Sunday, February 9, 2014

Feb | 09 | De caricias fantasmales y susurros desde la tumba

LIBÉRATE

De caricias fantasmales y susurros desde la tumba

Juan 10:7-10
Por eso volvió a decirles: “Ciertamente les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí eran unos ladrones y unos bandidos, pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.” NVI

El patrocinio es un elemento histórico en la Iglesia de Inglaterra y en la Iglesia Presbiteriana de Escocia que, en realidad, proviene de la Iglesia anterior a la Reforma. Muchas parroquias tienen un patrocinador (individual o grupal) quien, en el caso de que se produjera una vacante pastoral, ejerce su derecho de presentar un candidato a la congregación para su consideración. Si la congregación no acepta al candidato propuesto por el patrocinador, la congregación tiene la opción de llevar adelante una acción civil en contra del patrocinador o de dejar de estar bajo su jurisdicción legal, en otras palabras, retirarse de las instalaciones de la iglesia del patrocinador, del lugar de reunión y del alojamiento pastoral. Cuando una congregación o congregaciones hacen esto, se dice que hubo una secesión.

Los patrocinadores o administradores de las iglesias generalmente se presentan como una persona, o un cuerpo, ‘bajo la guianza de Dios’ y de acuerdo con la ley actúan en beneficio de las parroquias que representan, para asegurar que se lleven a cabo las designaciones correctas en ellas, y así cumplir con las intenciones originales de los benefactores, los fundadores o la organización. Las congregaciones pueden llamar a estas ‘buenas intenciones’ del patrocinador Simonía, Amiguismo, o control. De cualquier forma, lo que esto hace en esencia, es que priva a la congregación del derecho de llamar, considerar y designar al ministro que desea. El sistema, bajo la apariencia de un patrocinio, se reserva el derecho de mantener su interés, histórico, financiero y también sobre la propiedad actual de la parroquia, iglesia u organización.

Mi dirección actual es Williamsons Quay, Kirkcaldy, Fife, Escocia. La placa en la pared afuera de nuestro departamento dice: “Sitio perteneciente a la Iglesia St. James, 1842-1970. Originariamente Iglesia de Secesión, en la calle Cowan. Último Ministro: Rev. John Williamson”

En el siglo XIX muchas Iglesias se separaron de la Iglesia de Escocia, entre otras razones por el asunto del patrocinio. Actualmente, yo resido sobre el polvo de St. James. Parece ser que, en algún punto, la congregación se unió nuevamente a la Iglesia de Escocia y al hacerlo perdieron su edificio. Según cuenta la historia, el edificio en algún momento fue considerado inseguro y, como no había dinero para las reparaciones, la congregación fue expulsada y el edificio y la tierra se destinaron para su demolición y venta; el dinero obtenido fue destinado a causas consideradas importantes. El Rev. John Williamson tenía algo más de ochenta años en ese momento y no lo aceptó, diciendo básicamente que el informe sobre el edificio era un fraude. Él y su pequeña congregación de 25 personas fueron igualmente desalojados de la propiedad en disputa y al reunirse para su primer servicio al aire libre, Williamson públicamente censuró a los presbíteros por actuar ‘fuera del orden Bíblico’. ¡Me pregunto si John olió una rata financiera! Dos años más tarde, el Rev. Williamson, ya de 84 años, celebraba los servicios de la iglesia en un autobús. Murió ese mismo año y fue enterrado junto a su esposa, Celia, quien había partido de esta vida unos 22 años antes. La parte inferior de la lápida reza:

“Oh, por la caricia de una mano que se desvanece y el sonido de una voz que está callada”.

El dinero es esencialmente lo que ha dado forma a nuestras congregaciones. El dinero encuentra su poder en la posesión de cosas y lugares, y cuando se utiliza para ejercer control, eleva a estas dos cosas materiales a la categoría de tesoros muy superiores a las personas que, se supone, debe bendecir. Así que, si tus donaciones están sujetas a una correa, tarde o temprano se convertirán en un perro que te morderá. Por consiguiente, has que sus donaciones se parezcan a palomas: que sean lanzadas a los cielos y lleguen a las manos de Dios. Te serán devueltas con vida nueva. Cuando des, déjalo ir, porque cuando das con ataduras se convierte en un interés invertido y en control. Si esto es lo que deseas hacer, entonces ve a buscar una sociedad de responsabilidad limitada en donde colocar tu dinero en acciones, ¡no en la iglesia del Dios vivo!

¿Sabías que los ancianos de las Iglesias parroquiales pertenecientes a la Iglesia de Escocia tenían derecho de llamar al ejército para asegurarse de que su candidato a ministro fuera designado? Cuando la iglesia es controlada por las leyes civiles, cuando un cuerpo de administradores o patrocinadores hacen uso de las leyes de la tierra para gobernar la iglesia del Dios vivo, eso realmente se convierte en algo parecido al control que Dios equipara a una hechicería.

El dinero mueve y gobierna a la iglesia en estas islas donde vivo, y el final de todo esto es muerte. A medida que la iglesia en estas costas cristianas desaparece en el mar espumoso, y los que quedamos debemos decidir si es el dinero o el Espíritu Santo quien dirigirá a los que quedamos, puedo escuchar el llanto de la tierra y el susurro sin aliento de las colinas de Lomond viviendo el duelo por la pérdida del cristianismo, diciendo: “Oh, por la caricia de una mano que se desvanece y el sonido de una voz que está callada”.

¡Los que quedamos! Es tiempo de dejar ir a Simón y a su dinero, y de elevar nuestras voces en esta tierra una vez más. El que tenga oídos para oír… ¡que oiga! 

Reflexiona:- “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. El asalariado no es el pastor, y a él no le pertenecen las ovejas. Cuando ve que el lobo se acerca, abandona las ovejas y huye; entonces el lobo ataca al rebaño y lo dispersa. Y ese hombre huye porque, siendo asalariado, no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas. Tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas. Así ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.” Juan 10:11-16 NVI

Ora: -  Padre, libéranos en la verdadera libertad de Tu grandeza, Tu presencia, y Tu absoluta soberanía. Provee para nosotros nuestro pan de cada día y nuestras necesidades diarias. Venga Tu Reino, no el nuestro; hágase Tu voluntad, y no la nuestra. Abre nuestros labios para que cantemos Tus alabanzas y las glorias de Tu Evangelio. Levántate en mí, oh Dios, y dame el poder para levantar a Jesús delante de los hombres, para que puedas atraer a todos a Ti y que el Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo, pueda recibir la recompensa por Sus sufrimientos. Que una vez más se manifieste la mano de Jesús en esta tierra y que la voz del Evangelio cante su canción de salvación. Amén y que así sea

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