Sunday, June 2, 2013

Jun | 02 | De la limpieza de las calles en la medianoche y el burlarse de los perros rabiosos de la noche

LUCHA

Salmos 59:14,15
Porque ellos vuelven por la noche, gruñendo como perros y acechando alrededor de la ciudad. Van de un lado a otro buscando comida, y aúllan si no quedan satisfechos.

De la limpieza de las calles en la medianoche y el burlarse de los perros rabiosos de la noche

¿Cómo dormiste anoche? ¿Acaso no te dejaron dormir sus aullidos? ¿Escuchaste sus pezuñas peludas merodear por todos lados, o cómo arañan y escarban en la puerta de tu corazón? Escucha las palabras iniciales del poema titulado “Boo Radley Blues”:

Mis tristezas se visten con el blanco más pálido
Mis tristezas sólo emergen en la profunda oscuridad de mi noche
Cuando llega la quietud y todo está tan tranquilo
Cuando es débil la pared de mi voluntad
Para frenar este tramposo, y enojado Boo Radley
De mi corazón
De mi corazón.

En ocasiones, muchos de nosotros no vemos la noche como una dádiva pues los amados del Señor duermen con temor. Percibimos en la oscuridad la puerta abierta de un silencio fantasmagórico que finalmente desatará en nuestras mentes los espantosos carroñeros de la acusación y la condena, del remordimiento y el odio, de forma que una vez más nos sentimos acosados y preocupados. Para muchas personas la noche no resulta cómoda.

Recuerden amados, que estos perros rabiosos de la noche son animales que andan en manada y raramente hurgan solos en la basura. Es por eso que la noche puede dar lugar a una multitud de ayes condenatorios, de horrendas y destructivas acusaciones. Estos perros rabiosos de la noche parecen ser tan incontrolables y nosotros tan indefensos ante ellos que muchas personas se vuelven adictas a medicamentos o al alcohol para tratar de mantener estos perros malos y rabiosos a distancia. Pero, ¿saben algo?, ellos no vendrán en pos de nosotros, porque la basura en las calles de nuestra ciudad es una tentación demasiado grande para ellos. La basura en nuestras calles, ese es el verdadero problema.

¿Entonces, cómo podemos, nosotros los temporalmente dementes (porque así es como nos sentimos) sí, cómo podemos, cuando estamos perseguidos casi hasta la muerte por la acusación, el pesar, la condena, la autodestrucción, y la degradación del alma, cómo podemos entonces vivir bien y vivir en relativa paz durante el día, mientras estamos tan atribulados y confundidos, derrotados y acosados sin descanso por esos perros rabiosos de la noche, que incluso le roban a los Amados de Dios la dádiva del sueño? ¿Cómo podemos limpiar nuestras calles nocturnas de tales aullidos?

Esta es una de las cosas más difíciles de hacer en el mundo, pero debemos tener fe en la bondad, la gracia, el perdón y el poder de Dios para con nosotros. ¡Pedirles un esfuerzo tal de convicción y confianza cuando todo lo que desean es esconderse bajo una roca y morir es, (y estoy consciente de ello), una petición terrible y difícil! Pero no importa cuán difícil sea, debemos tomar el sendero del Santo hipócrita, porque amigos, esta es hipocresía buena (sí, existe la hipocresía buena). Permítanme decirles más.

Verán, este sendero del santo hipócrita es una hipocresía que raya en la locura, pues cuando comprendemos lo desesperada que es nuestra situación, ¡entonces también debemos comenzar a cantarle a nuestra situación desesperada! ¡Sí! Así es amigos, cuando aparezcan grietas en las nubes, canten. Cuando una gota de esperanza caiga en sus mejillas, canten. Cuando una ligera brisa de alegría los envuelva, canten. Maldigan y expresen su furia si deben hacerlo y cuando sea necesario, pero cuando un rayito de esperanza brille intermitentemente en algún lugar, aprovechen esa breve oportunidad de distracción que se les presenta, volteen la cabeza hacia allí y canten. Es locura, lo sé. ¿Pero qué pierden con ello? Los perros odian las canciones.

Hagan la prueba. Búrlense de estos perros rabiosos de la noche cantándoles acerca del poder del Señor, tanto durante el día, como especialmente por la noche. ¡Si lo hacen, estos espantosos perros del malestar poco a poco se retirarán y cuando llegue la noche ya no regresarán!
Entonces, cuando se haya logrado esto, cuando hayan cesado los aullidos, habrá llegado el momento, mis amigos, de limpiar las calles. ¡Un difícil trabajo! ¡Un largo trabajo! ¡Un trabajo permanente! Y las instrucciones de cómo hacerlo bien serán otra historia para otro día, pero para el día de hoy, recuerden por favor: ¡Tengan fe, tómense de la fe y canten a los perros rabiosos de la noche, cántenles acerca del Señor y de Su gran amor para con ustedes!

Reflexiona: “Pero yo le cantaré a tu poder, y por la mañana alabaré tu amor; porque tú eres mi protector, mi refugio en momentos de angustia. A ti, fortaleza mía, te cantaré salmos, pues tú, oh Dios, eres mi protector.¡Tú eres el Dios que me ama!” Salmos 59:16-17

Ora: Enséñame, oh Señor, la canción del demente. Enséñame a cantar frente a aquellos que me acusan, incluso frente a los horribles, obstinados y oscuros enemigos nocturnos de mi alma, y luego,Señor, ayúdame a mantener mis ‘calles’ limpias. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

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