observamos el incremento de la obesidad, la diabetes, las cardiopatías, entre otras. Es una idea que vale la pena considerar.

Quizás yo tenga razón, porque al haber nacido en 1960, yo califico como parte de la nidada de la “Generación-X”, y esta nidada nuestra todavía vaga por el desierto, teniendo todo lo que deseamos saliéndosenos por nuestras narices en forma de despreciables mocos verdes. ¡No hay nada que no deseemos! ¡y no hay nada que no tengamos!: Gordura, información, cinismo y el anhelo por un tipo de Shangri-La llamado Egipto: Todo es nuestro en abundancia. Sin embargo, es la paz, el gozo, la satisfacción, la familia, la comunión unos con otros y la intimidad del Todopoderoso lo que realmente necesitamos y lo que realmente no tenemos.

Díganme amigos, ¿será que el “Wal-Martismo” actual del Cristianismo solo se trate de la iglesia tratando de servir a a la mentalidad de consumo y muerte de la Generación X? Me pregunto si las razones por las cuales vamos de compras a los Super Walmart son similares a las razones por las cuales nosotros los de la Generación X también vamos de tiendas a la iglesia: Para devorar, consumir, engordar y luego morir juzgando a otros.

Oh consumidor cristiano, mientras te sientas en el carrito de golf, dirigiéndote del estacionamiento No. 10, a la entrada decorada con candelabros de tu enorme iglesia con cómodas sillas, que dejas a tus hijos en la Fábrica de Alabanza, y luego por algunos minutos vas a la cafetería a tomar un latte, te quitas los zapatos, observas la cascada en el interior y en ocasiones le echas un vistazo al hombre que aparece en la pantalla de video en frente de tí, y de los otros miles sentados que observan los gigantescos aparatos colgados como invasores alienígenos espaciales en el bien decorado, agradable e inofensivo espacio aéreo, me pregunto si ¿alguna vez has considerado tal atención y consumo excesivo como el juicio de Dios sobre nosotros?

¡Observa a tu alrededor! No hay por qué preocuparte si tomas un Mocha y te pierdes el sermón, ya que puedes pasar por el Centro de Multimedia de la iglesia y recogerlo más tarde, o mejor aún, descargar el mensaje de Dios y escucharlo en tu Ipod mañana cuando conduzcas de vuelta hacia “Sión” con un número de Cristianitos para ver a un miembro del ejército de consejeros pagados, para… bueno, en realidad para nada. Nada, ¡excepto el sacrificar el ir al culto del Más Alto Dios! O quizás puedas escucharlo la próxima vez que vengas a la proyección de la última película sobre controversias en el Santuario Juvenil No. 5 (antiguo pero bonito), o el miércoles en la fiesta de encuentro de madres divorciadas con caballeros, o quizás el jueves en el gimnasio cuando participes en “spinning para Jesús” bajo la sudorosa orientación motivacional de uno de los entrenadores de la iglesia, o en su defecto, ir el “Viernes de pesca” al estacionamiento # 11 al lado del nuevo “Santuario de cultos de adoración experiencialistas”, cine virtual y Centro Comercial “Espiritu Santo”. ¡O quizás el sábado cuando sea hora de satisfacer tu conciencia porque no podrás ir el domingo a la iglesia ya que estarás en el no tan espectacular Centro Comercial Secular haciendo algunas compras para Navidad! Dime, niño gordo ¿has echado un buen vistazo a tu alrededor últimamente?

La próxima vez que nos sonemos las narices, revisémonos y veamos si acaso no hay carne de algún pájaro muerto dentro de lo que tenemos ahí dentro, mientras caminamos en nuestro ciego y ancho camino, cantando al son del último CD Cristiano, en tanto ignoramos el hedor de nuestros espiritus podridos en lo profundo de nuestras almas, y el sonido de apabullados Cristianitos aplastados debajo de nuestras patitas de cerdo, trotando hacia Egipto.

Si, de hecho todo es muy desagradable, pero bueno, “no a nosotros, sino a Tu Nombre la gloria. ¡Canten conmigo ahora: “No a nosotros, no a nosotros, Oh Dios, a Tu Nombre la gloria”! ¡Levanten sus manos, aplaudan y sonrían conmigo ahora, vamos “No a nosotros, no a nosotros, oh Dios, a Tu Nombre la gloria!...”

“Un momento,” dice nuestro vecino viéndonos directo a nuestra nariz, “¿Es eso una pluma?”

Reflexiona: Jesús también les propuso esta comparación:—Fíjense en la higuera y en los demás árboles. Cuando brotan las hojas, ustedes pueden ver por sí mismos y saber que el verano está cerca. Igualmente, cuando vean que suceden estas cosas, sepan que el reino de Dios está cerca. Les aseguro que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán. Luke 21:29-33

Ora: Amén. Aún así, ¡Ven, Señor Jesús!




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