Tuesday, November 26, 2013

Nov | 26 | Los emprendedores y los ambiciosos, y los reyes dadivosos

VALOR

Job 1:21 
“Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo he de partir.”

Los emprendedores y los ambiciosos, y los reyes dadivosos

La ventas de enero en mi tierra natal, Inglaterra, con frecuencia producen un gran ajetreo de actividad y gastos cuando los niños y los adolescentes cambian su dinero de Navidad (el cual les ‘quema’ y les ‘pesa’ en sus pequeñas manos), por ‘cosas’ envueltas en papeles que prometen horas de placer. Mamá también está de compras buscando tantas ofertas como pueda encontrar y papá está en el almacén del ‘hágalo usted mismo’ para comprar otra herramienta que difícilmente utilizará alguna vez, y luego, comenzará otro proyecto sobre el cual su esposa lo fastidiará por los próximos seis meses. Ah,... ¡el tiempo de las ventas! Uno puede sentir la piel de gallina tan sólo de pensar en las ofertas, ¡y la boca seca y los pies adoloridos también!

Las ventas de ‘después de Navidad’ palidecen por insignificantes al lado de las ventas ‘después del Día de Acción de Gracias’. Lo llaman “Viernes Negro” y es como una manada de bestias salvajes bajo los efectos de las ‘metanfetaminas’ cubriendo y saqueando los pasillos repletos de mercancías rebajadas. Incluso la Radio Cristiana se une a todo esto insistiendo en pasar las canciones navideñas desde ahora hasta el Año Nuevo, para que uno entre en el ánimo de la ‘caza de regalos’. ¡Qué Dios nos ayude!

Y sin embargo, continuamos adquiriendo todas estas ‘cosas’ a pesar de que nos consume tanto tiempo. Debes trabajar en un empleo que quizá no te agrada, para pagar por cosas que quizá no necesites en realidad, para conseguir algo de paz que no puedes realmente disfrutar, porque estás preocupado por cómo vas a pagar por las cosas que, en realidad, no podías permitirte. Además, cuando las llevas a casa te das cuenta de que no funcionan y necesitas cambiarlas con la garantía, y tratar de hacer eso sin complicaciones convertiría a Ghandi en Gengis Kan en el mostrador de atención al cliente, el cual de todas formas tiene un nombre inapropiado, ya que se trata de otro puesto de venta donde te dirán que no está roto en realidad, sino que es incompatible con el equipo que tú tienes pero “¡gracias a Dios... porque por poco dinero extra puedes comprar uno más moderno!”.. ¡ah! y cuando estás en esos menesteres, es altamente recomendable que pagues por una garantía extendida por todo, ¡incluyendo las pilas y la bolsa plástica en la que vas a transportar tu tesoro a tu casa! Luego, mientras el aire fresco y el sol nos atraen hacia afuera, finalmente nos sentamos, rodeados por nuestras ‘cosas’, mirando dentro de una pantalla de vidrio o plasma, o de cristal líquido, con bocinas disonantes que nos venden más de las mismas ‘cosas’ que ya tenemos y que en realidad, no disfrutamos. ¡Es una locura total!

