Tuesday, November 19, 2013

Nov | 19 | El Resplandor

SAGRADO

Éxodo 3:5  
“No te acerques más,” le dijo Dios. “Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa.”

El Resplandor

Fue en un día como hoy de 1863 que Lincoln dio su famoso discurso de Gettysburg. En los complejos tiempos que la guerra civil trajo al Norte, Lincoln fue llamado para honrar a los soldados que lucharon y murieron en Gettysburg. Mientras inauguraba un cementerio conmemorativo en un área del sangriento campo de batalla, diciendo que era oportuno y apropiado que hicieran eso, honró el sacrificio de ellos, diciendo: “Pero en un sentido más amplio, nosotros no podemos dedicar, ni podemos consagrar, ni podemos santificar este terreno. Los valientes hombres, vivos y muertos, que lucharon aquí, lo han consagrado ya muy por encima de nuestro poder de añadir o restarle algo”. Lo que dice Lincoln es que la sola acción y sacrificio de la batalla, ha asegurado para siempre en la historia, la sagrada o santa naturaleza de ese lugar.

Desde ese momento, muchos presidentes, primeros ministros, dictadores y reyes han hecho alusión a eventos y lugares fundamentales en el pasado de sus tierras y los han considerado sagrados. En menor medida, nosotros como individuos, de alguna manera, hacemos lo mismo con cumpleaños, bodas, lugares de conversión o llamado ¿y, por qué no hacerlo si para nosotros son momentos especiales y lugares sagrados, puntos de inflexión, o puntos de referencia en nuestras vidas? ¿Por qué no deberían ser sagrados? Después de todo, el mundo está lleno de “lugares sagrados”, desde Jerusalén hasta Canterbury, desde Glastonbury hasta La Meca.
Se dice que Bárbara Streisand al escuchar la canción “Holy Ground” en la toma de protesta del Presidente Clinton, quedó tan impresionada e inspirada por ella que concluyó: “Como Dios es omnipresente, luego todos los lugares deben ser sagrados. ¡Todo este planeta es sagrado! Algunos podrían extrapolar este pensamiento e ir un poco más allá y decir que: “Si Dios es omnipresente, luego Dios está en el infierno, y entonces, hasta el infierno es santo”.

En toda esta salvaje consagración, en todas estas Mecas construidas por el hombre de lugares y momentos sagrados, mi conclusión personal es que no son las acciones, o las elecciones, tampoco los eventos ni los deseos de los hombres los que hacen a un lugar sagrado. No, es solamente Dios quien hace sagrado un lugar y no es sólo Su presencia, sino el verdadero “toque” de Dios el que convierte un humilde lugar en un lugar santo. Me pregunto si el mandato de quitarnos los zapatos en presencia de dicho toque es sólo un símbolo de respeto y recogimiento, ¿o si también será una invitación a ser parte de Su Santidad y tocar el mismo lugar que Dios está tocando?

Entonces, les puedo decir que cuando Dios está tocando y habitando un lugar temporal, es ahí y entonces que se convierte en suelo santo. ¡En este sentido, los lugares son santos, en este sentido las personas son santas! Querido amigo Cristiano en todos los lugares de este mundo: tú eres santo porque Dios está en ti. Tú eres el templo del Espíritu Santo. Dios está en ti. ¡Tú eres santo! Juntos, nosotros la iglesia, como un cuerpo no como un edificio, constituimos la presencia manifiesta y Santa de Dios en este mundo. Somos santos porque Dios está con nosotros. Quizá la gente debiera quitarse sus zapatos cuando se acerca a nosotros, pues donde pisan y tocan, ¡es verdaderamente suelo santo!

Entonces, amigo santo, ¿cómo estás viviendo hoy? ¿Consagrado? ¿Apartado, sin mancha, resplandeciente? Permíteme animarte, hermano y hermana, a que en cada lugar que pise hoy tu pie, dejes una huella de destellante santidad, ¡para que todo el mundo la vea!

Reflexiona: Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propio; pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo. Como hijos obedientes, no se amolden a los malos deseos que tenían antes, cuando vivían en la ignorancia. Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; pues está escrito: Sean santos, porque yo soy santo. 1ª Pedro 1:13-16

Ora:
Toma mi vida y que sea consagrada, Señor, a Ti.
Toma mis momentos y mis días; haz que fluyan en alabanza sin fin.
Toma mis manos y haz que se muevan con el impulso de Tu amor.
Toma mis pies y haz que sean veloces y hermosos para Ti.
Toma mi voz y hazme cantar, siempre, sólo para Ti.
Toma mis labios y haz que se llenen de mensajes de Ti.
Toma mi plata y mi oro, no me reservaré ni una moneda.
Toma mi intelecto y utiliza todo en mí, como Tú quieras.
Toma mi voluntad y hazla tuya; no será mía ya más.
Toma mi corazón, es de tu propiedad; Será tu trono real.
Toma mi amor, mi Señor, derramo a Tus pies lo que he atesorado
Toma mi ser, y seré por siempre, solo y todo para Ti.

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