Sunday, August 25, 2013

Aug | 25 | Aviones, trenes y automóviles

CONFIANZA

1 Tesalonicenses 2:17-18  
Nosotros, hermanos, luego de estar separados de ustedes por algún tiempo, en lo físico pero no en lo espiritual, con ferviente anhelo hicimos todo lo humanamente posible por ir a verlos. Sí, deseábamos visitarlos —yo mismo, Pablo, más de una vez intenté ir—, pero Satanás nos lo impidió.

Aviones, trenes y automóviles

Lo que el realmente quería era pasar el Día de Acción de Gracia con su familia. Lo que consiguió fue pasar tres días con el pavo”. Así dice la coletilla de esta comedia realizada en 1987 con la actuación de John Candy, un detestable vago vendedor ambulante de aros para cortinas y Steve Martin, un inmaculado y nervioso ejecutivo de publicidad. Esta historia utiliza los horrores de viajar para revelar cómo pueden las circunstancias unir dos almas solitarias. Una de ellas tan nerviosa que no puede ver su soledad a través de las estrechas hendiduras de su alma, y la otra tan herida y en estado de negación que le duele reconocerlo.

Los dos personajes principales del filme son más parecidos de lo que ellos piensan, y afortunadamente el curso de los acontecimientos los reúne de modo que puedan aprender a ver con más profundidad y al hacerlo, ser liberados, sanados, ayudados y finalmente encontrarse unidos. Pienso que Dios es así, en otras palabras, utiliza todas las cosas para alcanzar Su propósito, incluyendo los aviones, los trenes y (especialmente en mi vida) los automóviles. Pues odio que otras personas me ayuden y Dios lo sabe y crea las circunstancias de modo que ¡tengo que recurrir a la ayuda de otras personas! ¿Por qué tengo este problema con la ayuda de otras personas? Bueno, se debe a que me siento tan vulnerable y también tan en deuda con el que me ayuda ¡y de nuevo tan enojado por no poder hacer nada! Sin embargo, Dios siempre parece hacer caso omiso y desestimar estos sentimientos míos, ¡incluso no los toma realmente en cuenta! “¿Como hace Él esto?” Podrían preguntar ustedes, y yo respondería: “Lo hace permitiéndome comprar automóviles que se descomponen públicamente en el momento menos apropiado”. ¡Que les parece eso para culpar a Dios!

La palabra “impedir” en nuestro versículo de hoy es la traducción de la palabra griega “enkopto” que significa literalmente “cortar algo” y se utilizaba como “impedir” a las personas al “cortarles el camino” y por lo tanto “detenerlas” innecesariamente. Entonces, si no soplan los vientos y los veleros no navegan; o si el automóvil no arranca y esto te desespera; o si viajar en avión se torna difícil y debes cancelar tu vuelo, y algo similar te ocurre en el tren… entonces amigo mío, quizás, solo quizás, ¡Satanás te esté obstaculizando el camino! Tal vez está interfiriendo en tu agenda y en los planes que tú tenías. Esta vez no es Dios quien te está restringiendo, o haciéndote retroceder, oh no, ¡es el enemigo quien está tratando de detenerte!

Nos encontramos en una batalla, y ciertamente enfrentamos resistencia una y otra vez, sin embargo amigos, ¡no importa! Sí, cuando esto ocurre ¡les digo que no importa y no se preocupen! Pues incluso si tu alternador está poseído por el diablo o tu mecánico no entiende muy bien las matemáticas, Dios todavía tiene el control y está desarrollando Sus propósitos supremos de amor. Amor por ustedes y por los demás. Puede parecer que Satanás está destruyendo tus planes de viaje ¡pero Dios los está ‘componiendo’ para bien! Créelo.

Entonces, si encuentras que la carretera por la que viajas esta mañana está en reparación, y ves a Satanás con un casco en la cabeza y un pico y una pala en las manos, burlándote mientras tú golpeas con los puños el volante, no te dejes abatir. Observa cómo Dios con toda tranquilidad llega a la carretera y coloca su propia señal que dice: “Camine con cuidado, porque la verdad, ¡es que es tu Padre Soberano quién realmente está haciendo Su trabajo aquí!

Reflexiona: “Para los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, para los que conforme a su propósito son llamados” Romanos 8:28(VRV)

Ora: Imparable, Todopoderoso y siempre amante Padre. Incluso si hubiese una sola rueda en mi carro, Tú oh Señor, me llevarás a donde Tú quieres que yo esté. Entonces cálmame, enséñame y ayúdame hoy, te lo ruego en el nombre de Jesús. Amén.


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