No hay duda de que formamos parte de un sistema que confía fuertemente en que continuemos consumiendo. Está orientado a tentarnos perpetuamente para que así lo hagamos y de esa forma, esclavizarnos con la deuda y los reclamos de las tarjetas, en todas sus formas. Esto nos roba. Esto nos mata. Esto nos destruye. ¿No se han puesto a pensar que este satánico sistema podría estar distrayendo a la iglesia de su misión y de los verdaderos valores familiares? ¡Los verdaderos valores familiares tienen poco que ver con cosas materiales! Muchos de nosotros hemos pasado ‘tiempos difíciles’ en nuestra niñez y es cierto, no queremos que nuestros hijos pasen por experiencias similares de escasez, así que nos aseguramos de que ellos nunca sufran las mismas necesidades que nosotros. Sin embargo, ¡estamos ciegos al hecho de que lo que nosotros necesitábamos en ese entonces era un milésimo de lo que el sistema y los amigos de nuestros hijos, (que además de ser muy influenciables, también ejercen mucha influencia), les dicen que en realidad necesitan hoy! Así que, padres, nuestras intenciones cuidadosas y en apariencia amorosas, con frecuencia simplemente nos ayudan a alimentar al monstruo.
Aquellos de nosotros que vivimos en el Occidente también estamos expuestos a un interesante giro de las bondades de los Evangelios, de los niños gloriosos, sanos y ricos, en forma de ‘inquisición de la adquisición’. Después de todo, ¡la abundancia es obviamente una “señal de que el Maestro está contento con nosotros!” Entonces, consigan más, y asegúrense de que sea más grande, de que tenga más brillo y de que sea más afilado de lo que el mundo jamás haya visto, para que ellos y nuestras iglesias vecinas sepan que en verdad, Dios está con nosotros. Sí... claro.
A pesar de percibir un sentimiento espiritual cálido y alegre, para no ser menos que los demás a mi alrededor, cuando el Evangelio debe ataviarse con cosas llamativas para justificar su eficacia, en realidad me deja helado y me hace sentir culpable mientras estoy sentado aquí en mi propia carencia y necesidad. Me pregunto si esta clase de Evangelio cargado de cosas llamativas que se ha ido en la dirección de Balaam, esta clase de ‘creer’, es irreal y esta búsqueda del Evangelio de la prosperidad, (que es lo que es en realidad) ¡al final podría robarnos, matarnos, destruirnos y distraernos de nuestra verdadera misión!

El problema radica en que la gran atracción de las posesiones se debe a que traen consigo una llamativa aura de poder y protección, después de todo, “si tengo mucho, cuando los momentos de necesidad lleguen, tendré suficiente para que tanto yo como las personas que amo, ¡podamos pasarla bien!” “Si tengo mucho, entonces cuando la persecución llegue, cuando el mercado bursátil despoje a todos una vez más en Wall Street, entonces tanto yo, como los míos estaremos a salvo”. “El ‘huevo’ que tenemos en nuestro nido dará sus ‘pollos’ y el techo permanecerá sobre nuestras cabezas”. ¿Permanecerá también de pie nuestro seguro de salud, contra cualquier enfermedad o necesidad desesperada de un psiquiatra? ¿Necesitaré un psiquiatra? Quizá así sea, porque a pesar de que esta manera de pensar sobre el Evangelio es muy atractiva y parece tan inteligente, me pregunto (sí, en verdad me pregunto), ¿qué sucedería si esta clase de Evangelio no fuera realmente El Evangelio, sino más bien una gran mentira para hacer que nosotros compremos más de todas esas cosas que nos estorban?

Sé honesto contigo mismo hoy y responde estas tres preguntas:

1) A pesar de todas las cosas que tengo, ¿soy feliz?
2) ¿Cuál es mi fuente de provisión y de protección y, por lo tanto, en qué creo verdaderamente?
3) ¿Le doy valor a las mismas cosas a las que Dios les da valor?


La elección es nuestra para ser ‘reyes sabios en búsqueda de Jesús’, o para ser ‘gentiles avaros y ambiciosos’. ¿Qué estás haciendo hoy? ¿Aún estás tratando de obtener paz, provisión y protección de los gentiles? Ten cuidado ¡porque podrías perder de vista tu verdadera fuente de provisión, protección y paz!

Reflexiona: "¿Qué comeremos?" o "¿Qué beberemos?" o "¿Con qué nos vestiremos?" Porque los gentiles buscan todas estas cosas. Mateo 6:31-32

Ora: Padre, ayúdame para que no me preocupe tanto por las cosas, sino para que busque Tu justicia y Tu Reino, todos y cada uno de mis días. Muéstrame cómo vivir mucho más, con mucho menos. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

 

No comments:

Post a Comment