Mar | 01 | La ditirámbica destrucción que trae la desesperanza, la duda y la depresión

LUCHA

La ditirámbica destrucción que trae la desesperanza, la duda y la depresión

Habacuc 3:1
Oración del profeta Habacuc, sobre Sigionot. VRV

Se dice que: “¡Si quieres liberarte de una carga, entonces ‘encárgate’ tú mismo al Señor!” Habacuc eligió someterse al Señor y creer que Dios era más grande que sus circunstancias. Este ‘Sigionot’ es, probablemente, una forma concebida y muy específica de oración de batalla que, a su vez, tiene sus raíces en la revelación de Dios y es una declaración intencionada de fe salvaje, exuberante, rítmica y alegre, también y decididamente, una bofetada en el rostro para todo aquello que es contrario al gozo, a la paz, a la prosperidad y a la felicidad. Sigionot entonces es un ataque planeado al temor, ¡es una ditirámbica destrucción de la duda, el desaliento y la depresión! Es un collar cervical, un lifting de ojos, es levantar tu trasero quejoso y mirar hacia nuestro Gran Señor, ¡es un canto que eleva el corazón! Es la unión de voces diferentes y serpenteantes con palabras errantes, una colección coral de ditirambos arrellenados en el sonido envolvente de los instrumentos de cuerda y con las debidas instrucciones para el director musical. Habacuc 3:19: es un canto de victoria arrolladora; es una cacofonía pública de alabanza a ser cantada en presencia del pueblo que espera y adora a Dios.

Ahora bien, me estoy esforzando por comprender la maravilla de esta construcción profética de alabanza coral compuesta para un acompañamiento de varias cuerdas para enfatizar que, aun cuando en ocasiones parecieran ser las manos de Dios las que parten los nubarrones de la pesadumbre, la mayor parte del tiempo, sin embargo, tal partición de esa cobertura oscura que constituyen los nubarrones de la depresión, el abatimiento, la duda, el temor y mil atmósferas inmundas más del infierno, está dada por nuestras propias manos elevadas en alabanza. Verán, la fe es un ejercicio de la voz; así es, la esperanza que trae la paz es una tonada de un canto bien aprendido y el perfume de una expresión de creyentes en unidad. En otras palabras, mis queridos amigos, más a menudo de lo que creemos, debemos concebir nuestro propio canto ¡para liberarnos de la carga y encargarnos al Señor!

Ahora, permítanme decirles ¡que esto debería alentarnos! Está en nosotros mirar fuera de la oscura cueva de Adulam, y aun en medio del terremoto, del viento y del fuego de nuestros días, ir a nuestro escondite en el monte Horeb y cantar bajo el sol la grandeza y la bondad de Dios. Esta noche pues, algunos de nosotros, no necesitamos encontrar un nuevo canto para cantar… ¡Necesitamos escribir uno!

Reflexiona:- El que me envió está conmigo; [Mi Padre] no me ha dejado solo, porque siempre hago lo que le agrada. Juan 8:29

Ora: - Oh SEÑOR, mi Dios, en Ti me refugio; Sálvame de todo el que me persigue, y líbrame, no sea que alguno desgarre mi vida como león, y me despedace sin que haya quien me libre. Oh SEÑOR, Dios mío, si yo he hecho esto: Si hay en mis manos injusticia, si he pagado con el mal al que estaba en paz conmigo, o he despojado al que sin causa era mi adversario, que el enemigo me persiga y me alcance; que pisotee en tierra mi vida y eche en el polvo mi gloria. Selah. (Salmos 7:1-5 – Plegaria del Justo Perseguido Sigaión de David, que cantó al SEÑOR acerca de Cus, el Benjamita).

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