Friday, August 16, 2013

Aug | 16 | ¡Ven, oh aliento de vida, y trae vida!

CAMARADERÍA

Ezequiel 37:9-10 
Entonces el Señor me dijo: Profetiza, hijo de hombre; conjura al aliento de vida y dile: "Esto ordena el Señor omnipotente: Ven de los cuatro vientos, y dales vida a estos huesos muertos para que revivan. " Yo profeticé, tal como el Señor me lo había ordenado, y el aliento de vida entró en ellos; entonces los huesos revivieron y se pusieron de pie. ¡Era un ejército numeroso!

¡Ven, oh aliento de vida, y trae vida!


Dejamos a otro de nuestros grupos de poesía favoritos para dirigirnos hacia pastos nuevos. Allí, entre otros poetas, hemos disfrutado inmensamente de nuestra camaradería alrededor de palabras y corazones; ciertamente, más que todo hemos disfrutado el escuchar las voces de otras personas, siempre distintas, con frecuencia danzantes y, algunas veces, incluso ¡peligrosas! Porque cuando las voces son liberadas provocan revoluciones. ¡Selah!

Cuando nos fuimos, uno de los poetas que estaban allí, inmenso e intenso, escribió para nosotros un poema de despedida titulado “Un Canto de los Cuatro Vientos”. Es un regalo que atesoramos; es hermoso y se enfoca en la vida, la amistad y la camaradería. ¿Sabías que la vida proviene de los cuatro vientos?

Ezequiel no es llamado a recitar algún tipo de extraño encantamiento al viento, sino como profeta de Dios, como un “Señor” de la tierra bajo las órdenes del Señor de la tierra es comandado para que diga las palabras que hablan de un poder más grande que cualquier magia extraña. Podemos resumir su mandato profético en una simple oración, “Ven, oh aliento de vida y trae vida”.

Los cuatro vientos soplan desde los cuatro rincones de la tierra. En otras palabras, provienen de todas direcciones. Soplan en diferentes momentos del año, con fuerzas variadas y acarrean cosas distintivas con ellos. En Israel, el viento del norte trae lluvia abundante en el momento preciso para beneficio de la vegetación y por ende, es una señal de crecimiento. El viento del este llega desde la tierra salvaje y trae consigo suficiente fuerza como para remover las telarañas escondidas de nuestra vida; es un viento de limpieza, de purificación. El viento del oeste tiene un toque suave, trae consigo lloviznas que renuevan. El viento del sur trae el calor; el calor que da la cercanía de la comunión y la comodidad.

La limpieza, la renovación, el crecimiento y la comunión son todas marcas de amistad y camaradería, marcas de vida, por llamarlas de algún modo. Déjenme preguntarles hoy entonces, ¿tienen a estos cuatro vientos soplando en la faz de su alma? Déjenme preguntarles hoy como iglesia local ¿tienen a estos cuatro vientos acariciando sus lugares altos? De no ser así, entonces quizá hoy el Maestro les pida que se pongan de pie y que griten, como en un mandato profético, a los cuatro vientos, para que caigan sobre ustedes y derramen vida, amor, amistad y camaradería. Sí, oh Cristiano, tu mandas y reinas con Él, y quizá hoy Dios ha puesto Su aliento en ti, para que la vida llegue a ti y a tu comunidad, y para que, con un grito profético y de fe, también levantes tu voz con el viejo Ezequiel y grites, “¡Ven, oh aliento de vida y trae vida!” ¡Vamos! Grítalo hoy a los cuatro puntos cardinales. “¡Ven, oh aliento de vida y trae vida!” Hazlo. ¡Continúa haciéndolo! ¡Y, no te atrevas a regresar a tu hogar hasta que uno de los buenos vientos de Dios sople en tus mejillas!

Reflexiona: “Montando sobre un querubín, surcó los cielos y se remontó sobre las alas del viento.” Salmos 18:10

“Levanta las nubes desde los confines de la tierra; envía relámpagos con la lluvia y saca de sus depósitos a los vientos.” Salmos 135:7

Ora: Señor, en tu grandioso Nombre y por Tu poder soberano e inexpugnable, ahora me pongo de pie y llamo hoy a estos cuatro vientos y con palabras de fe, grito “¡Ven, oh aliento de vida y trae vida!” Ahora, oh Señor, viste nuestros huesos secos con carne, haz que nos pongamos de pie y haz de nosotros un gran ejército. ¡Oh Dios! Envía hoy estos cuatro vientos a tus iglesias. Te lo imploro en el nombre de Jesús Todopoderoso. Amén.


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