Wednesday, July 17, 2013

Jul | 17 | Jesús

AMOR

1 Juan 4:10
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados.

Jesús

Aunque la respuesta a su cinismo yacía frente a él, Pilato le arrojó a Jesús en la cara la pregunta abofeteadora de: “¿Qué es la verdad?”. En medio de la esperanza hambrienta y la desesperación suplicante, los hombres y mujeres de todos los tiempos también han formulado otra pregunta importante, no con cinismo en esta ocasión, sino sobre todo con desesperación: ¿qué es el amor? La respuesta a las dos preguntas, ¿qué es la verdad y qué es el amor?, sigue estando frente a nosotros hoy.


En nuestro texto para este día, Juan, el joven “hijo del trueno”, más tarde conocido como el anciano “Apóstol del amor”, nos da la respuesta. “¿Quieren ver el amor?”, dice, “tómenlo, tóquenlo, pruébenlo, obsérvenlo y examínenlo. Bueno, ¡en ‘esto’ se encuentra el amor! ¡Vean! ¡Es Jesús!”.

Entonces mis amigos, aquellos entre ustedes que estén deseando ser amados, vengan y descansen en Jesús, abrácense, y quebrántense en Él. Corran hacia Jesús, dancen a Jesús, caminen hacia Jesús, salten hacia Jesús, brinquen ante Jesús, gateen hacia Jesús... sencillamente vayan a Él si pueden. Vuelen a Jesús, huyan hacia Jesús, déjenle ser su refugio, busquen a Jesús, véanlo ahí, vengan a contemplarlo con asombro desde el árbol. Griten a Jesús, clamen a Jesús, háblenle a Jesús, susurren al oído de su amado. Sollozen ante Jesús, duerman en Jesús, esténse quietos y dejen que calme sus temores. Entréguenle a Jesús todas sus preocupaciones, libérense de las cadenas, descárguense, ¡sean libres! Vuélvanse hacia Jesús, mírenlo, vengan a contemplarlo con asombro desde el árbol.

En esto, en esto sin duda, se ha mostrado el amor: en la carne traspasada por los clavos y en los brazos bien extendidos hasta mostrar sus tendones; en el costado desgarrado y abierto, en la sangre y las espinas, en la sangre y las espinas... así murió el Príncipe de Vida. Por aquellos que no lo pidieron, por aquellos a quienes no les importó, se entregó a Sí mismo, se entregó a Sí mismo, se entregó a Sí mismo para sufrir allí. Así que, griten a Jesús, clamen a Jesús, susurren al oído de su Amado. Sollozen ante Jesús, duerman en Jesús, esténse quietos y dejen que El calme sus temores. Entréguenle a Jesús todas sus preocupaciones, libérense de las cadenas, descárguense, ¡sean libres! Vuélvanse hacia Jesús, mírenlo, vengan a contemplarlo con asombro desde el árbol. ¿Qué es la verdad? ¿Qué es el amor? Es Jesús.

Reflexiona: “Vuelvan a mí y sean salvos, todos los confines de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay ningún otro.” Isaías 45:22

Ora: Señor, mientras contemplo Tu sacrificio que satisfizo todas las demandas justas de Tu ley santa en mi contra, y pagó la ira justificada que era contra mí, mi querido Jesús, vuelve hacia mí Tu mirada de amor y sálvame hoy. Que así sea, te lo pido en Tu grandioso nombre. Amén.



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